ESPECTACULO JUDICIAL EN ESTELLA (NAVARRA) (parte 3ª y final)

Intentamos finalizar la propuesta de que el capitel del claustro de San Pedro de la Rúa en Estella a quien muestra es a Daniel relacionado con los combates judiciales que se juzgaban en el Palacio de los Reyes, dentro de las posibles ordalías con las que se resolvían los pleitos sin testigos ni evidencias.
A este respecto es interesante resaltar lo que dice la introducción de la ficha de la EdR referida a Estella, en donde se relata cómo el rey Teobaldo II decretaba en 1269 la prohibición de las ordalías, buena prueba -una vez más- de que se veían celebrando medio siglo después de haberlas prohibido la Iglesia.
Aspiramos a ayudar con nuestra modesta opinión a proponer que el capitel del claustro con escenas de lucha presididas con un personaje entre leones -no entre grifos ni aves- a los que sujeta por el cuello pudiera ser Daniel, al que se relaciona con juicios en las portadas.

No es Alejandro
Como habíamos dicho, el dr.Victoriano Nodar, publicó un estudio aclarando el “transporte” utilizado por Alejandro titulado “Sus cabelleras brillaban como plumas de pavo real: Los guerreros de Alejandro y las sirenas en un capitel de la Catedral de Santiago de Compostela” accesible en la web de academia.edu, (así como otros muchos valiosos trabajos del investigador gallego), donde se especifica que eran aves blancas las utilizadas, transformadas luego en grifos por corrupción de las traducciones. Los cebos ensartaban hígados de caballos, alimento básico de las aves del relato del pseudo-calístenes. Y si de asociar acompañantes se trata, son las sirenas quienes acompañarían a un posible Alejandro subiendo a los cielos y no luchadores a escudo y bastón.
Capitel de la capilla del Salvador de la catedral de Santiago con Alejandro Magno

En otro trabajo en la misma web titulado “Alejandro, Alfonso VI y Diego Peláez: una nueva lectura del programa iconográfico de la capilla del Salvador de la Catedral de Santiago”, el citado investigador vincula ese capitel de Alejandro con una advertencia al emperador de que no debe dejarse dominar por la soberbia, esculpiendo a Alejandro con las aves muy próximo al capitel que ensalza al rey como constructor de la Catedral. Al lado, los soldados de Alejandro con las tentadoras sirenas. Pudiera ser la primera representación del conquistador con aves sin cuerdas ni cebos, que se extendió luego con más fortuna por España.
Sí que puede resultar interesante indagar la relativa frecuencia con la que en las portadas románicas navarras y aragonesas figuran ambos personajes: Daniel con los leones y Alejandro con las aves. Y siempre el profeta a la derecha y el conquistador a la izquierda. Como en la portada de Agüero, en la Magdalena de Tudela y otros más.  En Sangüesa la alusión a la justicia es más directa: en lugar de Daniel figura Salomón, muy cerca del condenado Judas Mercator. Respecto a otros lugares, no deja de ser significativo que en la maravillosa portada de Antelami en Fidenza, al tiempo de la orgullosa presencia de Alejandro en la fachada, uno de los temas claves de su escultura es la historia de Daniel.  Hay que estudiar esa pareja.
Para no llenarnos de ejemplos en los que siempre son aves y nunca leones los que acompañan a Alejandro en su vuelo podemos consultar en flirck una espléndida colección de imágenes coleccionadas, entre otros, por la propia Julianna Lees y Petrus Agricola, o Peter, siempre con las mejores fotografías.
En este grupo de Flirck aparecen más de cien muestras : (Alexander’s flight to heaven) 
https://www.flickr.com/photos/28433765@N07/albums/72157649824207181
También este grupo (Romance of Alexander)
Y finalmente, un largo e ilustrado artículo de Julianna Lees “ Representations of the Fantastical Adventures of Alexander the Great in Romanesque and pre-Romanesque Art”, descargable en internet, en el que podemos ver la variedad de cebos para las aves-grifos desde una especie de cochinillos enteros hasta jamones, tal cual (en una miniatura persa).
Capitel de la catedral de Basilea (Suiza) con la Caída de los protoplastas al lado de la Ascensión de Alejandro

Julianna Lees incorpora una información respecto al capitel de Basilea (Suiza) en el que aparece una clara Ascensión de Alejandro, haciendo esquina con la caída del Paraiso. Contra lo que pensamos habitualmente, que la relación se establece en base al pecado de la soberbia en ambos episodios, su trabajo va por la via de que según un escrito del siglo XII Alejandro sería encarnación del diablo que se rebela contra Dios y por tanto su aparición en esta escena sería por su equiparación al diablo enroscado en el árbol. La Iglesia lo consideró en algunos tiempos como el Anticristo. Esa misma proximidad se produce en el mosaico de Trani, del siglo XII, y en el de Otranto la cercanía es a la Torre de Babel, otro prototipo de la soberbia, así que lo dejamos para opinar. En la Historiae adversus paganus escrita en el siglo V, Orosio reprende a los cristianos mencionando el orgullo de Alejandro por lo que la alusión sería anterior a cuando dice Julianna. Por otro lado, varios autores señalan que la ubicación de las figuras apoteósicas de Alejandro en las fachadas (caso de Fidenza o Venecia) tenían una función apotropaica. En esta magnífica web puede encontrarse buena info como la foto que adjuntamos:
Mosaico de Trani con la Caída junto a Alejandro.

Fachada de Sant'Antimo en la Toscana con relieve romano
 Sabemos que en la Edad Media, las figuras procedentes del mundo clásico eran consideradas como ídolos y en consecuencia se colocaban en las fachadas a fin de alejar a los diablos por su valor apotropaico. Cuando hemos visitado Sant’Antimo, por ejemplo, en la Toscana, su fachada aparece con esculturas romanas sin relación con un templo cristiano. Lo mismo ocurre en Modena, cuyos voluminosos relieves colocados en lo alto del tejado de la iglesia (los originales están en el museo) como el hermafrodito, tenían una función similar, para ahuyentar diablos y proteger el templo.

fachada de Sant'Antimo con relieve pagano


No es el Señor de los animales

La otra posibilidad que debemos descartar es que se trate del Señor de los Animales. Esta opinión ha sido y es muy socorrida cuando encontramos un humano interactuando con fieras, habitualmente simétricas a ambos lados y es recurrida para no reconocer que no se sabe su sentido, como la manida “lucha del bien contra el mal” que en este mismo capitel podemos asignar a alguna de sus caras. 

La tesis de Olañeta dedica una docena de páginas a desmontar esa visión nacida no hace muchos años a partir del hallazgo en una excavación de una pieza con ese formato, lo que inhabilita a los escultores románicos para conocerlo puesto que entonces estaba oculta. Las tablillas donde apareció esa figura y narración sobre Gilgamesh fueron descubiertas en Mesopotamia hace menos de un siglo y difícilmente podrían haber inspirado a los autores del siglo XII. Sin embargo, que lo utilizaran erróneamente desde Mâle a Baltrusaitis atrajo a sucesivos investigadores en esa línea. Pero “una cosa es que en diferentes culturas de la Antigüedad se adorara a divinidades que, por tener entre sus atribuciones el dominio sobre los animales, se les representara entre bestias y, por tanto, fueron susceptibles de ser incluidos en el tipo “señor de los animales” y otra muy diferente que el motivo representado en una obra románica determinada sea el Señor de los animales, deidad o personaje inexistente”, puntualiza el investigador.
 “Aplicado a la Edad Media, el Señor de los Animales carece de sentido, pues no corresponde a ningún personaje bíblico, ni vinculado con el culto cristiano, ni conocido en la sociedad del momento. A ningún escultor altomedieval le fue encomendado que plasmara al “señor de los animales” y mucho menos a Gilgamesh”, aclara Olañeta.
 Una cosa es el “modelo” y otra el “tema”.
Parece claro, a ojos de legos como quien esto escribe, que en una mentalidad cristiana inspiradora de la escultura en un enclave románico, no van a utilizar un tema de origen pagano. Que, como en el caso de la lujuria, se tomara una imagen de una diosa de la fertilidad para “cristianizarla” como tema de castigo a la lujuria, es decir se tomara el “tipo” para crear una nueva representación, no significa que el “tema” de la mujer mordida por serpientes representara antes a la lujuria. Los creyentes ven diabólicas serpientes que muerden a la mujer pecadora y los infieles veían regeneradoras serpientes que mamaban de la madre Tierra.
El exitoso estudio de Francesca Español “El sometimiento de los animales al hombre…la Ascensión de Alejandro y el Señor de los animales en el románico español”, tiene el valor de ser una primera aproximación a esas figuras, pero se han incluido bastantes casos que no lo son, al haber contado como “Alejandro” incluso figuras escoltadas por leones, lo que lleva a una confusión con el Señor de los Animales y Daniel. “Las representaciones que muestren a hombres en pugna con las bestias, sometiéndolas, habrá que considerarlas figuras de todo lo contrario: superación del pecado y triunfo del bien”, dice la autora. Esto  parece aplicarlo a la cara sur del capitel que tratamos, en donde insiste en ver a Sansón duplicado.
Cara sur del capitel de San Pedro de la Rúa con dos figuras dominando monstruos con única cabeza, posible figura del dominio de las pasiones.

 Para nosotros es el dominio de las pasiones. La mejor muestra de ese “control de las pasiones” la tenemos en el capitel de San Isidoro de León, con el triple Sansón que, a nuestro juicio, pudiera representar el control de tres pecados insinuados por las figuras: la soberbia, la lujuria y la ira, destinados a advertir al rey en el crucero del templo.
Capitel del crucero de San Isidoro de León con tres figuras dominando leones

Entiendo que esa concatenación “soberbia-ira-combate contra el mal“ que se quiere ver en este capitel resulta muy forzado.
Mientras comenta que el Alejandro de San Marco de Venecia lo entiende Grabar como apotropaico por su origen bizantino, donde tiene más aspectos positivos, el cristianismo lo utiliza como negativo y por ello aparece junto al pecado de Adan y Eva  no sólo en los mosaicos de Otranto y Trani sino también en el capitel de la catedral de Basilea. Uno de los ejemplos alejandrinos que propone son los timpanillos de Olorón Sainte-Marie. Sin entrar a analizarlos más profundamente, creemos que no son ni Daniel ni Alejandro.  El daniel tiene nimbo crucífero, que ninguna escultura del profeta lo lleva, y los animales que flanquean a Alejandro tienen alas pero son leones e intentan lamer al humano, incompatible con los grifos o las aves. Ambos son recreaciones modernas y contra las opiniones “canónicas”, Carmen Baena en Arquivoltas.com propone que representan a la religión triunfante y la religión amenazada. Luego,  la dra. Español incorpora varias propuestas novedosas para ese momento, como el que es considerado Daniel de la portada de Cervatos, erróneamente interpretado como Alejandro y fijado de nuevo como Daniel con posibilidad alta en la tesis de Olañeta.
Capitel derecho de la portada de El Salvador de Agüero con Daniel como obispo. El pendant es Alejandro
 Respecto a la portada del Salvador, la parroquial de Agüero, debemos suponer que ha manejado malas fotografías porque confunde a un Daniel-obispo a la derecha, con Alejandro y el pendant, que probablemente sí lo es, que recuerda al de Santiago de Agüero, no lo ve como Alejandro.
 Para no perdernos más, nos centramos en lo que entiende Francesca Español en el capitel de San Pedro de la Rúa, en parte recogido por Clara Fernández Ladreda: “En la cara interior del mismo vemos a Alejandro flanqueado por dos grifos a los que agarra por el cuello. El rey está sentado y los animales posan sus patas delanteras en su regazo….sigue con las escenas de la discordia y al otro lado los guerreros con túnica y escudos que se enfrentan a sendos animales fantásticos. En la cara contraria a la ocupada por Alejandro se ha recurrido a la imagen doblada de Sansón venciendo al león.” Más adelante razona: “La Ascensión constituiría imagen de la soberbia y la discordia de la ira. Aunque esta última puede ser a su vez, consecuencia de la envidia. Recordemos, en este sentido, que la lucha de Cain y Abel puede ejemplificar a la vez ambos vicios”. 
Cara norte del capitel con Daniel Sujetando por el cuello a los leones en postura heráldica que ponen las patas sobre las rodillas del profeta.
Nosotros, con toda humildad, no compartimos esa cadena tan sutil. En apoyo de esa tesis, no obstante, podemos mencionar –porque hay inscripción-la entrada a la abadía de la Sacra de San Michele, tristemente noticia estos días por el incendio sufrido, una de las vistas más bellas del Piamonte italiano.
En su entrada hay un capitel con lucha casi ritual pero los que destacan a su lado son  la muerte de Abel y Sansón derribando el Templo (con un jabalí a los pies, símbolo de la ira), tres ejemplos de violencia. La inscripción dice: …VS EST PACIS / CAUSAS DEPONITE L…que es entendida como: HAEC DOMVS EST PACIS /CAUSAS DEPONITE LEGIS, o sea, “esta es casa de paz, deja fuera los pleitos”. Mensaje genérico muy adecuado a tal retiro, pero que no podemos equiparar a lo que se pretende extraer de la imagen de Alejandro: la soberbia que engendra la ira que se desencadena por la envidia...
Sansón derriba el templo junto a escena de advertencia contra la violencia (de Marisa Uberti.www.duepassinelmistero.com 

Los argumentos de Olañeta para mostrar la evolución del concepto del Señor de los Animales, que llevó a los investigadores a descartar como Daniel a todos los personajes que sujeten leones con cuerdas, resultan muy convincentes, remontándose a su representación en las pinturas de las catacumbas. Y hace una observación muy necesaria para este tipo de representaciones “duales”: “El ser humano, como consecuencia de que su sistema de visión y percepción es particularmente sensible a la simetría bilateral, vincula de forma sistemática e inconsciente la simetría con la belleza, hasta el punto de que hay quien se plantea que los primeros bifaces tallados en el Paleolítico respondían a una preocupación manifiestamente estética, o que según varios estudios científicos, los rostros más simétricos resultan más atractivos y son un elemento que se considera a la hora de buscar pareja…En el arte romano y paleocristiano son innumerables los ejemplos en los que se recurre a la simetría y que no tienen nada que ver con modelos orientales. El gusto y tendencia a la simetría no es un invento mesopotámico, sino el resultado de la evolución humana, y por tanto, consustancial con la especie homo sapiens.”
No hay más que darse un paseo por el claustro bajo de Silos para reparar en que la belleza que aquello transmite tiene mucho que ver con la simetría, añadimos nosotros.
También es crítico con el exceso de atribución a tejidos orientales en la imagen simétrica de Daniel con los leones. Tan sólo parece que la posición rampante o invertida y la interacción con Daniel pudiera relacionarse con esos modelos bizantinos, caso de San Pedro de la Nave. “En consecuencia –termina el autor-el tema de Daniel ni tiene origen oriental, ni deriva del Señor de los animales, ni está inspirado, salvo algunas excepciones poco importantes, en los tejidos orientales”.

Pero no debemos dispersarnos en un tema tan atractivo y hemos de volver al capitel del claustro. Creemos haber dado pruebas para demostrar que no es Alejandro y nos resta “demostrar” que es posiblemente Daniel.
Para Olañeta el tipo de identificación de Daniel en el VII-e de su tesis: “interactuando con los leones-cogiéndolos por el cuello”. Ocurre que en el de Estella no lleva libro ni elemento que lo identifique, salvo los leones a sus lados que apoyan sus garras en él, mostrando sumisión y el hecho (para nosotros significativo) de que aparezca en un capitel con diferentes escenas relacionadas con juicios de Dios. En cualquier caso, hasta que  Olañeta no publique un estudio de este y otros posibles nuevos Danieles que no figuran en su tesis, habrá que tener reservas con lo que creemos ver.
Uno de los aspectos que contempla la tesis citada es el uso de Daniel como alegoría del Juicio Final. Siguiendo a Angheben añade que “la lucha entre el Bien y el Mal es inherente a la historia de Daniel” y por ello es frecuente su presencia junto a imágenes de San Miguel o de Sansón. “En ocasiones –sigue Olañeta-también se puede mostrar este combate contra el Mal mediante la presencia junto a Daniel de escenas de lucha entre púgiles o combate de caballeros, máxime si se encuentran acompañadas de figuras de claro sentido maléfico como seres híbridos o el castigo de pecadores”- Y aquí menciona la portada de Yermo, en la que además de Daniel y el castigo a los conspiradores, hay enfrente una lucha (con mediadora) de caballeros y un tímpano con el mensaje de la lucha del Bien contra el Mal.
Precisamente en la Magdalena de Tudela podemos encontrar entre los capiteles de la portada, igual que hemos visto en Agüero, a Daniel entre los leones y un inequívoco Alejandro.
Capitel derecho de la portada de la Magdalena de Tudela. Daniel
capitel izquierdo exterior de la Magdalena.Tudela.Alejandro


Un apartado completo dedica la tesis a la relación que aquí proponemos:
Daniel y la justicia.
“Se ha relacionado el capitel de Daniel entre los leones en el deambulatorio de San Saturnino de Tolosa con una cesta situada en el mismo ámbito, en la que aparecen dos hombres luchando con bastón y escudo, acompañados de otros dos personajes. El mismo ha sido interpretado por Quitterie Cazes como un duelo judicial a un juicio por combate” dice Olañeta.

La interpretación que hace la gran investigadora –quizás como lo hace Besson y tantos otros- es como la condena de la violencia por parte de la Iglesia, aun dentro de la aplicación de la justicia.
Capitel de Daniel entre los leones en el deambulatorio de St.Sernin de Toulouse
Capitel cercano al de Daniel en el deambulatorio de St.Sernin de Toulouse con una escena de combate posiblemente judicial a escudo y bastón, sin protecciones y con dos soldados con lanzas como custodios o testigos


Desde hace un año que venimos siguiendo la huella de las escenas ordálicas a partir del estudio de Beatriz Mariño, hemos encontrado abundantes muestras tanto en Castilla, como en Aragón o Navarra. Y en Francia. En esa misma idea de que la Iglesia mostraba los combates para condenarlos, también hemos de admitir que estaba marcando los lugares de juicio y pruebas judiciales cuando se celebraron en los templos. En Frómista pudimos opinar que el capitel de la Orestiada era un alegato contra las venganzas legítimas en el contexto del derecho familiar, cuestión que los monjes de Cluny querían desterrar. Que fuera esa la intención final es razonable, pero la abundancia de estas escenas pudieran indicar que, como suele hacer la Iglesia, se trataba de intervenir en esas ceremonias para luego ir transformándolas hacia una justicia más moderna, la de las pruebas judiciales y la pesquisa, eliminando la apelación al juicio de Dios que querían los feligreses, “como siempre había sido”. En ese sentido iba también nuestra propuesta de que en Frómista se esculpen pruebas caldarias y otras, para condenarlas.
La aparición de Daniel junto a estas escenas ordálicas es entendido por Olañeta como la prevalencia del juicio de Dios sobre la justicia terrenal, aunque hay cierta contradicción con la opinión de Cazes: la justicia divina era entendida siempre con riesgo físico para el acusado o su delegado. Precisamente la esencia de la ordalía es que alguien resultara ileso por designio de Dios. Y los clérigos de la época sabían que eso era una aberración: conocían las manipulaciones, las trampas y los errores. Quizás la representación de Daniel vehiculara las ordalías hacia una justicia de los hombres, para ofrecer a los fieles una imagen sagrada del oficio humano de los jueces. Como un paso intermedio entre la divinidad con su designio oculto y la justicia humana con pesquisas y pruebas judiciales. De ahí que sea frecuente la presencia de un personaje barbado, en postura noble, a veces meditando mesándose las barbas, con bastón y piernas cruzadas, que sería el juez humanizado que sugería a Daniel, como hemos ido viendo en Navarra y Castilla.
Daniel en la base del parteluz del Portico de la Gloria

Uno de los ejemplos más conocidos de Daniel cogiendo a los leones por el cuello lo tenemos en la base del parteluz del Pórtico de la Gloria, donde los leones abren unas enormes bocas, que según Boto y otros investigadores tienen que ver con los conductos de sonidos y vapores del subsuelo para crear la atmósfera adecuada para impresionar a los asistentes a los juicios de Dios que quizás se celebraran allí. Y como señala Olañeta, en ese mismo Pórtico hay dos personajes desnudos metiendo las manos en la  boca de monstruos a la manera de los juramentos (en falso, pues están condenados) que veíamos en Palencia, señalados por Beatriz Mariño.
No olvidemos que, como en grandes portadas francesas, el Juicio Final esculpido en sus tímpanos sugiere la celebración de juicios civiles bajo esas portadas.
Terminamos las citas a la tesis de Olañeta: comenta cómo en la documentación judicial de la Alta Edad Media, se sitúa los juicios “sedentem inter leones”, expresión que justificaría por un lado la abundancia de leones en las portadas y por otro la propia figura de Daniel  como lugar de la audiencia judicial. “De esta forma –dice el estudioso-la escena de la condena del profeta al foso se convirtió en un paradigma de la justicia”.
Cara este del capitel con el combate de guerreros (¿clérigos?) conxtra monstruos

cara oeste del capitel con la lucha a cuerpo y el combate a escudo y bastón separados por un león sedente de doble cabeza






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