Las manos de Anastasia
Un nuevo desvío (dispersión lo llama mi amigo)
se nos cuela en el estudio del tema de las ordalías. Trataremos de poner un
mínimo orden para contarlo –pensamos que el asunto es muy curioso- sin alejarnos
demasiado de nuestra intención, los capiteles de Frómista.
Dresgranamos el contenido de un valioso
artículo: “Trial by Ordeal: The key to proof in the Early Common Law” que, escrito por Paul R.Hyams estudia las ordalías especialmente en la Inglaterra
medieval. Volveremos enseguida a considerar su contenido.
Sus reflexiones nos llevan a la actualidad:
resulta chocante que hoy sigamos haciendo mención inconsciente a las ordalías
cuando oímos a políticos manifestando su confianza en personas “por las que
pondrían la mano en el fuego” aunque realmente ahora es para afirmar lo
contrario, pero siempre con esa expresión de “jurar por la honradez de
otro”.
Una de las abundantes citas que realiza el
investigador nos deja sorprendidos por la concatenación de representaciones a
las que alude. Menciona la figura de una santa : Anastasia, cuya hagiografía
probablemente se potencia por sus manos o más bien por su ausencia de manos,
que a fin de cuentas, es lo que tiene relación con las ordalías que estamos
estudiando.
Acudimos al trabajo de Susana Navarro
Agustí sobra esta santa, ficha publicada por la UCM en 2014 pero nada se dice del
relato que mencionamos.
Donde sí que hay un profundo estudio es en “Fifteenth-Century
Studies” Volumen 29 editado por Edelgard
E. DuBruck,Barbara I. Gusick con abundantes referencias iconográficas.
Al parecer, sobre la historia apócrifa que
todos conocemos de la partera Salomé, que asiste a la Virgen en el Nacimiento y
que por dudar físicamente de su Virginidad es castigada en sus manos, y
resuelto su drama inmediatamente mediante el arrepentimiento al tocar los
pañales del Niño, se instaló en la Baja Edad Media una nueva historia de
Anastasia, que según unos había nacido sin manos y según otros las había
perdido por causa del castigo de su padre, alto dignatario judío. Veamos primero la "clásica" de la cátedra de Maximiliano de Rávena donde vemos claramente a Salomé mostrando aterrada a la Virgen su mano dañada por su falta de fé. No es gratuita la semejanza con la insólita postura (!!no dormita¡¡) de San José, otro personaje "dubitativo"
Veamos ahora las imágenes (para mi desconocidas hasta ahora) de Anastasia, primero en Book of Hours France, Paris, 1490-1500 MS M.7 fol. 14r
(foto de The Morgan library & Museum)
Esta Anastasia (cuyo nombre relativo a la
anástasis, es decir, resurrección, no deja de tener connotaciones cristológicas)
aparece ampliamente representada en distintas versiones a partir del siglo
XIII.
La tenemos en el portal de Belén tendiendo sus
muñones sanguinolentos al ángel del Nacimiento, que milagrosamente trae en sus
manos…unas nuevas manos para nuestra santa.
Encontramos cierta confusión en la historia,
pero tampoco vamos a pararnos a establecer orígenes o consecuentes. Nos bastará
ver un nuevo modelo en el que nuestra Santa aparece primero entre San José y
María con brazos extraños y al lado sosteniendo milagrosamente al Niño entre sus nuevos
brazos, con la silueta de las manos perdidas al lado, amarrados a las nuevas. Todo ello y mucho más lo
podemos ver (debidamente capado) en
Fifteenth-Century Studies, Volumen 29 editado por Edelgard E. DuBruck,Barbara I. Gusick a partir de la página 52 con referencias a los teatros medievales en los que se identificaba a cada uno de personajes que desfilaban por el Portal.
(The Holkham Bible.The British Library)
Hay otro libro que trata de estos misterios
The Senses in Late Medieval England Escrito por C. M. Woolgar en el que se muestra otra imagen anterior de esta misma historia de Anastasia.
Bien, pero ahora hemos de confesar que habíamos acabado en esta curiosa historia buscando un nuevo ejemplo de ordalía en un documento conocido por todos: El Tapiz de Bayeux, que confiamos poder mostrar enseguida, en el que no sólo hay una, sino dos escenas en ese sentido.
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