EL #ME TOO DE JOSE EN EGIPTO. UN ACOSO SEXUAL BIBLICO
Como texto divino para el pueblo judío, el
Antiguo Testamento exuda machismo y supremacismo hasta cuando al pueblo elegido
le toca perder. La defensa femenina ante esa fomentada sumisión se materializa
con astutas trampas como la que Raquel somete a Abraham para bendecir a Jacob,
las de las heroínas hebreas (Judith, Esther, etc) logrando con engaños lo que
los varones logran por la fuerza. Caso aparte son las abundantes violaciones y
raptos que pululan por el texto sagrado, hasta el punto de aparecer en otros
relatos sin aparente relación (caso de la historia de Judá y Tamar intercalada
en el relato de la historia de José).
También
los frutos de esos matrimonios o violaciones (o prostituciones, que de todo
tiene el texto) son importantes, dando muy especial relieve a los gemelos y su
orden de nacimiento, como el caso citado antes de Tamar, o de Esaú y Jacob. Existe
una larga relación de supersticiones en torno al orden de nacimiento de los gemelos
y su significado.
Capitel de Vezelay con el relato de José y la mujer de Putifar. En la web puede verse el plano de la nave donde se ubica ( https://www.medart.pitt.edu/menufrance/vezelay/capitals/vezcap85.html |
En
las representaciones iconográficas del románico no abundan esas historias; sin embargo,
en la basílica románica de la Magdalena de Vezelay en Francia está esculpido un
curioso episodio bíblico en el relato de la vida de José en Egipto con una
importante dosis de morbo y que, por si fuera poco su figuración, aparece dos
veces: una en la nave y también otra en el nártex, cuyas esculturas dice
Ambrose que son copiadas en su mayoría de las de la nave. También Moisés en
Egipto está entre sus capiteles, lo que confiere a la parte egipcia del A.T. un
gran protagonismo. Y puede tener su sentido, puesto que es el periodo bíblico
en el que el pueblo elegido convive excepcionalmente en paz en tierra extraña.
Los
dos capiteles de José y la mujer no son idénticos, y parece destacarse un
detalle (la túnica) que hace plausible su identificación como el acoso sexual de Zuleika, la mujer de Putifar, a José, por
lo que tiene el atractivo de que esta vez el acoso es de mujer a hombre; quizás
por ello se ha esculpido hasta dos veces, aunque tanta insistencia debe tener
su justificación. A veces la diferencia de ubicación era para atender a los
peregrinos por un lado y el otro para la liturgia de la comunidad de monjes,
aunque ese episodio está fuera de la liturgia.
Enseguida veremos cómo para los estudiosos y
Padres de la Iglesia la historia de José es prefiguración de la pasión de
Cristo hasta los menores detalles. Y cuando creíamos que al menos el episodio
del acoso femenino no encajaría en esa comparación, también es ejemplo de la
“lucha” entre Iglesia y Sinagoga que proponen estar presente en esta
iconografía. José representaría a la Iglesia, acosada por la Sinagoga que
quiere apoderarse de su pureza.
Veamos
lo que cuenta el Génesis de este pintoresco episodio: Nuestro José ya se gana
desde muy joven la aversión de sus hermanos porque además de chivato, les
humillaba con sus sueños, en los que era siempre el triunfador sobre ellos. Era
el favorito de su padre. Eso provoca la envidia fraterna.
Conocemos
el famoso episodio de arrojarlo a la cisterna y su venta a los mercaderes que
lo llevan a vender a Egipto. “Casualmente” quien propone su venta por veinte
monedas (cosas de la inflación bíblica) es Judá. También conocemos el disgusto
y luto de su padre con la túnica ensangrentada, etc. Lo compra Putifar, eunuco
del faraón y capitán de su guardia.
De
pronto, el relato bíblico se interrumpe en el capítulo 38 para incrustar la
historia de Judá y Tamar, un caso de incesto y prostitución. Tamar parece el
paradigma de la mujer desgraciada. Lo remata la explicación eternamente
manipulada de la historia de Onán, cuyo hermano Er y esposo de Tamar es muerto por Dios “porque lo desagradaba”. Esa sí que es una
divina razón. El caso es que su hermano Onán debe hacerse cargo de la estirpe
familiar por la ley del levirato y en consecuencia los hijos que le haga a
Tamar no serán suyos sino de su difunto hermano Er. Ante ese cruel destino,
Onán no se le ocurre más que no fecundar con su semen a Tamar, así que “cada
vez que entraba en la mujer de su hermano se
derramaba en tierra para no dar hijos a su hermano”. He aquí el famoso
“onanismo” que, como se verá, nada tiene que ver con la masturbación. Una vez
más, una bíblica manipulación.
De
nuevo Yavé se irrita y elimina a Onán, ahora al menos con alguna razón. La
desconsolada doble viuda protagoniza el rocambolesco suceso con Judá, su suegro,
con el que comete incesto y prostitución, inconscientemente por Judá pero con
pleno conocimiento de Tamar, quizás su última oportunidad de engendrar. Aparte
de la entrega del anillo y el bastón de Judá, la historia tiene para nosotros
el misterio de los gemelos que engendra Tamar con Judá y su disputa por salir
el primero del útero materno con la cinta escarlata atada a su mano. Nuestro
amigo Ugarte hizo un bonito trabajo sobre esta historia incrustada en el relato
josefino. Tamar a fin de cuentas es antepasada de Cristo. Y aunque este relato
aparenta no tener nada que ver con el general de la historia de José, en ese
entrelazar y girar y dar vueltas y más vueltas a los cuentos orientales a los
que son tan aficionados los hebreos, al final de la vida de José aparecerán los
descendientes de la incestuosa Tamar cruzándose en el relato. Hay que tener en
cuenta que la obsesión de Tamar por procrear provenía de una profecía que la
situaba como antepasada del Mesías, “lo que la impulsó a a obedecer la antigua
ley amorrea según la cual toda muchacha, antes de casarse, debe pasar siete
días fuera de las puertas de la ciudad vendiéndose a los forasteros” (Graves). Así
se convierte en una prostituta sagrada.
Volvemos
a la Biblia, y al cap. 39 con la vida de José en casa de Putifar, del que es
hombre de confianza y mayordomo de éxito.
“Además, era José de hermoso semblante y de bella presencia”. Si a esto
añadimos su inteligencia y que el señor Putifar era eunuco y estaba siempre de
viaje, resulta explicable que la señora Zuleika, la dueña de la casa, fijara su
mirada en esta perla de hombre. “Acuéstate conmigo”, omitió los rodeos la dama.
José invoca la fidelidad debida a su jefe y ante las insistentes peticiones
sexuales de la dama permanece inflexible. Entonces llega la ocasión de la
soledad en la casa y Zuleika le asió por los vestidos repitiendo el “Acuéstate conmigo”. “Mas él
dejando sus vestidos entre sus manos, huyó y salió afuera”. (Mi Biblia comenta este hecho: “Su acto es
heroico y su gesto es toda una lección para los hombres de todos los tiempos”.
Quizás ahí tengamos la explicación de Vezelay pero ¿tanto como para repetirlo?
Quizás era para distintas audiencias). Hay en los relatos no bíblicos una misteriosa
presencia de un bebé en el aposento donde se produce el acoso, que es quien
aclara la pista de la rotura de la túnica. Seguro que tiene su simbolismo.
Quienes tienen una web con una magnífica composición fotográfica son los titulares de http://www.hicsum-hicmaneo.com,
que dedican una página a analizar todos los capiteles de Vezelay. Veamos el de la nave en sus tres caras
Bien,
sigamos con la frustrada dama. “Viendo ella que había dejado el manto entre sus
manos y que había salido fuera, llamó a sus criados” y mintió en la denuncia
que todos sabemos y que luego repitió a su marido: “El hebreo que tu nos has
traído se ha acercado hasta mi para forzarme, pero habiendo elevado yo la voz y
gritado, dejó su manto junto a mí y ha huido fuera”. El marido monta en cólera “mandó a prenderlo y lo metió en la cárcel en que estaban los
presos del rey. Así José fue a parar a la cárcel”. No se narra que fuera
apaleado, como se ve en los capiteles, y
el resto de la historia la conocemos, con el copero y el panadero que le llevan
a la rehabilitación mediante la interpretación de los sueños, primero de los
cautivos y luego del mismo faraón, lo
que constituye un cierto paralelismo con Daniel. Pero en algunos textos que
manejamos se da una gran importancia al famoso manto de nuestro campeón que es
definitivo para su absolución, aunque no lo libra de la cárcel, ya que nuestros
héroes deben ser condenados pese a demostrar su inocencia en ese afán de
sufrimiento del pueblo hebreo, para luego resurgir triunfantes.
Básicamente
la Putifara mantiene su acusación pero José demuestra que su manto aparece
rasgado por la espalda y no por el frente, como debería argumentar ella para
justificar el intento masculino de violación. Al rasgarse por detrás evidencia que, tal como sostiene José, él huía de la
fogosa dama y por eso asió por detrás el manto. También se narra en esos
escritos apócrifos la explicación de la pasión de Zuleika por el joven,
mostrándolo a sus amigas. Luego lo veremos, tan femenino. La escena de la
fogosidad de la dama ha sido mil veces representada, una de ellas por Rembrandt
con la notable cara de asco de fino hebreo y, como suele ser habitual, mostrar
una mujer desnuda con la disculpa de una escena bíblica.
José rechaza a Zuleika, por Rembrandt |
Los textos de los
estudiosos
De
entre los expertos que han estudiado Vezelay vamos a tomar a Kirk Ambrose, quien lo hizo en 1968 y
también al profesor Marcello Angheben,
más recientemente. Ambos de reconocida fama mundial. El de Ambrose es una
magnífica descripción muy recomendable titulado “The nave sculpture of Vezelay:
The art of Monastic Viewing”. Una de las
mejores guías para estudiar su iconografía.
Ambrose
reconoce que estudiar los 125 capiteles de Vezelay en busca de un programa
iconográfico es un importante galimatías que exige un tremendo esfuerzo.
Estamos acostumbrados a que determinados personajes, por ejemplo, Daniel en el
foso, se repitan en el mismo templo, debido a la multivalencia de su figura,
una veces como modelo de clérigo, otras como juez, o citado en la Commendatio
Animae, y otras, modelo de sumisión a
Dios. San Ambrosio lo consideraba modelo
de obispo.
Así,
nos mostraba Olañeta cómo en la iglesia de Pavía aparece esa figura de Daniel
varias veces porque allí se celebraba la ceremonia de coronación del emperador
del Sacro Imperio, por lo que se puede añadir también a Daniel como modelo de
buen rey. Ya vimos que en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalen, en lo que
se conoce como la celda donde se encerró a Cristo, un capitel de su puerta representa
a Daniel entre los leones, al ser prefiguración del inquilino de la celda. Y en
Vezelay, destaca Ambrose la multiplicidad de figuras de Pedro y Pablo como
parte de la liturgia, al ser patronos del monasterio mucho antes de la
Magdalena, quien no figura en ningún capitel de la nave. De tal manera que
Ambrose dedica todo un capítulo a estudiar las repeticiones: “Los usos de la
repetición en los tiradores de pelo y las decapitaciones”. Como se verá, muy
gráficos. No deja de considerar el sabio autor que la repetición es uno de los
modos de expresión monástica (letanías, cantos, tropos, etc) y la reiteración y
la salmodia es una forma de comunicar con la divinidad, como ya hemos comentado
en este blog.
Bien,
pero ¿de qué es modelo el acoso sexual a José?
¿para dar ejemplo a las monjas? ¿para dar ejemplo a los monjes? ¿Cómo
virtud contra la tentación?
Santa Eugenia abre sus ropas ante su padre y la "lista" que se enamoró de "ella" para mostrar su femineidad (foto de Jaufré Rudel en flirck) |
Porque
en esa misma basílica tenemos, por ejemplo, el capitel con la historia de Santa
Eugenia, otro únicum descrita por los historiadores, tan edificante, que hoy
sería la patrona del transgénero. También hay varios capiteles relacionados con Egipto, pero en estos casos
con la muerte de un hombre presumiblemente por Moisés cuando tuvo que huir al
desierto o el ángel de Dios matando a los primogénitos egipcios.
Sí
que son muy gráficos los capiteles, con mucho movimiento, violencia y
agresiones: decapitaciones y tirones de pelo. Y destacan los expertos la
gestualidad de sus esculturas. Precisamente
los dos capiteles del acoso a José resultan un tanto atípicos porque
aparece el héroe bíblico brutalmente apaleado, cuando no se indica esa acción
en el Texto. Sin embargo, la pericia de los tallistas, que eran varios,
permitió que hasta en capiteles que tienen una oscura simbología (rapto de
Ganímedes, el molino místico, etc.) fueran muy evidentes las expresiones faciales
y movimiento de los cuerpos, contrastando con los mandatos monásticos para que
los monjes moderaran en todo momento su expresividad, lo que parece apuntar a
que esas escenas tan movidas se esculpían para admirar a los laicos peregrinos
que pasaban por el templo. El capitel de la Adoración del becerro de oro, por
ejemplo, muestra a Moisés dando bastonazos al ídolo, que resulta muy expresivo
pero poco atento a la Biblia.
Moisés atiza al diablo sobre el becerro (foto Jaufré Rodel. Flirk) |
Se trataba de dotar de vivacidad al relato, como
si se quisiera exponer viñetas de un cómic a los peregrinos. Sólo hemos
encontrado un artículo, por cierto, muy interesante y recomendable: “Temas delrelato de José en la mitología y el Folklore” de Fernando Díaz Esteban,
descargable en internet, en el que se menciona una escena de apaleo: Según el
Testamento de los Doce Patriarcas, del siglo I, para hacerse con los servicios
de José, la mujer de Putifar discute con los vendedores y hace apalear “primero
al mercader, y luego a José, para que declaren la verdad” (si era esclavo o
libre raptado) porque ella que está viendo a José desde una ventana, ya se ha
enamorado perdidamente del joven. Aunque seguimos pensando que la agresión del
capitel se ha incluido para dar más fuerza a la prisión de José.
Pudiera
deducirse por los temas esculpidos de la vida de santos populares en Vezelay,
que tienen en común algo que atraía la atención de los fieles: Los juicios con sorpresa
(santa Eugenia travestida mostrando sus pechos) las tentaciones carnales (San
Antonio), San Benito desnudo sobre un espino, o el tema que contemplamos: el
acoso sexual a un santo varón. A fin de cuentas en todos los ejemplos se
contempla la sexualidad, tema que no deja de atraer al ser humano a lo largo de
la historia. El propio Ambrose cita estudios iconográficos en los que la
muestra de su condición femenina en el episodio de santa Eugenia mediante la
apertura de su vestimenta lo parangonan nada menos que con la exhibicionista
sheela-na-gig. Voila.
También
hay que considerar las muchas transformaciones de la iconografía de este
templo, unas veces por incendios, otras por obras y luego por la decidida
acción de Viollet-le -Duc, del que cuenta Ambrose uno de sus “apaños” que el
tiempo ha ido olvidando: sustituyó un capitel dañado que mostraba una sirena,
por otro con la nuevamente violenta escena (la influencia del ambiente no
decae) de la decapitación de Holofernes por Judith. Como decimos, quienes
intervenían en Vezelay sabían del éxito del morbo y la casquería. Porter pensó
que el capitel era original, porque le “encajaba” en la lectura ambiental de la
escultura de la nave. Tampoco resulta especialmente complicado interpretar, por
ejemplo, tanta agresión con el intento de resaltar la lucha del pueblo elegido
por su supervivencia o lo que quiera el visitante.
Capitel neorománico con la historia de Holofernes. Seguramente a Viollet-le-Duc le gustaba Caravaggio (foto www.hicsum-hicmaneo.com) |
Por
otro lado, la turbulenta relación de los habitantes de Vezelay con sus monjes,
con el asesinato del abad incluído en una de las muchas revueltas, o las
disputas con los nobles vecinos inciden en crear ese ambiente violento que
transmite su iconografía. No sabemos cuál era la intención final de mostrar
tanta violencia.
Pero
nos estamos desviando. Vamos a ver la descripción de Ambrose sobre estos dos capiteles de José.
El
85 lo identifica como José y la mujer de
Putifar. Vemos los comentarios de los maestros y luego aportaremos la
literatura, por ejemplo, de fuentes musulmanas, mucho más ricas y visibles que
las cristianas.
En
la cara izquierda Zuleika agarra la túnica de José, que ella muestra en la cara
derecha. Esa túnica será definitiva en el juicio del héroe. Sin embargo, la
cara principal muestra a dos hombres golpeando a José con bastones, que, como
decimos, no ocurre en el relato. El mismo tema se repite en el capitel 6 del
nártex, como trataremos de ver en las fotos. Dice Ambrose: “El énfasis en esta
historia en el contexto monástico puede dirigirse en parte a resaltar la
importancia de conservar el celibato, incluso frente a la adversidad de la
tentación.” Una mujer que parece tener las manos atadas entre dos hombres en un
capitel próximo invita a pensar en una continuidad de la historia, sin apoyo
literario, lo mismo que otro capitel próximo con un hombre que parece se va a
meter en una tinaja (¿José metido en el pozo?) que dejamos fuera de nuestro
análisis.
Más literatura
Disponemos
de sendos artículos franceses que tratan el tema de Zuleika y José. Uno es de
Pierre Fabre “Le développement de l´histoire de Joseph dans la littérature et
dans l’art au cours des douze premiers siècles”, en Persee, en el que rastrea
su representación en imágenes de templos de Roma y hace una completa
“concordancia” de figuras: Eva y la
manzana, con la Anunciación; el don de
lenguas, con la Torre de Babel …y José
vendido por sus hermanos, con la Traición de Judas. Desmenuza cada momento de
la historia y encuentra su paralelismo en la Pasión de Cristo: arrojado al
pozo, detención de Cristo; despojado de sus ropas como el Expolio de Cristo;
reducido a esclavitud con Cristo atado a la Cruz…Hasta el copero y el panadero
representan al buen y mal ladrón… pero nada dice del acoso de la generala.
Cara lateral en la que Zuleika sujeta su melena en gesto seductor mientras en la otra mano sostiene el manto de José (foto Roger Joseph en flirck). En el centro dos criados apalean al bello y virgen |
Hemos de
acudir al segundo artículo, respuesta al anterior, ahora de M.Dulaey “Joseph le
patriarche figure de Christ” de 1989, en el que se insiste en que José es
prefiguración de Cristo; numerosos escritos eclesiásticos lo afirman y el
Deuteronomio 33, alaba en versos a José “Primogénito
del toro, a él la gloria; sus cuernos son cuernos de búfalo, con los que hiere
a los pueblos, hasta los últimos confines de la tierra. Tales son la miríadas
de Efrain, las miríadas de Manasés” (ambos hijos de José). Pero, en efecto,
seguimos sin ver el significado de la tentación de la egipcia, entre tanta
concordancia con la vida de Cristo. Porque la visión de José como toro cornudo, por mucha simbología que
le queramos buscar, lleva a equívocos.
Finalmente,
el estudioso especifica que esa escena del acoso es figura de la Pasión y
descenso a los infiernos. “Perseguido por
los avances de la mujer adúltera, calumniado y maltratado a causa de su
castidad, José es el modelo del justo perseguido y por tanto, figura de Cristo.”
Y añade: “Esto debería conducir
naturalmente a asimilar a la mujer de Putifar a la Sinagoga, figura simbólica
de los judíos que no reconocen a Cristo”. Lo afirmaron grandes autores,
desde Orígenes a S.Ambrosio, pasando por Gregorio de Elvira: “ella fornica siguiendo otros dioses o
reemplazando la ley de Dios por sus propias reglas”. No hace falta buscar
mucho para descubrir que el manto que abandona José en manos de la lasciva es
símbolo de la carne que se separa del espíritu al entrar en el otro mundo,
preparándose para la Resurrección. “El
pallium de José en manos de la mujer de Putifar viene a ser el símbolo del
cuerpo de Cristo, como el sudario abandonado en el sepulcro”. Y sigue: “La historia de José arrojado en prisión a
causa de la mujer de Putifar y luego liberado era así venida a ser hasta en sus
menores detalles una parábola de la muerte y resurrección de Jesús”. José interpretando los sueños de los
oficiales reales figuraba también para Gregorio de Elvira el Cristo explicando
las obscuridades de las Escrituras.” Y así vamos de concordancia en
concordancia, con lecturas parangonables a las historias de Daniel y de Jonás.
La
proximidad al inframundo de estos protagonistas que rondan la muerte también
atrajo la atención de otros estudiosos no eclesiásticos, entre los que destaca
Thomas Mann (sí, el de la famosa “Montaña mágica”), quien escribió nada menos
que una tetralogía sobre José y su historia a lo largo de muchos años, ya que
era un tema que lo obsesionaba, dando verosimilitud a la historia en el reinado
del revolucionario faraón Akenatón. Y es
que de este relato existe mucha más literatura que la que conocemos por la
Biblia.
Por su
parte el Dr. Marcello Angheben en un
extenso texto “Les chapiteaux romans de Bourgogne” de 2003, complemento de su
tesis de 1998, analiza los capiteles de Vezelay y las otras notables iglesias
románicas de la Borgoña, destacando que muchas de las escenas violentas puedan
aludir a la lucha del bien contra el mal de una manera genérica. En varias
entradas de este blog hemos propuesto humildemente que en iglesias borgoñonas
como Bois-Sainte-Marie (Marzo-2019) pudiera haber alusiones directas a
ceremonias de ordalías y juicios de Dios en esas escenas aparentemente
violentas, como vemos en otros capiteles de Vezelay, pero vamos a buscar la
descripción de los capiteles “josefinos” que nos atañen.
En
lo referido al nártex, aparecen junto a “nuestro” capitel del acoso a José,
otros dos: la degollación del Bautista y la bendición de Jacob por Isaac,
identificado por cartelas.
Una parte de su estudio la dedica a los capiteles dobles simétricos, pero creemos
que este no es el caso por la separación de uno y otro a los que se asigna el
mismo significado, del que no estamos seguros, aunque no tenemos alternativa
que proponer.
Otros estudios
En
los básicos de la iconografía repasamos los datos de Louis Réau en su socorrida “Iconografía del arte cristiano”. Con su
fina ironía, el sabio francés parece evocar “Las mil y una noches” en los
sucesos de la vida de José. Comenta, como antes Pierre Fabre que José no es
figurante en los motivos sepulcrales, al parecer por no ser citado en la
Commendatio Animae.
Y respecto a
Zuleika señala que aparece en la base de una columna del crucrero de la
catedral de Chartres del siglo XIII escuchando al diablo (un dragón), postura
que suelen asignarse también al rey Herodes y otros sátrapas. No sin razón se
ha esculpido al pie de la estatua de José y significa (según Marriage) el
adulterio de Israel con los dioses ajenos.
Tomamos de la web http://bldt.net/Om/spip.php?article613
un buen trabajo con amplia explicación por bayacid
José en Chartres.José es la tercera figura en las
columnas-estatuas de la puerta derecha del porche, después de Ben Sirah el
Sabio y la Sibila de Erytrea. |
Zuleika escucha malos consejos en Chartres (www.http://bldt.net/) |
Según
el salterio de la reina Mary es la mujer del faraón quien lo acosa. Lo mismo en la versión islámica: Zuleika
es faraona que lo ve desde una terraza (como David a Betsabé). Hay versiones
bíblicas medievales inglesas que proponen que Putifar entrega al faraón su
valioso esclavo y es en la corte y con la esposa del faraón con quien ocurre el
suceso del acoso y condena. En algunas versiones representadas, se incide en la
“demonización” de la acosadora, y propone: “Sleep with me, I shall pay you well”.
Parece que el “dormi mecum” domina el episodio, con ofertas de prostitución.
Lógicamente, estas escenas eran motivo de
representación en numerosos dramas medievales. Hasta en alguno, José “claims he
is note even a man”, cosa que no parece importarle a la acosadora, a la que
sólo faltaba la corrupción de menores. En algún drama italiano del siglo XV,
según relata Brian Murdoch en “The Medieval popular Bible: Expansions of
Genesis in the Middle Ages”, a la dama se le llama Beronica y es descrita como
“bestial e sfrenata”. Algo de misoginia sí que parece haber.
En este grabado del siglo VI del Maestro de Viena vemos escenas de la vida de José, primero huyendo de Zuleika y luego con Asenet (wikipedia.File:Meister_der_Wiener_Genesis_001.jpg) |
En el artículo que hemos citado de Fernando
Díaz Esteban sobre el relato en la mitología y el Folklore, efectivamente, se
queja José que ella intenta aproximarse en plan maternal, hasta que el joven
descubre sus intenciones. Incluso intenta que la instruya en su religión para
poder estar con él o maquina asesinar a Putifar. Como el artículo trata de la
inclusión de esta larga copla sefardí con que los judíos expulsados de España y que acabaron residiendo en Turquía relataban
el suceso de José, contiene un texto delicioso con giros de castellano antiguo.
También dice apoyarse el relato hebreo en el “Libro de los Jubileos” en el que
el desventurado (por su belleza) José suplica a Dios que Zuleika tenga hijos
para que le deje en paz. También Flavio Josefo recoge la historia en “Las
antigüedades judías”. Cuenta Díaz Esteban que en otro Midrás se describe la
belleza legendaria de José: “Y se miraba
y se arreglaba el pelo y se contoneaba diciendo: Soy guapo, soy bonito; un
hombre guapo. Y le dijeron: No eres un hombre, no eres bonito; he aquí la
tentación, que se presenta. “!Levanta y domínala¡”.
También resulta muy curiosas las discusiones rabínicas de los
detalles de la historia, como debatir si realmente José estaba enamorado de su
bella dama, que llegaba a cambiarse tres veces al día de vestido para impresionarle.
Así, una de las más divertidas interpretaciones se refiere al texto que dice
que el día elegido por Zuleika “no había ningún hombre en la casa”, por lo que,
literalmente, los rabinos atribuyeron el milagro de que José había perdido su
virilidad en ese momento, para no ceder a los encantos de la dama: “se examinó
y no se encontró a sí mismo hombre”.
Otra de las cosas en que insiste el relato sefardí es que José bajaba
siempre la cabeza ante la dama (suponemos que para no ser seducido), y se
negaba a mirarla a los ojos, de manera que Zuleika hizo que le pusieran una
chapa bajo la barbilla para que no pudiera bajar la cabeza. Eso no parece
obstáculo para que José contara en su testamento que ella “se desnuba los
brazos, pechos y piernas para incitarme, porque era muy guapa”.
Book of Hours Germany, possibly Bamberg, 1204-1219 MS M.739 fol. 14v |
A
partir del XVI el acoso a José forma pareja con la escena de Susana y los
viejos, un acoso “de libro”. En versión musulmana es un bebé presente en la
habitación quien observa y advierte de la rotura trasera de la túnica.
Vicent
de Beauvais introdujo la versión de convertir a Asenet hija de Putifar como su
esposa, pero como veremos enseguida el origen de esta historia era un cuento
judío muy anterior, y además Asenet no tiene nada que ver con el eunuco general.
Tuvo con ella dos hijos: Efrain y Manasés y el matrimonio fue impuesto por el
faraón provocando una nueva historia. Lo que nosotros sabíamos era lo del cruce
de manos al bendecir Jacob a sus nietos egipcios a su muerte, aparente señal de la cruz y anunciando la elección del nuevo pueblo.
El
tema del comportamiento de Zuleika ocupa hasta la labor de filósofos y poetas
judíos. En un artículo titulado “Cuando José encontró a Zuleika”, de Haim
O.Rechnitzer se compara la figura del
recto José y la “demoníaca y seductiva” dama en los estudios rabínicos y en el
trabajo de un poeta contemporáneo.
Panel de la historia de José en la cátedra del Obispo Maximiano en Rávena (siglo VI) A la izqda.el acoso de la túnica y José atado camino de la prisión (wiki) |
Nos
interesa la información “posterior” porque no cabe duda de que una vez es desmontada
la acusación de Zuleika, ha de tener su castigo. Y de eso no habla la Biblia.
Pero los judíos, sí. ¿Qué pasa después
de quedar la noble dama como una mentirosa y acosadora? Un Midrash dice que
Zuleika intentó repetidamente seducir a José, pero, en vano. El rechazo de José
la llevó a la locura y la enfermedad. Incluso trató de envenenar a José, y
amenazó con suicidarse. Sin embargo, hubo un incidente en el que la belleza de
Zuleika y sus avances sexuales removieron la firmeza de José. A punto de
sucumbir a ella, las imágenes de su padre aparecen ante él y enmascaran la
encantadora belleza de Zuleika”.
Sí,
en efecto, el lector curioso habrá sospechado que Freud no anda lejos. En otro
artículo que hemos manejado, viene a proponerse que realmente lo que ocurre es
que José es quien verdaderamente desea a su ama, pero en una inversión de
roles, hace que sea ella la acosadora, para mantener su aureola de pureza. Pero sigamos con el sorprendente artículo: El
Talmud explica que José no podía contener el semen creado por el intenso deseo
sexual de Zuleika. Tratando de suprimir su deseo por Zuleika, José tuvo que
desviar su energía sexual. "Se metió las manos en el suelo y su semen
estalló entre las uñas de los dedos". Por otro lado, José es descrito en
algunos textos resalzando su belleza, pero con toques femeninos: ojos pintados,
pelo rizado, tacones, lo que avalaría esa transmutación de caracteres. Con lo
sencilla que era la historia. Para resumir, una frase indica que “la transición
de José no es concebida como de un adolescente a la madurez sino del cambio
desde la femineidad a la masculinidad”. Luego más tarde es aludida Zuleika como
una nueva Lillith, a la que su marido (ya no sabemos si inventado por el poeta)
somete a la prueba del agua amarga, ya que la tradición hebrea lo propone en
caso de adulterio. No deja de ser triste el destino de la mujer, que no tiene
contacto con su marido eunuco y rechazada por el virtuoso José. No es cosa de
broma, que en el artículo se habla de la revolución sionista como fondo de la
moraleja de esta historia.
Ni siquiera Murillo, tan angelical, escapó a la seducción de reproducir a la "pequeña" Zuleika (wikiart) |
En
otro artículo, ahora de Daniela Feichtinger, “El escandaloso cuento de la
señora Putifar”, que trataremos de sintetizar, se detiene en el momento en que
Zuleika toma en sus manos el “corpus delicti”, la túnica de José, y ya avisa de
que es un cuento con una raíz patriarcal, que consideraban en Israel como
natural, como una “visión androcentrista del mundo”. Y en la línea que hemos
visto en el otro artículo, se pregunta por el destino de Zuleika tras el
incidente. Ella, siendo la poderosa dueña de la casa, “actúa con maneras
masculinas, o sea, de forma que solo un hombre está autorizado. Su
comportamiento ofensivo, arriesgado y espectacular no es apropiado para una
mujer”. “La pasividad femenina, normalmente parte integral de la relación
sexual, es ahora convertido en una desvergonzada demanda de actividad”. Y ahora
la investigadora disecciona el comportamiento social: Los hombres actúan espectacularmente
en público cuando pueden ser visto por los demás, mientras la esfera de las
mujeres es el hogar. Desconcertada porque se derrumban sus planes, debe
inventar un cuento que encaje en la lógica patriarcal.
Bien,
en esos términos se desenvuelve la generosa visión femenina de la autora: la
esposa es víctima del sistema y reacciona a los estereotipos, lo que la hace
renegar de los términos “seducción” y “tentación”. Incluso la no aparición del
nombre de la mujer de Putifar en la Biblia lo considera una forma de
humillación, (cuando son muchas las mujeres cuyo nombre no aparece; la madre de
Sansón, que llega a hablar con un ángel, por ejemplo). También la autora apunta
que el cuento obedece a una ansiedad sexual varonil y bíblica, por lo que
propone que la señora Putifar pase a ser buena. Entre otros valiosos
razonamientos señala que los hombres no pueden ser víctimas ni las mujeres
ofensoras en estos casos de acoso. Suponemos que se refiere a fuerza física.
Realizada por Tony Gillie en Twiter aparece la escena en la fachada de la catedral de Salisbury con la dama menos exaltada |
Argumenta
luego que “Hasta hoy, es extremadamente difícil para un hombre demostrar que no
haya acosado sexualmente o intentado violar a una mujer”, hecho que está de
rabiosa actualidad. Y sigue: “Varios casos han estado en los medios de
comunicación en los últimos años, e incluso en el caso de una absolución, la
reputación de los acusados se ha arruinado en su mayoría. Por supuesto, también
es problemático que una mujer demuestre que ha sido acosada. Si su acusación es
falsa, sin embargo, es un medio muy poderoso para llevar a un hombre a la
ruina.”
Termina
el artículo citando que José declara su “no es no” pero como es esclavo,
extranjero y hombre, se le niega el derecho a decir no, en la historia antigua,
así como en las interpretaciones de hoy. En la historia, la esposa de su amo
ignora su rechazo. En la historia de la investigación, José es hecho un casto
héroe moral, o la señora Potiphar es representada como la víctima
"real" de la historia — Sin embargo, la victimidad de José se pasa
por alto. ¿No podría esto ser una razón para "un nuevo tipo de
indignación"?
Tras
este desvío post-moderno, sigamos con la literatura.
Mosaico del nártex de San Marcos de Venecia (foto pinterest) |
Asenet
Para no perder el hilo de los
personajes, nos encontramos con un José triunfal que ha salvado a Egipto y a su
familia de la hambruna con las siete vacas flacas y las siete gordas. La
tradición lo hace casar con Aseneth la hija de un gran sacerdote llamado
Poti-fara que ha hecho confundir por su nombre a algunos investigadores. El
Señor les bendice con dos hijos: Efraim y Manasés. Tenemos algún trabajo que
estudia a ese nuevo personaje: la esposa de José, Asenet, egipcia y por tanto,
pagana, “The story of Asenath” pero es tan almibarada que no lo aportamos, pese a que, como luego
veremos, el uso de la miel en esta historia toma fuerte protagonismo.
Hay otro estudio, ahora de Alan
Dundes, antropólogo que hemos citado en temas apotropaicos, que se titula
“Projective Inversion in the Ancient Egyptian "Tale of Two Brothers" que
mezcla la historia de Zuleika y José con Osiris y la emasculación a su hermano,
lo que nos haría volver a necesitar a Freud para aclarar los complejos que
subsisten bajo la historia josefina. “En toda versión de la trama de la mujer
de Putifar hay un tema de “inversión proyectiva” en la que es el hijo quien es
culpable del edípico deseo incestuoso, por lo que el Talmud sugiere que José
era culpable de desear a Zuleika, como ya vimos más arriba. Como queremos ver
una historia esculpida, dejaremos para otros la visión del sicoanalista.
Otra muestra del acoso y encierro de José, ahora del salterio de San Luis de la BNF (gallica) siglo XIII |
Las alusiones literarias las
cerramos de momento con “History, Typology and Homily: The Joseph Cycle in the
Queen Mary Psalter” de Katheryn A. Smith. El salterio, del siglo XIV (London BL
Ms Royal 2 B VII) fue muy popular en tiempos del Rey Eduardo II en Inglaterra y
pudo formar parte de las pinturas del palacio de Westminster. La vida de José y
la colaboración con el Faraón pudiero servir de modelo de buen gobierno en una
época de hambruna británica, pero al mismo tiempo la inclusión del episodio de Zuleika
pudo aludir a un “real” adulterio sucedido en ese tiempo en la corte francesa
con dos princesas borgoñonas, parientes del rey inglés. Para remate se ponía en
duda la masculindad del rey Eduardo II. Uno de los grandes profesores que
conferencian en el Ars Medievalis de esta Fundación en Aguilar, el prof. Paul
Binski ha publicado artículos sobre esas pinturas de Westminster y su
“iconografía del matrimonio”.
Un párrafo de Smith: “La historia de Asenet se origina en comentarios midrásicos en dos
versos del Génesis (únicas veces en que se la nombra). En el primer verso el faraon
da a José un nuevo nombre (los cambios de nombres, frecuentes por Dios en
la Biblia, significan asignación de un nuevo destino elevado) y lo llamó en la lengua egipcia, “El
salvador del mundo”. Y lo dio a la esposa
Aseneth, hija de Putiphare, sacerdote de Heliópolis. Entonces José salió a la
tierra de Egipto'' (Gén. 41:45). En el segundo pasaje se nos dice que antes de
la hambruna, ''José tuvo dos hijos que Aseneth, hija de Putiphare, sacerdote de
Heliópolis, le dio'' (Gén. 41:50), siendo los dos hijos Manáses y Efraín. Los
versos causaron cierta consternación entre los antiguos comentaristas hebraicos
porque parece que el linaje de Jacob y su hijo favorito pasa a través de una
mujer gentil, un pensamiento que es particularmente problemático en el que
ocurre en el mismo contexto que la historia de Dinah, que es hostil hacia la
Alianza. Cuando Dinah es inseminada por el gentil Shechem, Simeón y Leví matan
a todos los hombres de su tribu por su afrenta a su hermana (Gén. 34). Una
tradición explica que Asenath es la hija de Dinah, que es enviada a Egipto para
ser criada por el santo sacerdote Potiphera.
Curioso grabado afgano del siglo XV en el que Zuleika agarra la túnica de Yusuf en el solitario palacio de la web wikiwand.com miniatura de Behzad de 1488 Herat. |
Orlov considera que en el cuento se desdobla la personalidad de los
protagonistas, como si un doble angelical tomara las decisiones, probablemente
la conciencia de los humanos. La transformación de los protagonistas es
destacado sobre todo la de Aseneth que parece la evolución de un converso.
También José tiene un arcángel Metraton que lo guía en un proceso de elevación.
Esos ángeles de la guarda pueden asumir el sexo complementario al protagonista.
Nos retrotraemos al Edén: “La división del primordial humano andrógino en dos
géneros fue entendido como “la caída” para la tradición hebrea y cristiana”. Lo
cierto es que el artículo hace unas interesantes reflexiones que no nos caben
en este artículo ya tan extenso. Aquí ya aparece la miel como alusión al maná
que van a comer en su ascensión espiritual José y Aseneth y que toman de la
boca de un ser angelical. Para quienes quieren concreción, “desvelar la cara”
es lo que hacen las novias al llegar casadas a la alcoba. Sorpresa: the
unvelied woman is “asexual” dice un estudioso llamado Kramer. Toda la primera
parte del cuento nos han contado la belleza de la dama, reflejada en el agua,
dando lugar a profundas alusiones a la visión de la belleza de Dios: Moisés no
pudo contemplar, pese a la radiación, la cara de Dios, sino a través de un
espejo.
Vemos en castellano, al fin, un
artículo sobre este complicado y metafísico cuento:” La novela José y Aseneth:
el pasado de la idolatría al monoteísmo” de Diana L.Frenkel de la Universidad
de Buenos Aires. La novela, popular por varios siglos, escrita a principios del
cristianismo en griego probablemente por un hebreo, narra su encuentro, la
conversión de ella desde el paganismo –al principio recalcitrante- y termina en
boda y niños, en un ambiente místico. La última parte se llena de traiciones y
emboscadas, nara el inútil intento del despechado hijo del faraón por recuperar
a la bella Aseneth con la ayuda de algunos hermanos traidores de José.
Al principio, Aseneth vive virgen y
aislada en una torre servida por siete doncellas igualmente vírgenes y se
prenda de José al verlo desde su terraza, escena que nos recuerda lo que luego
sucederá con David y Betsabé. La transformación pasa desde el desdén y
desprecio a José al “deseo de llegar a ser su esclava, lavarle los pies y
servirlo durante el resto de su vida”. A ello le ayuda el ser celestial que
antes citábamos, equiparable al otro alter ego de José. La ingesta de la
miel-maná alude al proceso de purificación, en el que las abejas mueren y
vuelven a resucitar.
La conjura del heredero y algunos
hermanos de José (Dan y Gad) sucede en la época de vacas flacas. Apoyan a José
otros hermanos: Aser, Neftalí, Simón, Levi y Benjamín, quien emulando la futura
hazaña de David con Goliat, hiere mortalmente al hijo del Faraón, haciendo que
José tome el trono de Egipto.
En sus reflexiones finales la
autora relata que la tradición hebrea colocó a Asenet como hija de Dina, hija
de Jacob, violada por Siquem, hijo de Jamor (Gen.34), probablemente para
“judaizarla” tras su abandono de la idolatría y que habría sido criada por el
sacerdote Poti-fara y no por la esposa de Putifar, que ya sería buen enredo,
teniendo en cuenta que, si no calculamos mal, la joven resultaría sobrina de
José.
Una mirada final a un libro editado
en Buenos Aires “Los mitos hebreos” coescrito por Robert Graves y Raphael Patai
quizás nos permitan cerrar el tema.
Aducen los autores que algunas
fuentes señalan que el rechazo de José a Zuleika pudiera venir del horror al
incesto. La negativa de José influye en la salud de Zuleika, a la que sus
amigas le reprochan su deterioro. Ella, por toda explicación, las invita a un
banquete en cuyos preparativos pueden
ver evolucionar al bello José. Mientras pelan las frutas, no pueden
apartar los ojos del efebo y se cortan los dedos. (Es cuando Réau dice que
“nacieron las sanguinas” de zumo tan sabroso). Zuleika les dijo: Hay sangre en la fruta. Si os cortáis los
dedos después de tan breve tormento, ¿qué no sufriré yo un día tras otro?.
El estudio que manejamos insiste en que el encarcelamiento era un castigo de
Dios a José por no haber aprendido a evitar los pecados del lujo y el adorno de
sí mismo, que le habían vuelto a crear dificultades. “Algunos dicen que Putifar
mismo estaba enamorado de José y sentía celos de Zuleika.” La estancia de José
en la cárcel pero sólo como guardián por orden de Putifar es reconocida en
algunos midrás.
El casamiento de un virrey (José)
con la hija de un sacerdote del Sol y la aceptación de faraón de la religión
monoteista de José sugieren que se trataba de Amenhotep IV, (padre de Tutankamon)
el audaz reformador religioso que adoraba a Atón, el disco solar, que cambió su
nombre por del de Akenaton y construyó la nueva ciudad de Amarna. El nombre de
Aseneth era tal vez el de Ankesenaton,
hija de Akenaton.
Y cerramos, ahora de veras, como
debe acabar cualquier culebrón “de proporciones bíblicas”: ¿cómo acabó
Zuleika?. Cuenta Fernando Díaz Esteban que en la versión musulmana del cuento hay
una extensión en “La lámpara de Príncipes” de Abu Bequer de Tortosa. Nos
presenta a Zuleika ya viuda porque Putifar ha muerto en la hambruna de las
siete vacas flacas. Arruinada y ciega, sin nada que perder, sale al paso de
José, quien, le pregunta entre lágrimas si aún queda algo del amor que había
sentido por él: “Más quisiera gozar de tu
presencia que si me dieran la tierra entera llena de oro y de plata”. Ante
esa inquebrantable pasión, José –licencias del cuento- se casa con ella,
“viéndose premiado por Dios, en una transmutación muy del gusto árabe, con la
restitución de la vista, la juventud, la hermosura y la virginidad de su
antigua dueña”.
Terminado el 8 de Marzo, día
internacional de la mujer.
FERNANDO, fuente inagotable de conocimiento, incansable escritor, impenitente lector: no dejas de sorprenderme. Tu versatilidad al elegir temas de estudio para luego plasmarlos , es admirable.
ResponderEliminarDebo reconocer que no he acabado de leer este artículo ( imposible en una
"cabalgada") pero he leído lo suficiente como para , contigo, añorar a nuestro
"maestro" y sobre todo querido amigo Juan Ramón. ¡ cuánto enseñaba! Y qué fácil lo hacía. En fin...
Dicho lo cual, me gustaría hacerte un pequeño comentario sobre el tratamiento que de Tamar, haces y se ha hecho. La historia, los modos y costumbres de un momento, no se pueden ver con lo ojos de un paisano del siglo XXI. Creo que estás de acuerdo. No sigo por ahí.
Tamar temía que no iba casar a pesar de los tres hijos de Juda. Y sus reiterados compromisos con ellos por parte de su suegro. Salvó su vida y la de sus descendientes con su actuación. Brava mujer!!
Por otro lado, admiro la explicación que das ( y han dado) de las historias que se cuentan en los capiteles, sería imposible para mí, llegar a esa conclusión... por mis cortos y excasos medios. Una vez, más gracias por el trabajo que te tomas en leer TODO lo que LEES, para darnos lo desmenuzado y digerido, para que lo asimilemos cual polluelos.
Seguiré leyendo.
Gracias
En la parte final de este extenso trabajo hemos citado la utilización de la miel como elemento de pureza asimilable a la Eucaristía en la relación de Aseneth con José y su nueva vida como judía, tema muy importante porque era la primera vez que de manera clara una gentil engendraba hijos para Israel, y además en la línea de Cristo. Vemos que las historias judías se entremezclan y avanzan en varias direcciones como les gusta a los pueblos mediterráneos.
ResponderEliminarAhora disponemos de dos nuevos artículos que iremos desgranando y que explican el devenir de los protagonistas de esta historia. Uno de ellos se llama "Sweet Mercy Metropolis: Interpreting Aseneth's Honeycomb" de Anathea E. Portier-Young, y como vemos, las colmenas, las abejas y la miel tienen más protagonismo del esperado.
En el otro "Asenath, the wife of Joseph. A haggadic literary-historial study" de V.Aptowitzer, aparecen amuletos y parentescos cada vez más intrincados en este apasionante culebrón hebreo-faraónico que quizás merezcan un estudio particular, ya que finalmente se relacionan con la Eucaristía y la ascendencia cristiana, nada menos.
https://romanicodigital.blogspot.com/2021/09/las-abejas-vuelan-de-fromista-borgona.html