¿QUÉ PORTAN LOS PORTEADORES DE FRÓMISTA?

Saludos cordiales. Tras la prueba inicial de Octubre, vamos a intentar dar continuidad al blog creado por el magnífico grupo de expertos del románico y del patrimonio que atienden estas páginas.
Creemos que es posible mostrar algunas propuestas razonables en este prestigioso ámbito y estudiar el románico en ese punto intermedio entre la erudición de los grandes profesores, que tienen su vía de expresión en revistas especializadas (Codex Aqvilarensis, Anales de Historia del Arte, etc., y libros que encontramos en la tienda de la Fundación en Aguilar) a los que seguimos como fieles alumnos, y el más banal mundo de las redes sociales a las que sólo vemos utilidad como tablón de anuncios. Ese espacio intermedio de interés de aficionados por desentrañar algunos motivos no aclarados por los especialistas o por aportar alguna novedad en el estudio del románico, es el que pensamos que podemos ocupar, con toda modestia, para una lectura serena y entretenida.
Y rompiendo el hielo vamos a realizar una amplia propuesta referida a San Martín de Frómista.
Podemos titularlo algo pretenciosamente : 

NUEVA PROPUESTA DE PROGRAMA ICONOGRÁFICO EN SAN MARTIN DE FRÓMISTA (PALENCIA)

Para exponer esta propuesta vamos a utilizar tanto nuestras fotos (que esperamos no engañen) como artículos clásicos sobre el tema, desde García Guinea a Serafín Moralejo, pasando por Senra,  Prado-Vilar, Hernando y otros grandes especialistas, tratando de reflejar sus opiniones mejor que las nuestras y éstas sólo tras conocer las anteriores.
En nuestra modesta y larga indagación hemos llegado a presentar esta idea que abarca dos sentidos de un posible programa (que no atañe ni mucho menos a la totalidad de la escultura, sino sólo unos pocos capiteles, pero uno de ellos es el de la Orestiada, nada menos), que serían por un lado la potenciación del rito romano con la presencia de los clunyacenses y por otro un alegato contra las viejas formas de la justicia y la defensa de la implantación de un sistema menos violento y más justo. Podríamos decir que Alfonso VI utiliza San Martín -probablemente guiado por un experto presente en el Concilio de Husillos- para realizar con su iconografía un alegato en favor de la modernidad y para acabar con la violencia que había estado latente hasta en el mismo Concilio. No inventamos nada, que lo dicen con mejores palabras los maestros citados, como luego iremos viendo.
En ese sentido deberíamos empezar por la pareja de capiteles que habíamos mostrado en la prueba inicial del blog en Octubre, que resalta la nueva liturgia en manos de los monjes nuevos -y como creemos demostrar, no relata, sino que sólo alude al Pecado Original- pero al haber tomado forma de artículo en este tiempo transcurrido, estamos a la espera de alguna docta pronunciación y confiamos en desarrollarlo en breve en este blog. Digamos que está subiudice, siempre desde la modestia.
Por tanto, vamos a comenzar a exponerlo con el otro vector del programa: la violencia.
Para ello vamos a comenzar con la descripción del capitel :


Se trata de un "fácil" capitel situado al final de la nave de la epístola un poco retrasado de la puerta de comunicación del supuesto claustro con la iglesia. Todos lo conocemos como "el capitel de los porteadores" porque esa es la principal imagen que identificamos. Vamos a ver las otras caras y destaquemos algunos detalles.
En la cara frontal aparecen dos hombres con gesto esforzado que llevan sobre los hombros unas parihuelas de las que cuelgan un gran cubo o tina, que debe estar lleno por el trabajo que supone su acarreo. Visten  con ropa corta y calzado, típica de siervos. Sobre las andas aparece un pequeño león agazapado en el sentido de la marcha, que vuelve la cabeza hacia el segundo porteador. Este eleva su brazo izquierdo ostensiblemente, introduciendo totalmente la mano en la boca de un gran león o cabeza monstruosa. García Guinea observa que "el personaje de la izquierda dirige la mano de este lado a lo alto y es engullida por las fauces de un lobo que forma el centro alto del capitel". Destacamos este comentario a algo tan indiscutible, porque Moralejo tan sólo reconoce indirectamente la presencia de la cabeza "de felino" en nota 30 pag.409 de Compostelanum XXX "Artistas, patronos y público en el arte del Camino de Santiago" 1985 . Tampoco en su fundamental estudio de Julio de 1989 "Cluny y los orígenes del románico palentino en el contexto de S.Martín de Frómista" cita el detalle de la devoración de la mano y muestra sus dudas entre constructores o vendimiadores. Resulta cuando menos intrigante que se haya centrado en el hecho del acarreo y sabiendo su finura para detectar detalles, haya omitido este  crucial gesto del porteador.  Debemos descartar aquí la visión que ofrece Jesús Herrero Marcos "Arquitectura y simbolismo de San Martín de Frómista" 1995. pues aduce: "En lo alto de la cesta y en su parte central, la máscara animal que representa  al demonio es apartada  con la mano por el segundo de los operarios que participan en la construcción. El demonio no es bien recibido aquí".  Como es evidente su interpretación no se ajusta a lo esculpido.
Varios estudiosos han comentado que esta escena central se relaciona con la cara derecha (nuestra derecha) del capitel, puesto que el obrero que allí aparece tallando un sillar coloca su mano extrañamente sobre el muslo o el vientre del primer porteador, es decir, hay una interacción, mientras que la cara izquierda está separada, muestra una escena distinta de las otras dos y sin relación aparente. Ocurre que hay una tendencia a omitir la lectura de los laterales y los detalles de los capiteles, cosa que no era habitual en Moralejo, que fotografió hasta el cordaje del escudo de los contendientes de la ordalía de Perazancas, pero nos tememos que en este capitel se dejó influir sobre todo por los antecedentes de los porteadores, puesto que en el citado artículo de 1985 (Artistas...) hace una larga disgresión en ese sentido, sin analizar el posible sentido de la devoración.




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