UTILIDAD DE LO APOTROPAICO ( Y 2)


Los estudios de Vauchez

Nos hemos alejado de nuestro objetivo y hemos de regresar a encontrar la justificación de la inexistencia de cementerios al inicio del románico y la imperiosa necesidad que se desata desde Roma de que los fieles deben ser enterrados en sagrado, lo que une sin excusa la iglesia románica y los enterramientos. Y para proteger a todos esos antepasados se colocan mensajes anti-diablo, elementos apotropaicos que informen al acosador maligno que alguien se ocupa de aquellos difuntos, que no están a su merced, y al tiempo los usuarios se reconfortan por esa protección.
André Vauchez en su obra “Los laicos en la Edad Media. Prácticas y experiencia religiosas” se refiere a Francia, pero no será muy diferente a nosotros en lo que respecta a los cementerios.
Detalle del diablo vigilante en la cumbre de Santa Marta de Tera.

El paso gradual del paganismo al cristianismo significa la obliteración de éste sobre las supersticiones y tradiciones que vienen desde la antigüedad, especialmente en el campo, y el mantenimiento de aquello –protección de las cosechas, de los hogares, de los animales y las personas- que había resultado eficaz. “Si el Dios de los cristianos les procuraba la victoria sobre sus adversarios, por qué no reconocer su superioridad y adherirse a su culto?” dice Vauchez.
 Si los amuletos en forma de sexo se habían revelado eficaces en la dominación romana, los signos anti-diablo como las muecas, los laberintos, el sexo, la propia imagen del diablo, todo ello tenía la misma función de proteger, ¿tan difícil sería convencer al nuevo pastor, que casi siempre procedía del propio pueblo, de que no se invocaba con ello al Maligno, sino todo lo contrario, se le ahuyentaba? No hace falta recordar aquella recomendación del Papa a quienes iban a  cristianizar Irlanda de que no talaran el árbol bajo el que danzaban y comían los habitantes del campo, sino que colocaran con la aquiescencia de los parroquianos una imagen de la Virgen o de un Santo en una rama para  convencerles luego de que lo que adoraban no era al árbol sino a un personaje divino que iba a ser también eficaz protector. Todo ello con mucha delicadeza no fueran a talar ellos lo que no era el árbol.
Intrigante canecillo (no está roto) de un objeto en el alero de Santa Marta de Tera, junto a un león que vuelve la cabeza

Sigamos con el artículo citado, en el que se insiste en la frecuencia del uso de las reliquias como sanadoras y protectoras. Entre el Dios lejano y enigmático y los recién convertidos, había unos intermediarios, los santos, cuyas reliquias se difundían profusamente, y antes los ángeles, como San Miguel, tan presente en las torres de muchas iglesias románicas. Tan alto, que estaba más cerca de Dios. “Se podría ver en los santos cristianos, simples sucesores de los dioses del paganismo, mutación religiosa  con la destrucción de los bosques sagrados, fuentes y lagos desacralizados sustituyendo la veneración de las fuerzas naturales por la nueva relación entre lo divino y lo humano con la intermediación de los santos humanos.  El poder de las reliquias se transmite a los objetos que han estado en contacto con ellas: el aceite del santuario, telas puestas en la tumba, etc.”

“La ola de sepultura junto a los santos condujo a hacer de la iglesia un lugar de enterramiento y contribuyó a reintegrar los difuntos en el espacio habitado. En el cristianismo medieval los muertos no están jamás lejos de los vivos y esperarán en medio de ellos el dia de la resurrección final.”
Relieve de carácter sexual, quizás procedente de un edificio anterior en Santa Marta de Tera (Zamora) sobre el cementerio

Trata al final el tema de las Rogativas, a partir del siglo V. implorando a los santos protección contra los males de la estación. Se usan cruces y campanas. “Purgan los fieles la atmósfera de la presencia nefasta del diablo que, como todos saben, es el origen de las tormentas; los cánticos participan igualmente en el proceso. (Para nosotros –añade-decimos que con el canto Sancte Deus, sanstefortis, sanste et demortaliz miserere nobis, los demonios se alejan) y restablecen la armonía en el cielo. En numerosas comunidades rurales hasta época reciente, había hombres que estaban especialmente retribuidos por la comunidad para hacer sonar las campanas al aproximarse nubes negras portadores de hielo.”
Lugares de inhumación y espacios consagrados

Este interesante artículo, subtitulado “El viaje del Papa Urbano II en Francia entre Agosto de 1095 y Agosto de 1096” firmado por Elisabeth Zadora-Rio forma parte del libro de Vauchez “Lieux sacrés, lieux de culte, sanctuaires”.
Dice Vauchez en la introducción que “un templo será a veces construido sobre el sitio o a proximidad inmediata de un lugar sagrado, pero no será debido a que ese emplazamiento es sagrado. Al contrario, es el carácter sagrado del emplazamiento el que provoca la erección del santuario”.
Canecillo de dama exhibicionista en S.Esteban de Corullón (León) en postura muy próxima a a sheela-na-gig

Entrando al tema, distingue la investigadora tres etapas en la formación del cementerio cristiano: la primera es la constitución alrededor del lugar de culto que viene siendo respetado desde antiguo, de un perímetro para el derecho de asilo, los 50 pasos en torno a la iglesia, que se consolida a partir del siglo X en la figura de la Paz de Dios.
Una segunda etapa es el reagrupamiento de inhumaciones en torno y alrededor de la iglesia.
Una tercera etapa es señalada por la aparición del rito de la consagración, que se constituye tardíamente porque no se constata antes del siglo X. La consagración sustraía al cementerio del mundo profano y da un carácter sagrado a un territorio  que hasta entonces no estaba jurídicamente protegido. La sacralidad del espacio funerario le era conferida por un rito específico en vez de resultar de la simple vecindad. La primera mención de una consagración de cementerio en la documentación cluniacense es un acta de 1088 en Francia y como hemos visto algo antes en Cataluña. Sin embargo, se discutía la necesidad de ser enterrado en el cementerio: Honorio de Autun –cuenta Zadora-Rio- al inicio del siglo XII no estaba convencido de la necesidad para un cristiano de ser inhumado en un cementerio, “porque el mundo entero es el templo de Dios, consagrado por la sangre de Cristo”. También se debatía si era suficiente con que una procesión del obispo alrededor del cementerio en el momento de la consagración de la iglesia sería suficiente.
En el periodo del año que cita la historiadora sobre el viaje del Papa en 1095, consagró no menos de 29 templos. Cuenta René Crozet que en muchos casos era la renovación y consolidación de enclaves ya establecidos.
Otra variante de la mujer exhibicionista en el alero de S.Esteban de Corullón (León)
Todas las fotos de esta iglesia se deben a un excelente fotógrafo de Bilbao

El hecho de que el papa haya consagrado personalmente cinco cementerios en el curso de su viaje (reagrupando dispersiones como cementerios para peregrinos, otro para monjes, otro para laicos, etc.) parece mostrar una voluntad de acentuar la sacralización de los espacios funerarios. Es de destacar la existencia de cementerios habitados a finales del XI y principios del XII porque “al final del siglo XI la cohabitación de vivos y muertos no era una novedad: si la génesis de los cementerios parroquiales está aún mal documentada por la arqueología, las excavaciones de los últimos años revelan que las sepulturas, aisladas o en pequeños grupos, aparecen mezclada con el hábitat rural en la Alta Edad Media, y la existencia de cementerios habitados está bien atestada por las fuentes del siglo XI. Un fenómeno nuevo está apareciendo, no obstante, al final del siglo XI y extendido al XII: la creación de cementerios fundados ex nihilo, antes incluso de la construcción de la iglesia y destinados directamente a recibir vivos y difuntos. Estos cementerios son también los primeros para los que se especifica que sean consagrados por el obispo.”
Cementerio de Vega de Bur, a las afueras del pueblo, donde se trasladó esta bella portada.Incluso un panteón en el recinto está rematado con canecillos que no hemos podido estudiar


La constancia de que las iglesias estaban rodeadas de tumbas e incluso utilizadas como cementerios, nos debe conducir al interés de los usuarios y sus pastores de proteger los difuntos, cuyas almas podían quedar  en torno a sus sepulturas, ya que aún no se había “inventado” el purgatorio y por ello los vivos debían cuidar de sus almas también para que no les molestara en su vida diaria. Y la forma era colocar en la iglesia el equivalente de lo que protegía a los vivos mediante amuletos sexuales, bullas, corales, y luego cruces y trozos de oraciones. Todo ello era útil para ahuyentar al diablo y evitar el aojamiento. Siempre que el diablo no fuera invocado para favorecer cualquier acción, sino al contrario, se utilizaran medios (campanas, letanías,etc.) para alejarlo, era aceptado por la comunidad.

Y final con Alejandro García Avilés

En un fascinante trabajo que se editará en breve del catedrático de la Universidad de Murcia, Alejandro García Avilés, bien conocido como codirector de los Coloquios Ars Medievalis que promueve la Fundación que patrocina esta página, y que formará parte de una edición dirigida nada menos que por Jean Claude Schmitt,( de quien tenemos varios trabajos porque representa lo que llevamos clamando hace años: el estudio antropológico del Arte); el doctor García Avilés realiza un estudio de los magos medievales y su papel positivo y negativo, según el bando en el que intervienen. Así, nos quedamos maravillados al identificar a dos magos, rivales de Moisés en el episodio de la vara que se convierte en serpiente, luciendo habilidades ante el faraón. Pasando por Cristo, a quien se le consideró mago en su tiempo, los Reyes de Oriente que reconocen a un mago superior, o  Salomón, que nos parece un personaje poco estudiado. Un trabajo plagado de referencias, que hemos tenido el honor de conocer en borrador, y donde la relación de estudiosos  citados se nos hace familiar porque hemos usado sus trabajos.
Extraño ser de claro sentido infernal que pulula por los aleros de Santa Marta de Tera (Zamora). Recuerda a Matalbaniega

Señala el autor cómo la ausencia de documentación indicando el valor apotropaico de objetos y esculturas ha influido en que los historiadores lo relacionaran con la superstición o el  folklore. “Algunas fuentes se pueden aportar mirando las esculturas en canecillos y gárgolas decoradas con animales mostrando su poderosa ferocidad como presencias apotropaicas en los espacios liminales de la iglesia”. Pese a que los Padres de la Iglesia condenaban el uso de amuletos y talismanes en sus escritos, la realidad superaba esas prevenciones y vemos, por ejemplo, cuadros de la Sagrada Familia en los que el Niño tiene corales colgados al cuello, una vez más, protegiendo a una figura sagrada del mal de ojo.
El Niño lleva al cuelo un collar de coral rojo, protector contra el mal.

“Amuletos y talismanes no sólo se colgaban o llevaban en sombreros y vestidos para invocar el poder celestial contra el mal, protección contra el daño o maldición de los enemigos y procurando éxito en los negocios, sino que eran colocados en muros y junto a las puertas para alejar al demonio. Con una similar profiláctica intención, los espacios liminales de las iglesias románicas son decorados con miríadas de figuras apotropaicas, donde las imágenes cristianas coexisten con otras de presumible origen pagano, como el caso de las sheela-na-gig”. No podemos “robar” más sugestivos comentarios del borrador del profesor, que considera –como hemos dicho más veces- que la utilidad de esas figuras obedecía al principio de “similia similibus curantur”.
Escrito en inglés, esperamos esa publicación para acompañar al último libro editado sobre las sheelas que nos ha recomendado el doctor García Avilés y que estamos disfrutando, de Starr Goode “Sheela-na-gig, The dark goddes of sacred power” y que pronto comentaremos aquí. Sin duda, el estudio de la antropología en la Historia del Arte, que al parecer nació en los pasados sesenta, nos abrirá la puerta a comprender la iconografía obscena de las iglesias románicas que tanto debate han despertado en estos años.
La sheela-na-gig de S.Martin de Mondoñedo (Lugo) junto a Foz, la única clara que hemos encontrado en España

Para cerrar la cita del dr.García Avilés, retomamos su primera publicación de 1991, hace casi 30 años, en la revista Verdolay, en donde analizaba los amuletos contra el mal de ojo en la región murciana, y que nos servía para argumentar en el foro de AdR (pags.7 y 8 de “El sexo protector”, Ago-2014):
Lo que nos interesa es saber cómo protegerse del mal. Afirma que sin duda, la creencia estaría muy extendida en los monasterios, como lo prueba esos códices con los ojos diabólicos borrados y pudiera ser allí donde se relaciona el aojamiento con el diablo.
Los amuletos más usados desde la Antigüedad para la protección contra el mal de ojo son los de formas obscenas”. Se trata de “evitar la primera mirada, la más peligrosa; y como ha señalado a este respecto Elworthy, nada atrae tanto la curiosidad humana como lo obsceno”. Y ahora ya roza muy, muy de cerca nuestro objetivo, ilustrando incluso con una foto de un canecillo románico: “Por ello es usual encontrar amuletos antiguos en forma de falo, y en este sentido se han interpretado también los relieves y esculturas faliformes de la Antigüedad, 
que hallan continuidad en similares representaciones que se localizan con cierta frecuencia en las iglesias medievales”.

El artículo aparece en esta dirección:

https://www.murciaturistica.es/webs/museos/publicaciones/PUBLICACION_es_10177.pdf

Parece claro que el investigador, tras casi 30 años estudiando diferentes fuentes y alternativas, mantiene el mismo criterio, al que nosotros nos adherimos desde 2014 con entusiasmo.
Curioso canecillo superfino que recuerda los "tentetiesos" que estudiamos en Bolmir y Santillana. (Corullón)







Comentarios

  1. Aunque el tema de la utilidad apotropaica de collares de coral rojo, grandes protectores de niños y mujeres contra el mal de ojo lo hemos tratado en el foro de AdR, no está de más introducir una referencia al trabajo de un gran investigador, José Manuel Fraile Gil, quien publicó en

    http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/amas-de-cria-campesinas-en-la-urbe/html/

    un estudio de su uso por las amas de cría pasiegas que contrataban en la Corte madrileña para ocuparse de amamantar a los infantes e hijos de nobles. En un momento tan sumamente expuesto como es el de amamantar, es preciso dotar a sus componentes de la máxima protección y por eso en el atavío tradicional de estas nutricias pasiegas aparecen adornadas con razón de esos corales rojos, probablemente muy caros, pero que tranquilizaban a los adinerados patrones y de lo que seguramente los curas harían la vista gorda, cuando no lo aprobaran porque mal no hacía ninguno.

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  2. Además del lienzo que incluimos arriba, hay otro con un clarísimo coral rojo y una bulla colgado al cuello del Niño Jesús en el regazo de su madre en un conocido cuadro de Piero della Francesca en la pinacoteca de Brera "Madonna col Bambino e santi, angeli e Federico Da Montefeltro" llamado también "pala di Sam Bernardino" que se puede disfrutar minuciosamente en esta web con lupa
    https://pinacotecabrera.org/collezione-online/opere/vergine-con-il-bambino-angeli-e-santi-pala-montefeltro/
    a la que nos remite Josemi Lorenzo para que admiremos los nudos de Salomón que adornan el estrado donde se desarrolla la escena (ver su artículo en el nº 22 de la Revista digital de iconografía medieval), de manera que tenemos al menos dos elementos apotropaicos. el collar y el forro del estrado.

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  3. No me resisto a publicar, si lo consigo, un par de observaciones: el famoso Maneken Pis de Bruselas, al que todos hemos hecho la foto (y al tiempo sonreido, que la sonrisa es parte del rito apotropaico) y del que nos cuentan las leyendas más "llevaderas" para que conservemos el buen recuerdo de la visita...pues digfo, que el Maneken no es más que puro efecto apotropaico, porque se trata de un niño que hace pis precisamente en la fuente de la que la gente iba a beber y a coger agua. Por eso vemos en muchas fuente públicas que el caño tiene formas, muchas veces con setido apotropaico. Lo mismo podemos ver con los llamadores que se conservan en los portales de casas viejas. Cualquier objeto expuesto públicamente en torno a algo útil, está expuesto a la acción maligna y debe ser protegido con una exhibición sexual o similar.

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