Santiago de Agüero. Propuesta para su portada (Parte II)
Vamos a centrarnos primero en el atuendo de los
contendientes. Ambos portan igual vestimenta y empuñan mazas o bastones. No son
espadas. En la mocheta inmediata, en la que aparece el creyente regurgitado
por el monstruo –al decir de los estudiosos- empuña por un lado una maza, bien
definida, y por el otro, una espada. El maestro sabe diferenciar esos
instrumentos y nosotros deberíamos hacerlo también. Recordemos cómo se esculpe
a sí mismo –dicen- en Biota, allí con un hacha de cantero y ya muy anciano. Se despide.
Y para señalar sin manipular, hemos marcado las estrellas, que se reparten por toda la superficie del escudo, incluso el borde. Las medias lunas del otro escudo se ven sin duda.
En el famoso capitel del palacio real de Estella con la lucha de Roldán y Ferragut, aparecen dos caballeros musulmanes, al menos sus rodelas así lo aparentan, y ahora sí, encontramos una estrella de seis puntas, pero en el centro del escudo y una única, no sembradas a voleo como en Santiago. También esa especie de flor de ocho pétalos que luce el otro guerrero en el escudo, es distintivo de las tropas musulmanas, como se puede ver en el pendón de las Navas de Tolosa, donde no aparece nada de media lunas.
En los casos que hemos estudiado al principio de este foro de
los combates a escudo y bastón en el norte de Palencia y de Burgos, ninguno tiene
distintivo y menos de musulmán contra cristiano. En la portada de Escalada, tan
silense, tan dañada, que también contiene elementos comunes con Santiago,
aparece el combate a escudo y bastón, pese a que éste aparenta más un hacha
(pudiera ser de madera) y además se acompaña de otro tema de Santiago: los
leones o monstruos devorando un cuadrúpedo.
Portada de Escalada (Burgos) |
Mismo modelo y formato, no hay más
que ver los morros de los leones.Y es que pensamos que en un tiempo tan tardío para el románico, hay ya talleres organizados, maestros reclamados desde otros reinos y se produce un mayor intercambio de modelos y de tallistas entre los reinos de Aragón y Castilla, por un “puente” natural como es La Rioja (Santo Domingo de la Calzada) Navarra (Larraona) y Alava (Treviño, etc). El infante desnudo que aparece esculpido entre aves en el interior tiene relación con Santiago de Compostela, lo que sugiere un intercambio frecuente.
Aparte de las posibilidades que hemos citado, hay otra
también razonable: estos luchadores están dirimiendo una disputa, un juicio por
motivos territoriales. Serían uno representante de los Luna, familia poderosa
en todo el territorio (Luna está a unos 40 kms.de Agüero) que edificó su propia
y valiosa iglesia y en cuyo escudo pudieran mostrarse esas abundantes medias
lunas, que ni son menguantes ni crecientes, por eso no le damos valor. Si vemos
el pendón de las Navas, logrado pocos años más tarde, no vemos ni asomo de
medias lunas, y sin embargo, su centro está ocupado por una vistosa estrella de
ocho puntas, que recuerda mucho al escudo de Estella y nada al de la portada de Santiago, no así al del interior.
Un último ejemplo de escudo musulmán cuya única y central decoración es muy similar al emblema conquistado en la citada batalla, al que lleva uno de los caballeros musulmanes de Estella y al musulmán que huye a caballo con la supuesta piedra en la mano en el interior de Santiago, lo tenemos en la galería de Rebolledo de la Torre, en magnífica foto de nuestro discreto maestro profesor Ugarte
De todos modos, si estamos ante una disputa legal o una
batalla judicial, falta ver el motivo. La disputa territorial que citábamos lo
hacíamos en base a la posible intervención de los Luna. Luego comentaremos los
estudios –que ya citamos al principio del blog- sobre los fueros aragoneses, y
especialmente al de Jaca, estudiado por el profesor Buesa (padre).
En la cara externa del capitel, hay otra prueba más de que no
es un combate guerrero. Dos hombres gesticulan amigablemente y parecen apuntar
y discutir sobre el resultado o el motivo de la pelea al otro lado. Atención al gesto del sentado, recogiendo su toga con la mano.Eso sí lo
hemos visto y estudiado cuando vimos las ordalías, sólo que aquí no hay
juramento, nadie mete la mano en la boca del león, ni parece sufrir la prueba
caldaria, tan habitual en Aragón, según cuentan los historiadores. Pero es que
estamos a finales del siglo XII y la Iglesia no quiere favorecer las ordalías,
pero la fuerza del pueblo, de las costumbres, y la falta de una organización
judicial adecuada, obliga a que los temas de honor se resuelvan “como antes”.
Pero ahora nos interesa resaltar el motivo real que puede
haber desencadenado esa batalla judicial: lo tenemos arriba, levantando la
vista hacia los seis canecillos, de otra mano menos vistosa que el maestro,
pero seguramente, miembro también del equipo.
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