Capiteles de San Martín de Frómista
Para no desviarnos más del
objetivo, sigamos con los capiteles de Frómista. En este plano que tomamos de
la guía de García Guinea localizamos aquellos que pretendemos relacionar.
Hemos visto, descrito e
interpretado (según nuestro discutible criterio) el llamado "de los porteadores",
el número 12, al fondo de la nave de la epístola, que nosotros proponemos con "ordalías".
Cuando la comunidad
religiosa entraba por la puerta sur que comunicaba con el claustro y las
dependencias monacales, los primeros capiteles que encontraban camino de la
nave central eran los nums. 19, que hemos llamado “del conflicto” y enfrente el
31, que llamamos de lo contrario : “la concordia”. Lógicamente, estas
denominaciones las hacemos en base a lo que creemos que representan.
Por un lado, el 19 que vemos
en sus tres caras, representa una gran tensión: en la central, que preside una
cabeza leonina (que interpretamos en los demás capiteles como símbolo de muerte
y violencia) un hombre que viste de corto con una clámide sobre el pecho igual
que los que tiene a su espalda, empuña una lanza que entra por el costado de
otro personaje en el ángulo, que intenta desenvainar su espada. En medio de
ambos, un personaje (todos van de corto excepto la que pensamos es una mujer al
extremo del lateral) con una banda cruzada sobre el pecho sujeta la lanza
anterior mientras clava un puñal en el cuello del portador de la lanza. Parece
intentar impedir la agresión al tiempo que apuñala al primero. Cruza
la pierna sobre el que viene con la lanza, como queriendo detener su ímpetu.
Los dos personajes de la
cara derecha del capitel visten igual, llevan espada y el primero además un “escudo
piriforme con umbo redondo” (G.Guinea). Estos dos y el hombre que empuña la
lanza llevan el mismo ropaje (“chitón” llama G.Guinea al vestido hasta la
rodilla) y se puede deducir que pertenecen al mismo grupo o bando. El segundo
apunta con el dedo hacia arriba, pienso que a la cabeza demoníaca de la escena
central. Parece llevar una corta capa, como los demás. Estos dos están
descalzos, no así los de la escena central.
Por último, en la cara
opuesta, el hombre que intenta desenvainar la espada y es atravesado por la
lanza, está siendo cogido por el hombro por una mujer (única que lleva el
vestido más largo) y apoya su mano izquierda en la cara, signo de disgusto o
sufrimiento. Probablemente es testigo de la batalla, quizás originado por su
honor. Recordemos que una de las variantes que más perduró entre las ordalías
fue la batalla, aunque en este caso no se andan con bromas: no hay escudo y
bastón, sino cosas que pinchan. Si consideramos que el hombre que tiene la
banda por el pecho representa a la autoridad imponiendo orden, no lo hace
precisamente bien acuchillando a un contendiente.
En cualquier caso, parece
relatarse una contienda de resultado sangriento, algo que, como proponemos,
quería condenar el promotor de la iconografía de Frómista. Quizás deliberadamente el autor apenas
distingue a los contendientes unos de otros, porque quiere reflejar las luchas frecuentes, a
veces venganzas, que se querían desterrar mediante el mensaje esculpido en el
capitel de enfrente.
Enfrente, el capitel nº 31 muestra por
su cara izquierda una pareja hombre-mujer que se abrazan y miran tiernamente,
Ella le pasa la mano al varón por detrás del cuello. Con la otra mano que asoma
de un vestido de ancha manga, le abraza. Recuerda mucho a la postura de la
pareja amorosa en la despedida o bienvenida de la ventana de Yermo.
Cuando pasamos a la cara
central, observamos que, a diferencia del enfrentado, no hay cabezas leoninas
ni símbolos de carácter negativo o mortuorio. Cinco personajes lo componen.
En ambos
ángulos aparecen bendiciendo, un obispo con báculo y al otro quien puede ser un
abad con tau. Ambos visten ropa corta, van calzados y enrollan la capa sobre el
brazo. Evidentemente, bendicen la escena que se desarrolla en el centro, que
es la que más debate genera quizás por el personaje desnudo. Si lo que parece
transmitir el capitel, en contraposición al otro, es el fomento de la concordia
y la caridad, debemos entender que eso es lo representado. El personaje
central, quizás un noble o una autoridad civil, “obliga” al personaje que tiene
a su derecha, vestido como él, a darse la mano con el personaje desnudo pero en
posición noble, que se tapa con su propia mano las vergüenzas, a lo que le
socorre el personaje central, quien, por tanto, socorre, protege al desnudo y “concordia”
con el otro ciudadano que lo acompaña. Una de las más elementales normas de la
caridad es vestir al desnudo. Pensamos que aquí, como en la Orestiada, no se
representa un hecho concreto ni un episodio bíblico y mucho menos el
Prendimiento. Nuestra propuesta, en línea con lo que defendemos, es que el
discurso de Frómista condena la violencia –aunque fuera legítima- y fomenta la
caridad, que no es más que la doctrina de la Iglesia.
En la puerta de Platerías de Santiago de
Compostela, tal como señala el profesor Martínez de Aguirre en la revista
Románico,nº 20 “Erudición y Recursos visuales en la evolución de las portadas
románicas hispanas”, aparece un capitel “falso amigo” que muchos entendíamos
como la Expulsión del Paraíso. Su proximidad al relieve de la Creación de Adán
induce al error. Así lo describe el gran
profesor (pg.183):” El primer capitel de la izquierda con un personaje entre
dos jóvenes desnudos, condensa el contenido del capítulo segundo de dicha
epístola (la de Santiago) que habla de la necesidad de socorrer materialmente a
quienes se encuentran desnudos y sin sustento.”
Ayuda al despiste el hecho de que los desnudos sean varón y hembra.
No deja de ser tentador
equiparar esta escena de “socorrer y vestir” al prójimo con la que tratamos de
Frómista, que, además, se corresponde con la intención pacificadora que
atribuimos al comitente, intención que arranca en el capitel de la Orestiada
como luego veremos.
La cara derecha, aunque pueda
ser entendida como una lucha, lo es en el plano deportivo, como los rieptos o
desafíos que la Iglesia aceptaba siempre que no hubiera derramamiento de
sangre, que quedó como espectáculo, tal como vemos en muchas iglesias románicas
como escena juglaresca, desde San Isidoro de León (con apuesta incluida) hasta
Yermo, pasando por Amandi y Ciaño, portada asturiana donde encontramos
claramente la escena de aluche cruzando brazos y piernas, acompañada por el
ambiente en que se presentaba: músicos, contorsionistas y pandereteras. Es
decir, festivo. Los personajes lucen como en otros lugares, el bracae, no guerrean,
sino que intentan simplemente derribar al rival para demostrar más fuerza. La
máxima sofisticación que hemos visto de esta escena, aparece en la portada de
Moarves.
Portada de Ciaño.Asturias. Podemos ver junto al músico, la panderetera, la contorsionista y los luchadores que cruzan brazos y piernas. Todo festivo.
Portada de Moarves. A la derecha el falso Sansón. A la izquierda, la escena de aluche, aunque esta vez los contendientes, vestidos. Pero cruzan brazos y piernas en un alarde del tallista, que ha "vuelto" a los luchadores para posar de frente.
Muy interesante.
ResponderEliminarGracias, MatíasR. Es importante, si quieres ver cómo surge la propuesta, que cuando tengas tiempo vayas viendo las entradas desde el principio, sin prisa y respetando mucho lo que los expertos han escrito sobre el tema. Esto es simplemente una aportación. La confrontación discordia-paz de Dios (o concordia) ya ha sido presentada por algunos maestros, como Prado-Vilar. Ahora mismo estoy investigando la figura de la paz de Dios o Tregua Domini y tiene mucho más alcance de lo que pensaba y parece estar muy relacionada con los juramentos en la iglesia.
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ResponderEliminarHola!!, me gustó muchísimo tu trabajo!!! Felicidades, y estaré pendiente cuando sigas publicando!!! Gracias!!
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