El bestiario románico de Alne (Yorkshire) TEREBOLEM

Veníamos recorriendo los medallones de esta interesante portada de Alne, puesta en valor por el magnífico trabajo de Druce hace casi un siglo, cuando todavía alcanzó a vislumbrar los títulos de algunos de ellos.
Pues, bien: a continuación del interesante caladrio, que acabamos de ver,  aparece este animal con todo el aspecto de ser una cabra. Como no pretendemos hacer un análisis de todas las figuras, dejaremos ésta en todo caso pendiente para otra ocasión, ya que nos vamos a concentrar en dos figuras que son verdaderamente extraordinarias dentro del bestiario románico: el terebolem y la ballena.
Si seguimos viendo las "viñetas", nos encontramos tras la cabra una serie de figuras anodinas, a las que se puede aplicar tanto significado como la imaginación nos permita y algunas tan deterioradas que no son identificables.

Lo que sí podemos deducir por el color de las dovelas y los motivos tallados, es que se ha hecho una reforma para "cristianizar" los temas esculpidos.
Tras esa serie de tallas no relacionadas con el bestiario, se esculpe un animal que tiene todo el aspecto -y así lo identifica Druce- de ser un dragón. Verdaderamente el dragón sí que es un animal mitológico con gran protagonismo en la hagiografía de los santos (santa Margarita -o Marina, que es lo mismo- descosió desde dentro las tripas de un dragón en un remedo del cuento de Caperucita, que es una delicia) pero su alcance es mayor por su relación con la serpiente y, tal como hemos comentado en otro momento, el profesor Kessler hace un análisis de su comparación con Cristo como salvador con la mirada, al igual que la serpiente de Moisés salvó a los israelitas. Todo ello, creo que iba cuando tratamos el caradrio, y si no, ya lo veremos cuando "nazca" el artículo.

Ahora sí que notamos el "ajuste" de las dovelas, que me parece demuestran una manipulación, bien por deterioro, bien por "decoro" en el peor sentido del término.
Una vez llegados aquí utilizando las magníficas fotos de María José, también hemos de tener en cuenta lo que muestra la arquivolta interior, también muy dañada, seguramente por la piedra arenisca que se utilizó y el clima de la región. A nuestro juicio pudiera haber tenido un zodiaco. Ahora ya vemos la figura que queremos tratar, inmediatamente tras el dragón: el terebolem, figura no animal del bestiario y que aparece con cierta frecuencia.

Veremos que se trata de dos figuras humanas, de medio cuerpo, desnudas, hombre y mujer, que aparecen rodeados de llamas. La escena del terebolem, o terrobolem, o de alguna de las muchas maneras como era llamado, tenía su original latín: lapides igniferi
Lo curioso de este elemento es que tenía un cierto soporte científico en lo que se refiere a las cualidades de las piedras, de las que habían hecho una sencilla transposición a la vida del cristiano, como se hacía con todo bicho que apareciera en el bestiario, incluyendo las piedras.Lo vemos.

Decíamos que en los bestiario también aparecen cualidades de las piedras preciosas o menos, como el ágata (muy útil para coger perlas en el fondo del mar) o la piedra índica, usada contra la hidropesía.
Pero la que aquí tratamos es la también llamada piedra de fuego (firestones, y no es publicidad). Se dice de ella que se encuentra en ciertas montañas de oriente y -esto es lo importante- puede ser macho o hembra. Mientras ambas piedras están separadas, nada acontece, pero cuando se juntan, literalmente "echan chispas" y producen un fuego tan fuerte que es capaz de quemarlo todo alrededor.
No hay que pensar mucho para encontrar la "lección" a los fieles cristianos. Se trata de inculcar la virtud a los monjes : "Los hombres que quieren tener una vida pura, se separan de las mujeres para evitar que el fuego del pecado prenda en sus corazones y evitar la tentación de Satán, que acecha al varón casto y a la mujer virtuosa."
St John's College (Cambridge) Library, A.15, Folio 103v, tomado de la web bestiary.ca


Ante esa advertencia que el refranero ha resumido en el dicho "entre santa y santo, pared de cal y canto", los bestiarios relatan los ejemplos positivos y negativos de esa proximidad: desde Adán y Eva, a Sansón (como ejemplos negativos), Salomón (cuatrocientas concubinas lo avalan) y a José (tentado y acusado por la mujer de Putifar) y Susana, por fin, ejemplos de castidad.
Aparecen en una miniatura del bestiario de la Arsenal Library del siglo X y en la Bibliotheque Royal de Bruselas que ya hemos utilizado para el caradrio.
No es frecuente ver las piedras en sus representaciones, sino el fuego rodeando la pareja, tal como aparecen en Alne, pero en el de Bruselas aparece el diablo tentando a la mujer con las piedras, ante el varón. Para ilustrarlo con más vigor, debajo figuran Susana rechazando a los viejos y Eva tentando a Adán.
De la Biblioteca Real de Bruselas MS 10074 f 141v 

La curiosa base "científica" del tema viene del conocimiento real que se tenía de la pirita de hierro, con un alto contenido de azufre, y que tiene la propiedad de que al frotarlo con un objeto metálico caliente, lanza chispas. Lo llamaban por su engañoso aspecto dorado, el oro de los tontos.




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