EL SEXO PROTECTOR EN VILLANUEVA DE LA NIA


Tenemos pendiente de hacer un recorrido por la fachada de Fidenza para intentar encajar una propuesta en torno a su papel como sede judicial a la que nos parece alude gran parte de su iconografía y como un conjunto –está hecha a imitación de St.Trophime de Arles- que luego se irá extendiendo en las grandes portadas románicas francesas.
Pero merece la pena intercalar una excursión a una de las iglesias más enigmáticas del románico cántabro-palentino, realizada en el curso sobre la iconografía sexual (obsceno para nosotros) de la Fundación que amablemente acoge este blog.
No recuerdo visita alguna al interior de Villanueva de la Nía en la que no hayamos tenido una polémica tanto entre alumnos como con los profesores, a los que “presionamos” para que se mojen. En esta ocasión todos veníamos mojados por el intempestivo día.

El famoso capitel que por su contenido y su ubicación llama la atención del visitante es el culpable del debate aunque nosotros fuimos tan impertinentes –es lo nuestro, lo que “no es pertinente”, como estas iconografías- de relacionarle con otro más pequeño que custodia la única ventana del ábside. Nadie esperaba que tan solo 48 horas más tarde se nos presentara en el curso una vibrante ponencia del Dr. Hernando Garrido que pudiera dar marco a todas estas imágenes repulsivas, obscenas, chocantes, impertinentes.
Vamos a intentar arrojar luz sobre ellas con esa nueva visión con la que por fin algunos intuitivos historiadores son capaces de romper moldes, acudiendo al entorno antropológico para explicar su abundancia en todo el románico, sin colgar las explicaciones de los archivos eclesiásticos que llevan muchos siglos ocultando y destruyendo cualquier alusión al uso de las llamadas supersticiones, que hubieron de ser soportadas y superpuestas (obliteradas) por la nueva fe, pero que siempre se mantuvieron en el fondo de las creencias de los nuevos cristianos. 
Veamos primero la lectura “académica” de García Guinea, centrémonos luego en la interpretación de los gestos de la mano de una gran estudiosa del tema y finalmente veamos la conexión antropológica que creemos subyace en toda esta iconografía, sin acudir al socorrido San Pablo, a los textos patrísticos o los bíblicos, a veces tan manido.

El capitel y su alarde sexual.

Dice G.Guinea en la Enciclopedia:   “(En el arco triunfal) el capitel derecho lleva, en el centro de la cara frontal de la cesta, una figura revestida, de frente, que apoya sus manos sobre el pecho, abiertas y mostrando sus palmas, en postura de orante. A su derecha, otro personajes con su mano derecha sobre el vientre y la izquierda sosteniendo un cuerno de cazador que lleva aplicado a la boca, y a su derecha, una mujer entocada que levanta con sus manos las piernas mostrando el sexo, en postura ya vista en el capitel de Cervatos y en otros sitios. Sobre estas figuras, y entre ellas y el cimacio, dos grandes ramos de palmera, en horizontal, vistos también en capiteles de Cervatos y Bolmir.” 


La escueta descripción sin interpretación, debe ser complementada hoy con la detallada fotografía que nos permite comprobar que el hombre del cuerno estaba dotado además de un monumental falo que ha sido eliminado de un fácil martillazo. Es decir, hay una mujer que exhibe su sexo y el hombre hace lo mismo. Incluso hemos de añadir que tras este personaje aparecen dos cabecitas que indican más presencia humana en la escena. Debido a la mala iluminación que aún hoy tiene la iglesia, hemos de dispensar esas omisiones. Pero, si no se moja el Dire, no lo van a hacer sus discípulos. Lo haré yo que no tengo fama que perder.
El hombre barbado tocando el olifante al que han capado ostensiblemente. Tras él, dos cabecitas

La postura sumamente impúdica de la dama tocada –incluso con restos de policromía para “decorar” la zona que atrae la mirada-  es la misma que tanto en el exterior como en muchos otros templos cercanos (Bolmir tiene tres parejas de exhibicionistas: uno en cada fachada) figura como tema de los canecillos. Aquí lo que “espanta” es que se está viendo este capitel durante cualquier oficio litúrgico por estar en la línea de contemplación del altar.

El hombre al otro lado que toca el olifante, ya decimos que aclara su función con el falo del que ha sido capado,  cuya base no ofrece dudas. Ya lo habíamos tratado en el foro de “El sexo protector”, cuya nueva edición intentaremos en breve en este blog, ya que disponemos de mucho material y nos sentimos arropados por algunos grandes investigadores. En el cercano San Martín de Elines, en una ventana aparece este tocador de olifante con unas posibles alusiones sexuales que no nos atrevemos más que a sugerir. 

 En Bolmir también hay un “olifantero” en postura de espinario mostrando su sexo y de manera general, creemos que ese gesto tiene que ver con escenas sexuales porque –ya lo siento, amigos- creo que tiene un sentido marcadamente apotropaico.
Y como dice el maestro Hernando, me voy a arriesgar a ser criticado (en mi caso, sírvanse a modo) por una alusión apotropaica de campeonato:  El relieve de Silos en el que aparece la duda de Santo Tomás está enmarcado por una ¿Jerusalem celeste? Y sobre la escena dos hombres simétricos soplan olifantes y un barbado y una mujer tocan sendos panderos. Dicen que alude al anuncio de la Resurrección de Cristo, cuando ya se había producido –tardía fiesta- pero nosotros pensamos que se han puesto, inspirados en imágenes de los libros miniados, como figuras marginales para proteger la escena principal del colegio apostólico y Cristo mostrando su llaga. Ciertamente que no tienen contenido sexual (vaya sitio para hacerlo) sino que nos referimos a los tocadores de olifantes como músicos “de ruido” para ahuyentar los diablos y el aojo ante la belleza de la talla realizada y sus sagradas figuras. Atraen la mirada del aojador dejando a salvo la escena principal.
Parte superior del relieve de la Duda de Santo Tomás en Silos con olifanteros y pandereteros

Ese mismo sentido apotropaico entendemos tiene el olifantero sexual de Villanueva. Ya hemos mostrado la abundancia de representaciones –canecillo del arpista de Santillana y otros- en los que los músicos son además exhibicionistas. Las damas exhibicionistas no tocan música: ya tienen ocupadas ambas manos sosteniendo sus piernas.
Ahora tenemos que aclarar este gesto, de cuyo significado tuvimos la fortuna de oir un minidebate de profesores. Y precisamente estaba presente la Dra.Alicia Miguélez, cuya tesis doctoral sobre el gesto y la gestualidad es toda una referencia. Pero vayamos a lo que dice en la pag. 161 de su documentado estudio, apartado 2.2.2. : “Palma o palmas de las manos mostradas al espectador a la altura del pecho”, que es precisamente lo que hace nuestro personaje revestido.

Adan y Eva en la Expulsión, Daniel y especialmente la Anunciación forman el amplio repertorio de este gesto, dice la Dra.Miguélez. Precisamente en el claustro de Silos los relieves que mencionamos antes presentan abundantes muestras del gesto, ya que también Cristo aparece con él. En la pag.175 concluye: "El significado de este gesto tiene diversos matices, todos ellos de carácter positivo.”
Diálogo, aceptación de un mensaje, pero también sorpresa o asombro en algunos casos. Ocasionalmente es un gesto de humildad, según demuestra la investigadora.
“Todos los matices que conlleva este gesto: el diálogo, el asombro, la aceptación y en muchos casos la humildad son todos ellos valores semánticos aplicables a muchos personajes, tanto del ámbito de la iconografía sacra como profana”, termina.
A la vista de este trabajo creo que podemos llegar a una conclusión: el gesto de este personaje no corresponde en absoluto a ninguna de las opciones positivas indicadas por la estudiosa. La crudeza de las exhibiciones sexuales no se corresponde con el gesto.
Por tanto, debemos considerarlo negativo. Pero negativo desde el punto de vista de la iconografía religiosa, igual que sus acompañantes.
No obstante, creemos que el gesto de las manos sobre el pecho con las palmas abiertas hacia afuera también puede ser signo de rechazo –de hecho es lo que vemos en Villanueva- de protección contra algo externo, como puede comprobarse en la pila de Rebanal, que tantas veces apareció  a lo largo del curso. 
Pila de Rebanal de las Llantas en Palencia. Foto de Cova Cañas

La escena de las mujeres con serpientes, muestra, a nuestro juicio, una mujer que acepta ser mordida y otra que se tapa con las manos abiertas hacia afuera impidiendo la mordida, como muestra de las alternativas de la mujer a caer o evitar caer en la tentación. Las investigadoras que lo han estudiado tienen otra opinión, como que son Adan y Eva, pese a que no hay árbol, ni manzana y parecen iguales, y una es claramente una imagen de la lujuria, que no de Eva. En cualquier caso, lo que nos interesa es que parece evidente el gesto de rechazo.

Pensamos que en los lados del capitel de Villanueva de la Nía dos figuras laicas realizan el gesto obsceno (mostrar el sexo) que conocen para conjurar al diablo, al que parece se teme en gran medida dadas “las abundantes barreras del exterior”, puesto que sus canecillos obscenos llegan a mostrar temas tabúes –aquí sin duda ninguna-  ya que una hembra está pariendo agarrada a la barra mientras asoma la cabeza del bebé.¿Cómo interpretamos que el sacerdote –si lo es- debe ahuyentar al diablo,  al mal,  y al mal de ojo? No puede hacer el mismo obsceno gesto, pero tiene otro recurso: mostrar las palmas de las manos abiertas. Este también es un gesto apotropaico. Incluso si no fuera sacerdote.
Y lo vemos en un trabajo de  Bernard O’Neill “The Evil Eye” que tenemos hace tiempo, descargable aquí:
http://www.iapsop.com/archive/materials/occult_review/occult_review_v8_n1_jul_1908.pdf

 Comienza citando a Spinoza: “Los hombres nunca serían supersticiosos si pudieran gobernar todas sus circunstancias por normas establecidas, o si siempre fueran favorecidos por la fortuna; pero siendo frecuentemente conducidos a situaciones donde las reglas son inútiles, y a menudo se mantienen entre la esperanza y el miedo por la incertidumbre de los codiciados favores de la fortuna, en consecuencia, en su mayor parte, son muy propensos a la credulidad”… “Y de los dos grandes factores en la producción de la superstición, la esperanza y el miedo, nos conduce a esos innumerables hábitos y costumbres que están asociados con la creencia en el "mal de ojo", o la fascinación”. El estudio está basado en las investigaciones de Elworthy en su “The evil eye”, que está descargable en internet.
Continúa viendo la evolución de la “fascinación” y la trivialización en su uso. A partir del desencadenante del mal de ojo producido por la envidia, se remonta hasta los tiempos remotos para comprender las maneras de combatirlo y evitarlo. Todo ello lo estudiaremos minuciosamente en la propuesta que haremos para seguir con El sexo protector. Comenta cómo Narciso quedó “fascinado” por su propia contemplación y así murió.
Dice : “ Los monjes siempre han tenido una reputación especial, y muchas personas en Italia se irritan si se encuentran con un monje o un sacerdote y esperan en casa por un tiempo con el fin de volver a la calle. El Papa Pío IX fue acusado de ser un jettatore (aojador) y los fieles que pedían su bendición cruzaban los dedos. (En España algo singular hizo cuando se inventaron los piononos para conmemorar el dogma de la Inmaculada Concepción en el siglo XIX por dicho papa aojador: quedamos fascinados por su sabor).

Tras hacer un recorrido por las formas del aojamiento, especialmente la mirada y por tanto, los ojos, añade : “Plutarco dice que los objetos establecidos para protegerse de la fascinación derivaron su poder de su aspecto grotesco y ridículo, que fijó el mal de ojo sobre sí mismos” que es lo que sostenemos hacen los canecillos sorprendentes: máscaras, coitos, exhibicionistas, músicos, mostradores de lengua. Cuenta cómo la cabeza de Gorgona era un claro amuleto, que aparece en muchos escudos para proteger a su portador
Más adelante: “Los cuernos son los más comunes de todos los amuletos, de modo que los napolitanos, en defecto de un objeto con forma de cuerno, se protejan simplemente pronunciando la palabra corno o corna”. En su momento destacaremos la frecuencia de cabezas de animales con cuernos o colmillos en los aleros de las iglesias románicas con este fin.
La mano fue utilizada en gran medida como un amuleto contra el mal de ojo; y estos amuletos pueden ser agrupados bajo cuatro clases :  la mano abierta, la mano cornuta,  la mano fica, y la mano pantea. Los primeros ejemplos de la mano abierta se encuentran en las tumbas etruscas, a partir de las cuales se han excavado representaciones groseras de manos hechas de piezas cortadas en placa de bronce, y con ojales, que demuestran que estaban destinadas a llevar.
Nosotros añadimos que hemos leído hace tiempo que las conocidas manos que vemos pintadas  en las grutas prehistóricas pudieran tener ese sentido apotropaico: la mano abierta. Y la decorativa y amulética mano de Fátima que nos traen de países no es más que una mano abierta.
El investigador describe las diferentes formas, que nosotros ya hemos ido mostrando en El sexo protector y de lo que disponemos ejemplos bien del románico (Grandsons) bien de mosaicos de Ravena (mano cornuta) mano figa (momia nórdica y también Grandsons, todo un ritual apotropaico con exhibicionista incluido , a la manera de Villanueva, pero en los Alpes).
Impresionante capitel de Grandsons con mujer exhibicionista, mano fica, espinario exhibicionista (capado) gesticulante,etc. Foto Violaine Büchler
Mano cornuta con sexo en Grandsons. Fotos Violaine Büchler

La mano pantea la vemos en los Cristos bendiciendo en los mosaicos bizantinos (Cefalú).
No podemos extendernos más pero dejamos el apunte sobre la posibilidad de que las manos abiertas sobre el pecho en un ámbito de exorcismo o de rechazo del diablo, como son los aleros o figuras relacionadas con escenas sexuales, pudieran tener esa finalidad apotropaica. 






El pendant de este “fascinante” capitel muestra algo habitual en el románico de Cantabria: leones que comparten cabeza tras los que aparecen personajes humanos. ¿otra forma de advertir a los diablos?
Precisamente, y ya terminamos, tras el altar de esta extraña iglesia, si volvemos la mirada de los que evitan con sus medios ser aojados: unos mostrando el sexo, el cura (no olvidemos que cura significa eso: que cura, es decir, que hace exorcismos y echa los demonios) mostrando las palmas, aparece custodiando la “entrada de los diablos”, la ventana, un sujeto que se agarra a sus ridículas canillas con un gesto concentrado: el homo cacans, ya que como veremos, el caganer que quedó solo al final en los belenes catalanes, era y es (canecillos de Cervatos, Artaiz, etc) sumamente apotropaico, porque la mierda y todo lo infecto (olores, etc) son instrumentos eficaces contra el mal de ojo. Veamos lo que cuenta G.Guinea:
El capitel derecho, es de cimacio biselado y liso y su cesta es de alto interés iconográfico, pues representa la figura de un hombre sentado, vestido con túnica, en cuclillas, mostrando sus piernas desnudas y cogiéndose las canillas con ambas manos. Se cubre la cabeza, de destacado tamaño, con un peinado rizoso. Los huecos de la cesta se llenan con dos bolas con caperuza. El simbolismo de este figura se nos escapa.”

La honradez y el rigor del profesor no le permitía hacer elucubraciones. Pero parece haber una contradicción: si está sentado, no puede estar en cuclillas. Nosotros creemos que sí está en cuclillas y que se agarra las canillas porque está, como el primer canecillo de Cervatos, cagando, que como sabemos es acto muy eficaz contra el diablo: materia, olor y exhibición. Más aún: esa cabeza de exagerado tamaño es posible que haya querido mostrar a un enano, como Marcolfo, cuyas “habilidades” siempre se relacionaban con el sexo y la escatología.                                       Ya sabemos que no es acción para un templo y menos en el interior. Por eso la excepcionalidad de Villanueva. Porque allí se aceptó por los usuarios y por los comitentes que era preciso hacer el ceremonial de protección contra el mal de ojo. A la Iglesia de entonces (luego reformada y reglada) no le parecía mal que se combatiera al diablo: en eso estaban de acuerdo. Y la tradición anterior al cristianismo sabía de la eficacia de esas figuras. La exhibición y la eme.puñetera eran cosa diabólica, pero para ahuyentarlo, no para atraerlo. Si el diablo intentaba acceder al interior sagrado o profanar las tumbas exteriores, quedaría sorprendido y asustado con algo inesperado, sorprendente y desagradable. Si había superado la barrera exterior de máscaras, falos, cuernos, etc. aún le quedaba la ventana con el enano caganer.                                                                   Pero poco a poco iremos dando argumentos, que se trata de una reversión a los antepasados. Muchas capas que ir levantando. El sincretismo de las culturas y religiones se puede ver, por ejemplo, en esta pila de Rimini que ya mostramos, donde la cruz –si la suponemos cristiana- es escoltada por hombres que muestran sus genitales.
Pila de Rímini




Precisamente en la ponencia del Dr.Hernando Garrido pudimos contemplar el caganer insertado en un remoto rincón interior y alto (donde se ocultan los diablos) de San Baudelio de Berlanga. Coincide que el recinto carece de canecillos, de protección, y se pintó en su interior. El mismo razonamiento que propusimos, más bien sin éxito, para entender las pinturas del interior de la iglesia de Boí, en el Pirineo (ambas estudiadas por la Dra.Milagros Guardia) en donde se ha efigiado un hombre con sus genitales expuestos (raspados luego, pero con cuidado de que se sepa lo que había, como para no desactivarlo del todo) y con pata de palo, otro doble apotropaico: sexo y pata de palo, acompañado todo por una monumental escena de juglares, saltimbanquis, músicos…lo que es habitual en los canecillos, pero como aquí no los hay, se ha protegido el templo con las pinturas del interior. Una abundante fauna (de nuevo, como en los canes) entre la que parece figurar un gallo (de alto contenido sexual) completa la protección, y la escena del martirio de San Esteban pudiera representar la parte sagrada a proteger por el resto. Aparece publicado en el Codex 33 ya en la librería.
Caganer sobre el ojo en un mosaico apotropaico

El caganer apotropaico tiene un origen tan remoto que aparece en el estudio de Elworthy en los mosaicos clásicos, donde realiza su escatológica función sobre el ojo que aoja. Curiosamente había una tradición que aún he conocido en los pueblos, de hacer una supuesta broma a los novios como regalo: un orinal en cuyo fondo se había dibujado un ojo. En el templo alavés de Alaiza hay unas visitadas pinturas de guerreros y asedio a un castillo donde aparece un probable caganer, al igual que lo pueden ser algunas de las figuras de los márgenes del Tapiz de Bayeux. Las pinturas son posteriores al Tapiz pero muchas de sus imágenes parecen inspiradas en el famoso Tapiz, lo que no sería extraño, ya que era expuesto en la catedral de Westminster a la vista del público.
Podemos detenernos un instante para ver la bóveda en la que se pintan, el detalle del entierro, tan parecido al del rey Harald en el Tapiz, y en las diferentes viñetas, un probable caganer y un (una) probable exhibicionista, que parecen estar evitando el aojo de algún envidioso visitante.
Vista del conjunto. El entierro dirigiéndose al templo tiene gran parecido con el Tapiz de Bayeux

Entierro en la pintura de Alaiza






Marcamos personajes que pudieran mostrar posturas apotropaicas. El posible caganer incluso con marca en el suelo


Parece indiscutible que si la iconografía obscena del románico se conservó y evolucionó con el gótico pasando a las gárgolas, es que había un consenso para usarlo y tenía que haber una razón de concordia para no eliminarlo. Por tanto, hay que descartar el fomento de la natalidad, demostrado estadísticamente su inexistencia, el muestrario de los pecados en base a los penitenciales que sugería G.Guinea porque además de que la muestra del pecado incita a su imitación (las parejas copuladoras parecen pasarlo bien, incluso los claramente condenados como en Uncastillo), tampoco pensamos que sacar la lengua te convierta en reo de los infiernos, y desgranando las posibilidades religiosas o morales es difícil engranar un sentido general que acoja la universalidad de esos gestos. Recordemos que los antropólogos extienden hasta Oceanía y a cualquier tiempo el uso de elementos sexuales como protectores de tribus y personas y por tanto la aceptación de la Iglesia tiene que venir de un entendimiento de la utilidad de esas figuras, que no puede ser otra que la de respetar (y al principio, compartir) la creencia en que eran buenos para combatir el mal. Puede que los religiosos pensaran que era una superstición, pero en la Edad Media se diferenciaba mucho lo que era magia protectora contra los diablos de la que, por el contrario, favorecía su poder. Si algo era bueno contra el diablo, no había que oponerse o los fieles no irían a un edificio sin medidas de protección. Es como si hoy vemos el cartel de "edificio videovigilado" en una iglesia, nos produce tranquilidad porque se han tomado medidas contra los ladrones. Los canes obscenos anuncian que el edificio está protegido contra el mal de ojo y los molestos diablos. Lo iremos estudiando.
 
convivencia de símbolos paganos y cristianos en Villanueva de la Nía








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