Las ordalías condenadas... pero no tanto
Hemos citado antes un
importante trabajo: "Justicia vindicatoria" de Ignasi Terradas Saborit, del que
sacamos algunas notas valiosas, que refuerzan nuestro criterio de que se
utilizó la iconografía de los templos románicos para mostrar y condenar la ordalía, y
como en muchos otros casos (la música, las fiestas profanas,etc) con poco
éxito.
Vimos cómo la postura
oficial de la Iglesia, contraria a esas pruebas cruentas era sobrepasada por la
fuerza de las costumbres y tolerada por aquélla cuando no había manera de
confirmar la veracidad de los hechos por la via indagatoria. La Iglesia
constata que no sólo se cometen abundantes perjurios, sino que incluso sus
ministros son capaces de manipular y atenuar o endurecer las pruebas a su
conveniencia.
“La legitimación de los
juicios de Dios consistió fundamentalmente en instituirlos como sacramentos y
esto es lo que hallamos en la liturgia de las ordalías que se han conservado
entre los siglos IX y XIII” dice el autor. El mayor carácter anticristiano para Agobardo (que
ya hemos citado antes como enemigo de éstas) es la ordalía bilateral (con dos
personas sometidas para que Dios decida quién es el culpable). Esto luego
derivará en los torneos. Hay que hacer ver a los estudiosos que la abundante
presencia de los duelos a caballo tiene mucha relación con este “sacramento”,
lo mismo que hemos visto que la batalla a escudo y bastón tenía el mismo
significado pero para la gente vulgar. La inclusión de la mediadora en la
figura de la Tregua Domini también hemos podido ver que no hace más que
reflejar el mandato eclesiástico del no uso de ese sistema judicial. No es –como
uno mismo pensaba de manera genérica- una llamada a la paz y la concordia, sino
un mandato directo contra esa práctica, una proclama contra las ordalías. Quizás haya que revisar la iconografía de no pocas iglesias románicas respecto a este tema.
Sigamos con el estudio de
Terradas: La ley consideraba el combate judicial como subsidiario del proceso
con testimonios. Pero el autor insiste en que la apelación a las pruebas sólo
era aceptada ante la falta de otras formas de comprobación.
En la pag.609 informa
extensamente de la prueba del agua fría, a la que la Iglesia consideraba la
prueba prototípica, ya que al menos no se producía derramamiento de sangre y si
se hacían bien las cosas, no había muerte. Por esa razón tuvo en su momento
apoyo directo del papado y del Emperador. El origen de esta prueba se encuentra
ya en Mesopotamia. Para la Iglesia era muy directa la relación con el Bautismo,
puesto que el agua bendita en que se sumergía al reo equivalía a la de
bautizar. Tanto esta ordalía como la de la cruz (ambos contendientes ponían los
brazos en cruz hasta que uno –el culpable- los bajaba) tampoco eran bien
considerados precisamente por su alusión directa a temas cristológicos.
Describe el autor la liturgia con el reo desnudo solo cubierto con un
perizoneo, tras un riguroso ayuno y purificación durante tres días.
“La ordalía del agua fría se
podía realizar en un estanque , en un lago o bien en un río y también se podía
hacer desde una barca como
muestra el codex lambacensis del siglo IX.
(imagen tomada de la Bayerische StaatsBibliothek)
El reo podía nombrar a otra persona
para que pasara la ordalía por él, un “advocatus” y hay ejemplos de haber usado
un objeto de subrogación, como una tabla con el nombre del reo escrito en ella.
¿Las tablas que manejan como remos los personajes de Frómista pudieran aludir a
este caso?
Una vez que el sacerdote
recibe a los reos en la puerta de la iglesia (si fuera ordalía de agua calda o
de hierro, es en el pórtico donde se calientan los útiles para luego transportarlos
ante el altar con la vigilancia permanente del sacerdote o quien presida la
ceremonia.) comprueba que éstos comulgan. Bendice el agua y da de beber a los
ordalientes. Los lavan con agua y jabón para eliminar cualquier subterfugio de
pomadas o ungüentos, teniendo en cuenta que se acompañaba la ceremonia de
exorcismos puesto que se temía que se apelara por los malos a las artes
diabólicas para superar las pruebas.
“Justus est, Domine, et
rectum iudicium tuum", entonaba la letanía.El reo debe llevar entre sus brazos
un báculo o palo con líneas escritas invocando a Dios. Lo vemos en esta lámina “
colocado efectivamente sobre los codos y debajo de las rodillas , con las manos
atadas delante de las mismas y apretándolas.
El reo así ligado, en posición fetal, aparece también asegurado todo él con una
cadena o cuerda trabada a la embarcación, el lugar desde donde está sumergido.” Ya hemos visto otra variante de sujeción del reo.
La ordalía del agua fría se
había establecido ante la abundancia de perjurios.
De aplicación rutinaria a
las clases serviles, era normal la subrogación por los siervos cuando los
señores deben pasarla y la adición de la vergüenza de la ordalía a los más
estigmatizados de “culpa original” como las mujeres (Ya hemos visto antes que
esa prueba la pasaban también mujeres, pero de condición servil). Otro dato a
añadir a los privilegios de los más ricos, como vemos, para suscitar sin muchos
pesares los juicios de Dios, era la posibilidad de subrogarlos.
Toda ordalía debía ir
previamente acompañada de juramento, para dar la posibilidad al culpable de
escapar de ella antes de su ejecución.
“En el Fuero de Teruel –sigue
el jurista- el sellado de la prueba (vendaje y envoltura de la parte sometida
al hierro candente o a la del agua hirviendo) la ejecutaba el arcediano o
prepósito de la comunidad o cabildo de canónigos, jurisdicción que se consideraba
idónea para las ordalías, aunque también se hacían en parroquias, pese a las
órdenes restrictivas de los obispos”.
Se recomendaba no olvidar
poner sal y agua bendita en la comida de los reos en los días siguientes a la
prueba, antes de levantar el sellado de la herida.
Todas las investigaciones
encuentran abundante documentación en las ordalías de Varad, población húngara
en la que tardíamente se realizaron y registraron numerosas pruebas.
En esta dirección
ResponderEliminarhttps://journals.openedition.org/crm/13111?lang=es
se puede leer un interesante artículo de Julie Jourdan
"Ordalie, image et sermon après le concile de Latran IV"
con varios ejemplos más.