DESVELANDO SILIÓ (I) : PROCESIÓN Y CIRCO
Decía
nuestro amigo acamédico Dr. Omedes aquello de que “en la oscuridad de las
alturas, las telarañas parecen molduras”. Así se puede pensar de la poco
estudiada iglesia cántabra de San Facundo y Primitivo de Silió, favorita de
nuestros profesores de Aguilar en sus visitas ilustradoras de los cursos de
románico, y que este año no han podido repetir por causas ajenas a su voluntad.
Queremos ahora hacer un recorrido de algunos rincones difíciles que sin embargo
contienen una iconografía sorprendente, y aspiramos a que en futuras visitas
puedan ponerse en valor, contando con la necesaria iluminación suplementaria,
que brindamos ya.
Tenemos
una selección de imágenes, algunas silueteadas lo imprescindible (no
manipuladas) para hacer ver al estudioso que hay material suficiente para
ocuparse de ello. Nosotros hicimos lo que estaba a nuestro alcance: con permiso
de su párroco entonces (2013) y con gran susto de su gentil guía Noemí, que hoy
tampoco puede atender las visitas, pudimos trepar en nuestra escalera para
limpiar las negrísimas telarañas que impedían ver los ya de por sí dañados capiteles
y sacar algunas conclusiones, que hoy presentamos. Unos pocos buenos amigos nos
acompañaban, cuyas plegarias in situ sin duda permitieron culminar la obra sin
accidentes.
Limpieza de capiteles.Foto Paula Guillot |
Sin
embargo, mientras ahora nos documentábamos al efecto, nuestra amiga Lola nos
presentó la descripción de una iglesia francesa que estos días es objeto de su
visita, que comparte motivos iconográficos con otras de su entorno, y que en
cierta medida nos escandalizó, por lo tendencioso de su información en la
Wikipedia, tan accesible a los fakes. Y contiene un tema similar a Silió:
hombres devorados por bestias andrófagas.
Un preámbulo : Saint-Ferme
Se trata de la abadía de Saint-Ferme en la
Gironda francesa, en el camino de Santiago francés. Entre otras inquietantes
lecturas de sus esculturas, comenta la wiki cómo un capitel con dos personajes
que aparentan uno solo pero que tienen cuerpos distintos y se pasan la mano por
el hombro del compañero, a la manera que lo hace anteriormente el capitel de la
puerta de las Virgenes en Silos, representa un “ tema muy común, una
evocación del impulso y los vínculos de amor que unen a dos hombres. El
alisamiento de una exuberante barba tenía una connotación sexual bien conocida”. El
personaje doble de Saint-Ferme lleva un amplio manto que le cubre el (los)
cuerpo (s).
Capitel atlantes moros. Puerta de las Vírgenes.Silos |
Capitel Saint-Ferme (Gironde).Wikipedia |
Pero en Silos se aprecia que ambos llevan cinturón de fuerza, que
será el tema que nos va a ocupar en Silió, lo que permite aceptar la propuesta
de la EdR en el sentido de que se trata de dos atlantes y moros para más señas
por la inscripción que apareció cerca del fuste. Es muy probable que el modelo
se haya extendido con las connotaciones de forzudos o atlantes con que
nacieron, sin nada que ver con alusiones sexuales, como cogerse la barba, gesto
reservado habitualmente para jueces o personajes que meditan. Es cierto, como ya hemos contado aquí, que un modelo
habitual de masturbadores al menos en el norte de España lo hacen con la mano
izquierda y usan la derecha para tocarse la barba o la barbilla, como el muy
conocido del alero de Elines, pero si el gesto no se acompaña de la postura
sexual no debería considerarse obsceno, sino de rango social.
Pero la
tendenciosa lectura no acaba ahí. (Lo extraño es que la información dice
basarse en Bougoux, cuyas investigaciones tienen gran prestigio).
Otro capitel en Saint-Ferme con dos forzudos con cinturón de fuerza que meten sus cabezas en las fauces. (Foto wikipedia de Willian Elllison, como la anterior) |
En otro capitel de la misma Saint-Ferme figuran
dos personajes de espaldas, devoradas sus cabezas por grandes bocas
monstruosas, quizás leones, que lucen unos llamativos ropajes y cinturones de
fuerza, una vez más. Calzan lo que parecen babuchas. “Están en cuclillas, para exponer a la mirada su espalda y su
posterior, una posición deliberadamente indecorosa” comenta la wiki, que ya anuncia otra vez su “tendencia
ideológica”. Tras unas consideraciones respecto a matices de sus cuerpos,
decide: La vestimenta de los hombres
queda expuesta con virtuosismo por el escultor. Hay un significante de
suma importancia para la gente de la época: el medallón dorsal que usa el
cinturón. Es un signo de reconocimiento de sujetos no frecuentes:
bailarines, músicos y, en particular, la marca característica de hombres
"invertidos" u homosexuales. Estas representaciones son legión
entre los modillones románicos”.
Seguramente somos los más ignorantes sobre
románico, pero le hemos pedido a Lola que no haga caso de esa ficha, cuyo
comentario al parecer se hace extensivo a cuantas escenas similares hay en esa
región. Hasta donde conocemos, nunca se relacionan los hombres con cinturón de
fuerza con “invertidos”, sino con atlantes o forzudos. Mesarse las barbas suele
ser atributo de personajes juzgando o decidiendo. Como la abadía tiene un
extraordinario Daniel con la insólita ayuda de tres ángeles, además de Habacuc,
lo que parece convertir el foso de Saint-Ferme en un cinco estrellas, y otro Daniel casi seguro, se puede ver que
los leones, como pasa en Cantabria, es una constante en su iconografía, y leer
a Deonna “Salva me de ore leonis” le va a ayudar mucho a establecer que esas
propuestas sexuales de inversión no tienen ningún sentido. Si luego repasa lo que escribió nuestro amigo
Guesuraga sobre los hombres devorados con cinturón de fuerza en el románico y
le echa una mirada al trabajo de Zarnecki que nos pasó Carlos Sastre, tendrá
una panorámica más real, como la que nos permite a nosotros la osadía de
subirnos a la escalera en Silió a ver “qué hay allí”. Como luego explicaremos,
nosotros creemos haber encontrado una escena muy directa de circo con animales,
tema que ha estudiado José Luis Hernando Garrido como también luego citaremos.
Silió y el
circo
Lateral dcho. con la doble pareja de cuadrúpedos unidos por la cabeza, que juntan sus patas delanteras bajo un humano |
Entrando en materia, hemos ido pacientemente
reconstruyendo lo esculpido en el interior de la iglesia de Silió, que en
muchos casos la oscuridad, su gran altura, las telarañas que ya quitamos y que
fué víctima del incendio de su retablo en la Guerra Civil, reventando muchos de sus capiteles, lo
convierten en un enigma. Lo lamentable puede ser que lo que creemos haber
encontrado no tiene precedente en iglesias románicas, lo que ya de entrada pone
en cuestión nuestra propuesta: “muchacho, no nos traigas otro unicum” dirán mis
sabios profesores.
Cuando hicimos el pino en la escalera era para lograr
mejores y más limpias fotos de su iconografía e intentar iluminar sus motivos y
no para buscar “invertidos”.
Silueta del domador sobre la grupa de los animales afrontados por parejas. Se conservan las garras del probable oso bajo la bola de espejos y que apoya una pata en el soporte en forma de copa. |
Empezamos por el más problemático, el capitel
del triunfal del lado del evangelio.
García Guinea, con una vista excepcional, se
lamenta constantemente de la desgracia que supone la pérdida de esculturas que
pudieran estar entre las más importantes de España, y describe: “Toda la cesta del capitel, en su parte alta,
lleva los pares de volutas, tan repetidos, de nuestro maestro, en los laterales
separadas por cabeza masculina –barbada parece y mostrando la lengua-, en el
izquierdo, y femenina, con toca, en el derecho. Sin embargo, las del centro
soportan en su vértice una cabeza de animal que está devorando la testa de un
hombre desnudo, y con el cinturón de
disco en la espalda, mostrando sus nalgas y no olvidando detallar los
testículos. Debajo de las volutas del frontis de la cesta, a izquierda y
derecha, se ha tallado una piña y una cabeza humana, respectivamente. La escena
inferior –que analizando las rupturas podemos imaginar- ocupa toda la cesta.
Tiene las siguientes figuras: cuatro cuadrúpedos, dos juntando las cabezas en
la esquina izquierda del capitel, debajo de la piña y que tienen entre sus
patas delanteras una copa cónica (¿cáliz? ¿pila bautismal?). Otros dos, también
juntando las cabezas en la esquina derecha, de modo que todo el centro del
capitel lo ocupaban, en su parte baja, los cuerpos de dos de los cuatro
cuadrúpedos opuestos por sus nalgas. Es interesante poder asegurar que encima
de los dos cuadrúpedos laterales el escultor colocó sobre sus grupas un
pajarito, de cuerpo cónico y cabecita redonda, que pica el cuerpo de estos
animales”.
En esta foto se aprecia con claridad la copa-soporte de la bola que aparece sobre las cabezas de las fieras. Se aprecian las garras que han sobrevivido y arriba a la derecha los genitales del domador |
Poco
que añadir a la excelente descripción del maestro, que ahora apoyamos con
fotos, aunque la que figura en la EdR es bien explícita al mostrar las garras
del animal de la izquierda, que es lo único que se ha conservado.
Como
siempre, G.Guinea no interpreta. Pero la pregunta surge: ¿qué es lo que había
allí representado? Enfrente, como luego veremos, se puede deducir que hay
esculpida una procesión o ceremonia religiosa y en su lateral de nuevo aparece
un porteador (el otro se ha perdido) con una cuba en parihuelas, que vemos
hasta tres veces representado en el templo.
Domador de Silió sujetando la cabeza del animal |
Hace
ya tiempo, venimos proponiendo que aquí había una escena de circo con animales
amaestrados. La primera pista nos la facilita el forzudo que muestra sus
genitales mientras mete su cabeza en la boca de un león. Sin tener en cuenta la
insólita lectura que hemos visto respecto a Saint-Ferme, se suele ver esta
iconografía en tono escatológico: el pecador camino del infierno, o como decía
don Bertín, puede que sea el hombre entrando en otra dimensión, en otra vida,
en otro mundo, y quizás, hasta voluntariamente.
Pero
me temo que aquí hay lo que vemos: un forzudo mete su cabeza en las fauces de
un león, y para que veamos que carece de condena o dramatismo y ponerlo en su
contexto (el espectáculo) le han esculpido los testículos. Seguramente el
lector de Saint-Ferme se ratificará aquí diciendo que se le marca aquello por
lo que pecó. Si uno quiere encontrar su tema, lo verá, lo mismo que si busca a
los templarios.
Pero
es que todo el capitel está mostrando una escena de circo. El propio director
Guinea, describe los cuatro cuadrúpedos, dos a dos, unidos por la cabeza cada
pareja y por los culos ambas, pero la “piña” que describe no es tal piña por su
tamaño sino una gran bola compuesta de pequeños espejos que reflejan la luz,
típica de las escenas de circo en las que los animales elevan con sus patas o
sus morros esa bola.
Esquema de las figuras que forman el capitel. |
Más aún: si nos fijamos bien, la copa que sugiere sea
cáliz o pila no es más que la base en la que se apoya esa gran bola antes de
ser levantada con sus fauces por las fieras domesticadas, bien dos leones, bien
dos osos, porque lo que se ha conservado son garras, no son pezuñas. Una de las
fieras coloca su pata sobre ese soporte. De la pareja de la derecha no ha
conservado más que la silueta, pero la cabeza humana que asoma en el centro
sobre sus cabezas bien puede mostrar otra escena de doma. Y efectivamente, se
han esculpido otros dos personajes: el de la derecha es probablemente una mujer
con toca adornada (una espectadora) y al otro lado aparece otra cabeza , pero
ésta con unas largas orejas, quizás un cómico o un personaje que ayuda también
a destacar el carácter festivo de la escena.
Cierto;
no hay precedente de una escena similar. Algo que creíamos propio del siglo
pasado o del XIX como mucho, se nos representa en este capitel del XII. El
profesor Hernando Garrido ha estudiado en varias ocasiones el tema de los
animales en el románico. Una de ellas, en el Sautuola VI, homenaje a García
Guinea, en un hermoso trabajo “¿Bebedores o músicos del demonio? La portada
románica de San Juan Bautista en Moarves de Ojeda (Palencia)” y más tarde en
“Apuntes sobre la caza en el arte medieval hispano” en el Codex.
Silueta de las figuras desde el ángulo oriental |
En
su fina prosa, el autor alude a las frecuentes escenas cinegéticas (Cantabria,
Palencia y Asturias están plagadas) y propone eludir la fácil lectura de la
lucha del bien contra el mal, que nosotros contemplamos como el comodín de los
historiadores: si no entiendes bien el significado de algo, dí que es la lucha
del Bien contra el Mal, que a todo el mundo lo tranquiliza, es lo que espera.
Lo mismo que con el sexo: ¡qué otra cosa va a ser que el retrato de un pecado!
Hernando
analiza cada bicho objeto de la cinegética –jabalí, ciervo, osos- y sus
componente (halconeros, criados) y describe la simbología de cada uno: el oso lo
es de la gula,la ira... Nosotros en Silió –como en otros sitios- pensamos que
el posible oso o león no simboliza nada, es descriptivo: se trata de una fiesta
rústica–quizás la de la consagración del templo- frente a otra religiosa, la
procesión y la bendición de los campos. Pero volvamos al profesor Hernando que
se refiere al oso y en la pag. 119 dice:
“Pero la actividad
profesional más habitual entre los plantígrados peninsulares parece ser
la circense, eso queda
más que demostrado en las ménsulas del palacio Gelmírez y las dovelas de la
portada de la Asunción de Perazancas, especialidad de crueles mañas que
recuerdan haber visto
nuestros padres y abuelos a los cíngaros huidos tras la guerra europea y
nosotros mismos en
tierras balcánicas. Era cuestión de amaestrar –es un decir- al osezno de
chiquito, anillado el
morro, forzándole a levantar las patas delanteras, y puede que las cuatro,
si el carrilano
mugriento echaba planchas a la lumbre para utilizarlas como hiriente escenario.
De estos desmanes
zoológicos de carácter burlesco dan buena cuenta las miniaturas marginales en
tantos manuscritos góticos estudiados por Randall, también participó Enrique IV
que mantenía tres osos vivos en el Alcázar de Segovia y cuidaba otras alimañas
en su caserones de El Pardo, Valsaín y Coca, lo mismo que Pere IV el Ceremoniós
y Martí l´Humà recurriendo a los cérvidos para surtir su pabellón de Valldaura.
Pasear oseznos y lobeznos a mayor escarnio del cachorro, debió ser hábito
consentido y fomentado desde concejos y señoríos.”
En la excelente foto de Jaime ya hemos recortado mejor los perfiles de la base de la bola |
La misma toma sin recortar en la que se observa claramente el apoyo de la bola (que no piña) |
En
Asturias no es más que circo lo que esculpen las jambas de San Martín de Lillo,
allí con carácter apotropaico que pudiera también tener esa utilidad el capitel
cántabro . Y creemos que son osos los que sostienen la bola en Silió porque es
una imagen asociada al circo que tenemos en la retina, como mostramos al final. Hemos dibujado la
silueta para argumentar la propuesta. Es más sencillo encontrar escenas en las
que se caza al oso o al jabalí, pero tan
sólo en Perazancas, el plantígrado parece formar parte de la arquivolta en
papel “humanizado”, rodeado de músicos y él mismo portando en la mano lo que
puede ser instrumento simple de viento para tocar el cual coloca la boca en
posición de soplar. En Piasca, la presencia del guerrero apuntando a la cabeza
de oso lo sitúa en la abundante lista de escenas de cacería.
"Orquesta" de Perazancas (Palencia) con el oso como uno más entre los músicos. |
Y
autocitándonos, con perdón, cuando estudiamos en el foro de AdR “la evolución
de las imágenes románicas”, ya propusimos en 2015 que en este capitel teníamos
una escena de circo puro y duro y tomábamos un texto de Michel Pastoureau :
Lo que nos hace traer la cita a Pastoureau es cuando comenta cómo en el imaginario medieval, era el oso quien ostentaba la plaza de rey de los animales hasta el siglo XII, en que, por varias razones, como la fama glotona y lasciva del plantígrado y el fomento del uso del león como señal heráldica, fueron relegando al oso en privilegio del león. Ambos compartían la creencia de que lamían a las crías recién nacidas: el oso para darles forma y el león para darles vida; luego ambos casos tenían relación cristológica. Y dice:
“En la Edad Media los hombres y las mujeres pueden tener la oportunidad de ver leones con vida: no todos los días, ciertamente, pero quizás con mayor frecuencia de lo que podría creerse en un primer momento. En efecto, existen varios domadores de animales que se desplazan de feria en feria y de mercado en mercado. Entre una fauna relativamente clasificada muestran osos que bailan y hacen acrobacias, y de vez en cuando uno o varios leones…
A partir de su comportamiento una vez sometido, mucho más dócil y simple que el león, el oso acaba siendo motivo de burla, también por su parecido al ser humano. De hecho, el propio transporte de la fiera era mucho más sencillo, ya que el oso necesitaba simplemente una cadena, mientras que el león precisaba de una gran jaula. Y dice cómo la Iglesia contribuyó a la degradación de su reinado: “primero demoniza al oso, luego lo adiestra y finalmente lo ridiculiza, amparados en una frase de San Agustín: Ursus est diabolus.
Hay una coincidencia muy curiosa con el ciclo de hibernación del oso: se consideraba que su ciclo terminaba el 11 de Noviembre, precisamente la festividad de San Martín y su vuelta a la vida era el 3 de Febrero, la Candelaria.
Más adelante: “La Iglesia, aunque hostil a todos los espectáculos de animales, deja de oponerse a la circulación de domadores de osos…El antiguo animal real, admirado y temido, se convierte en un animal de circo, que baila, da vueltas y entretiene al público.”
Entendemos,
por tanto, que hay elementos suficientes en el capitel para pensar que se
relata un espectáculo circense sin simbolismo, sino narrativo de una fiesta
memorable representativa de la manera de celebrar lo extraordinario en el
ámbito del monasterio y del pueblo: un espectáculo lúdico y enfrente uno
religioso. No debemos obviar que era algo habitual en ese tiempo la presencia
de osos salvajes en el territorio, de tal modo, que la famosa fiesta de la
Vijanera, que se celebra el primer domingo de Enero en Silió tiene como
protagonista al oso, al que se da caza, con las diversas fuerzas vivas de la
sociedad, hombres disfrazados de árboles, elementos de la naturaleza y todo un
repertorio de figuras ancestrales que pudiera haberle dado sentido a esa
representación. La fiesta tiene su propia web y un museo en Silió.
Domador de Cervatos, similar al de Silió, con cinturón de fuerza que mete la cabeza en la boca del oso |
Amenazante cabeza green-bear en Cervatos que acompaña a otro elemento apotropaico: el caganer |
El forzudo de Silió
El
primer estudioso que se ocupa de los cinturones de fuerza es Zarnecki: “A Romanesque Bronze Qandlestick in Oslo and the Problem of the "Belts of Strength" , artículo que me pasó hace tiempo el dr. Carlos Sastre,
excelente investigador interesado en su estudio.
Zarnecki comenta en su trabajo la clara relación de estas figuras con
forzudos y atlantes : el origen del atlante, como su nombre indica, viene de
Atlas, dios de la mitología clásica que además de lo que sabemos de ser modelo
de forzudo, también era conocedor del curso de las estrellas. Asimismo, curiosamente, tenía el título de “Rey de
España”. En un manuscrito guardado en el Vaticano se dice : “Atlas, the great
astrologer and King of Spain”, dice el investigador. (también tendría gracia
que un famoso domador y forzudo como Angel Cristo, hubiera ostentado el título
de “rey de España” por un tiempo).
Dada la frecuencia con que la iconografía románica toma modelos de la
clásica y los “oblitera”, no es difícil pasar de Atlas a Hércules y de éste a
Sansón. Lo vimos al estudiar la iconografía de Loarre. Cuenta el autor que
Porter creía que era en Apulia donde el modelo bizantino de Atlas se incorporó
a la imaginería cristiana, con el testimonio del trono arzobispal en S.Nicolás
de Bari, de finales del XI. Más nos sorprende un dato que aporta Zarnecki:
informa que en un friso en la catedral de Lincoln, probablemente anterior
(mediados del XII), con escenas del Nuevo y Antigüo Testamento, aparece un
relato del Diluvio Universal, en el que claramente se ve a un gran hombre –los
gigantes de la Biblia- que se ahoga con su cinturón de fuerza. La paciente e
infructuosa búsqueda de la imagen nos conduce a una interesante web de la
comunidad judía de Lincoln
con valiosas aportaciones sobre el
friso realmente alto en la fachada, que vemos brevemente.
Parte del friso con el Diluvio y encuadrado Daniel entre los leones.(http://www.medart.pitt.edu) |
Cuenta que tras la
escena de la expulsión de Adan y Eva, aparecen dos varones labrando la tierra,
que se identifican (lo hace Zarnecki) como Adán y Caín con una Dextera detrás
portando una bolsa, en base a una tradición judía según la cual el Señor les
habría dado semillas para cultivar perfume con que honrarle en el Templo.
Adan y Cain cultivan el campo con la semilla que les entrega Dios |
Respecto al Diluvio, aparece primero (al otro lado de la esquina) Dios
dando instrucciones a Noé para construir el Arca, seguido de un inesperado
Daniel entre los leones (producto sin duda de un apaño ante un hueco previo), y
de nuevo escenas de salvación. Allí no está el del cinturón de fuerza, pero
mejor tomemos la traducción del texto de los judíos:
Los gigantes en el diluvio
El segundo elemento extraído de
la tradición judía es igualmente misterioso. Al seguir el friso a la
vuelta de la esquina en la pared sur de la fachada, se llega al primer panel
relacionado con la historia del Diluvio. Esto muestra la construcción del
Arca. El principal interés está en el segundo y el tercero de la secuencia de
Inundación que ahora se encuentran, desplazados, ahora dentro de la Ringer
Chapel en la esquina suroeste. Al entrar en la Ringer Chapel, el panel
está detrás del hombro a la derecha, en lo alto de la pared, a la altura de una
galería. Se puede ver adecuadamente desde el nivel del piso, si tiene
buena vista, pero se ve mejor desde la galería, lo que puede no favorecer a
algunos visitantes, debido a la subida a la galería que está bastante arriba.
El panel actualmente solo se puede ver en el 'techo'
La segunda de estas escenas
muestra a tres hombres, con crecientes aluviones lamiendo sus piernas,
alcanzando árboles casi sumergidos. En el extremo izquierdo, la figura
tiene un "cinturón de hombre fuerte", con un disco prominente, que se
usó para mostrar a aquellos dotados de fuerza sobrenaturalmente. Esto
denota que todos los hombres son gigantes.
Tal escena de inundación es
única, según Zarnecki, y es un trabajo dramático de una leyenda judía escrita
en los siglos IX y X. Estos hombres representan a los Gigantes de Génesis
6.4, el engendro sobrenatural de una unión ilícita entre los ángeles y las
hijas del hombre. Habían escapado a la destrucción que ya sufrían los
meros mortales, que habían intentado en su desesperación entrar en el Arca. La
leyenda cuenta que estas personas fueron ahogadas y que los animales salvajes
del arca han sido rechazados.
Los Gigantes, sin embargo, eran
demasiado altos para ahogarse y por lo tanto se burlaron de la amenaza del
juicio de Dios, ya sea por las aguas arriba o abajo, ya que se creían
inmortales. La respuesta de Dios fue hacer que cada gota de agua del
diluvio pasara a través de los fuegos del Gehenna (Infierno), antes de que
cayeran a la Tierra. Así los Gigantes fueron escaldados hasta la muerte,
desde arriba y desde abajo, como un castigo por su temeridad y en un eco de las
ardientes lujurias que originalmente habían causado la conjugación ilícita de
los ángeles con las hijas de los hombres.
La transmisión de esta escena a
las piedras de Lincoln es mucho más difícil de explicar que la primera. No
parece haber sido asimilado antes en la corriente principal cristiana, como lo
fue la leyenda de Expulsión. Esto deja un enigma, sugiriendo, tal vez, un
contacto personal entre el diseñador del friso y los eruditos de la comunidad
judía.
Como
no hemos sido capaces de encontrar la foto de la Ringer`s Chapel (aparenta que
no se pueden ver los frisos de frente),al menos se puede localizar
el friso según el esquema que se incluye aquí
algunas de cuyas descripciones no nos parecen muy afinadas, como ver un
espinario en un rey con la pierna cruzada, probablemente Salomón en postura
mayestática. El tema de los gigantes que se cruzaron con las hijas de los
hombres siempre ha sido muy goloso por su oculto significado.
Bien, volviendo al texto de Zarnecki, comenta cómo es adecuado en el friso
de los gigantes poner el cinturón porque identifica al gigante: “gigantes autem
erant super terram in diebus illis (Génesis, VI,4).
Luego repasa el autor una amplia serie de ejemplos de sansones con el
cinturón de fuerza o figuras esforzadas, como los que acarren pesados peces en
Oloron o en Saujon.
Una figura del siglo XII que no es Sansón pero actúa como tal, es el rey
David que aparece con un claro cinturón de fuerza en el claustro de Santillana.
El rey David en postura de Sansón con cinturón de fuerza en el claustro de Santillana |
Lo
que sí está claro para Zarnecki es que “en la mayoría de los casos, su uso
significa que el portador es fabulosamente fuerte o de tamaño gigantesco. En
raras ocasiones, no obstante, sugiere pecado o maldad.” Aunque hay excepciones,
como el cinturón que porta Cain asesinando a Abel en el Salterio de Winchester
o su propuesta de que el famoso suicidio de Judas en el capitel de Autun lo
haga con un cinturón de fuerza, a la vista del extraño abultamiento que tiene
la soga a su espalda.
Luego
el autor se enreda en buscar una aplicación a ese disco ensanchado que
caracteriza el cinturón (como los campeones de boxeo y lucha, forzudos actuales)
pero deriva hacia la lucha como si fuera ese ensanchamiento un “asa” para
acabar con las escenas de luchadores deportivos tan abundantes en el románico.
Aunque no nos parece adecuada tal visión; pues no creemos que eso tenga por
finalidad hacer de asa para agarrar al contrario.
Número de circo con oso en el que hay una gran bola brillante para imitar el capitel de Silió |
Visto
esto, nos queda tan sólo para terminar este personaje, ver lo que escribió
Raphaël Guesaraga en el Sautuola VI, “la del homenaje” como decía G.Guinea:
“Los monstruos andrófagos en el arte románico de Castilla”.
En
un amplio y minucioso estudio, Guesuraga aporta imágenes de devoraciones, que
en algunos casos nosotros hemos propuesto que forman parte de ordalías o
juramentos que se hicieran en las iglesias, especialmente si son manos las
devoradas. Incluye un nuevo posible caso de ordalía (a nuestro juicio) en el
interior de Santillana, donde ya habíamos propuesto un capitel de una ventana
exterior del ábside. En este caso la presencia de una gran ave picando en la
cabeza a un hombre sometido nos había despistado. El investigador asocia esta
ave a la presencia de sendos pájaros sobre los lomos de las fieras de Silió.
Comienza el estudioso por Frómista, que
considera foco de dispersión del modelo en sus variedades. Como tal influencia,
contempla luego a Santillana, Castañeda, Elines,Cervatos, etc. Al llegar a
Silió, relaciona el capitel del devorado que estudiamos con el de enfrente, con
los religiosos en donde uno muestra la mano abierta en señal de bendición o
aceptación y deduce que se muestra la confrontación entre la Iglesia y el
devorado “que debe ser percibido como un ser maligno, peligroso para la
Iglesia”…”Estas imágenes excluyen de hecho también la interpretación infernal
corrientemente aplicada a los andrófagos (condenados en el infierno) como la
interpretación jonasiana (Jonás tragado por la ballena y después devuelto al
exterior). Estos contextos sintácticos permiten suponer, por el contrario, que
los hombres devorados son los pecadores opuestos a la Iglesia”.
Capitel pendant del circense con procesión o ceremonia religiosa que veremos próximamente |
Aparte
de que respecto a Silió no compartimos esa propuesta de confrontación
Iglesia-pecado, no hace ninguna mención a las cuatro fieras que forman el
cuerpo principal del capitel, ni de los otros personajes, tan sólo se ha
centrado en el devorado, que además, a diferencia de todos los otros ejemplos,
muestra claramente sus genitales.
Al
final de su estudio, Guesuraga dedica un guión al “cinturón de fuerza”. Casi la
mitad de los devorados que ha estudiado, llevan ese cinturón, tanto en España
como en Francia. Cita a Berland, quien también insiste en que es atributo de
forzudos y acróbatas, dando “un significado netamente social a este atributo,
considerando que todos los personajes que llevan un cinturón con disco dorsal
serían los juglares, cualquiera que fuese la actividad en que ellos
participaran”. Tal es el caso que estudiamos.
Guesuraga matiza que esas clasificaciones un tanto rígidas, puede conducirnos a aberraciones como que Sansón (o David, en Santillana) serían juglares. En el románico, pensamos, la norma rígida es que no hay normas rígidas. Tampoco el hecho de que Cain lleve cinturón de fuerza en el salterio comentado, implica un sentido negativo en las figuras que lo portan. Pensamos que puede enfatizar determinados personajes y comportamientos. Es decir, el cinturón con disco no califica la bondad o no del portador, tan sólo destaca la fortaleza. El devorado por la cabeza de Cervatos con un cinturón de fuerza, parece ser víctima de un oso (o es una exhibición circense), y precisamente en esa iglesia tan visitada y comentado, hemos manifestado que además de sexo hay mucho circo, explicación que vemos satisfechos que va siendo propuesta por prestigiosos investigadores.
Guesuraga matiza que esas clasificaciones un tanto rígidas, puede conducirnos a aberraciones como que Sansón (o David, en Santillana) serían juglares. En el románico, pensamos, la norma rígida es que no hay normas rígidas. Tampoco el hecho de que Cain lleve cinturón de fuerza en el salterio comentado, implica un sentido negativo en las figuras que lo portan. Pensamos que puede enfatizar determinados personajes y comportamientos. Es decir, el cinturón con disco no califica la bondad o no del portador, tan sólo destaca la fortaleza. El devorado por la cabeza de Cervatos con un cinturón de fuerza, parece ser víctima de un oso (o es una exhibición circense), y precisamente en esa iglesia tan visitada y comentado, hemos manifestado que además de sexo hay mucho circo, explicación que vemos satisfechos que va siendo propuesta por prestigiosos investigadores.
Forzudo exhibicionista en Paillet (Gironda) de la wikiwand |
El
recurso al cinturón de fuerza para potenciar la virilidad del domador expresada
claramente en los testículos de Silió, trae al recuerdo un motivo en Paillet en
la Gironda francesa que encontramos en
donde
el forzudo realiza una exhibición sexual, en lo que vemos un gesto claramente
apotropaico. No hace falta añadir que de nuevo el comentarista lo define con
“invertido”, tal como hacen en otros similares de la Gironda, a nuestro juicio
equivocadamente.
Nos
hemos entretenido mucho en este capitel, pero quedan aún cosas curiosas que
escudriñar en Silió, así que seguiremos con ello.
Gracias Fernando por tu generosidad al compartir tanto conocimiento con todos los que tenemos algún interés en esto de los "muñequitos", como tu los llamas con tanta gracia.
ResponderEliminarEres un chorreo de ideas. Fundamentadas y estudiadas. Incontestables.
Al leerte me van surgiendo dudas que no me puedo contestar. Otras veces me recuerda a sitios con capiteles curiosos que tal vez, tras tu explicación, cobran otra dimensión. A veces no comparto, pero siempre respeto.
Verás, cuando veo esos animales androfagos con cuerpecillos en sus fauces me pregunto ¿salen o entran? Siempre hemos leído aquello del morir para volver a nacer limpio de pecado. Una catarsis lograda por el bautismo (por ejemplo).
Otra duda que me sobreviene: ¿por qué no hemos sabido entender la representación de ¨"pecado"de la homosexualidad (sabiendo que la consideraban como tal). Identificamos perfectamente los padres de todos los pecados: Lujuria y avaricia...adulterio, embriaguez(gula)etc etc...Pero y la sodomía? Por qué no hay representación de este pecado tan perseguido entonces.
Tan solo una vez oí decir a un profesor, en Ste. Quiterie, en Air-Sur-L´Adour una imagen de dos hombres que cabalgaban al revés sobre las grupas de sendos leones, que eso se leía como la reprpesentación de la homosexualidad. No he visto otra en ningún sitio.
Ahí lo dejo.
Más cosas: En Saulieu, Borgoña, es tan importante la representación de los ritos de celebración de la primavera,la cual la relacionan con el despertar del oso, que hay un capitel en el que dos paisanos levantan el rabo a sendos osos, los cuales tienen perfectamente marcado el ano. Ese capitel en los libros viene denominado como "El pedo del oso" ya que por lo visto al desaletargarse es lo primero hace, y con este escatológico acto da comienzo la primavera.( eso he leido, pero estoy abierta a otras explicaciones)No sé como poner fotos de todo esto cuento.
Me gustaría además hacerte un pequeño comentario a cerca de la cantidad de leones( muy pocos creo yo ) que podían ver los escultores románicos del XII...pero ya lo dejamos para otras ocasiones.
Finalizo comentando simplemente lo que siempre me han impactado las caras de los personajes de Silió, son un poco....¿no?
Gracias una vez más por tu tiempo
Gracias, Lola por tus aportes. La representación del "pedo del oso" como arranque de la primavera tiene que ver con un artículo que voy a citar en la tercera entrega, escrito por Nathalie le Luel: "¿Cómo cristianizar un oso?" en los Cahiers de Poitiers de 2012 y demuestra la gran influencia del calendario agrícola en la iconografía, incluyendo leyendas y creencias antiguas. Y la Iglesia no le hacía ascos (como lo apotropaico) a respetar esas "supersticiones". En general, siempre que no se invocara al diablo, estaban permitidas todas esas ancestrales creencias.
EliminarLo de representar la homosexualidad, ocurre como hoy con la pederastia: nadie tira piedras contra su propio tejado y seguro que en ninguna revista eclesiástica (si la lees) verás referencias a ese horrible vicio. La homosexualidad era un pecado (no tan grave) en los monasterios. Si lo ves alguna vez representado, va dirigido a los laicos, que en el monasterio -como hoy- son todos santas criaturas y no hacía falta amonestar. Ya sabes que en Vezelay tienes el famoso rapto de Ganímedes, exquisita y etérea (y culta) alusión a la homosexualidad. Así sólo lo entienden los escogidos. Incluso hoy.
Voy a poner tus magníficas fotos (gracias) de Saulieu en la tercera entrega. Lo de ver leones, tampoco veían ángeles, ni dragones, ni grifos, pero para eso estaban los libros miniados y la imaginación de los tallistas. Si te refieres a leones vivos, los circos ambulantes, como ya he puesto en el blog, escrito por Pastoureau, eran más abundantes de lo que pensamos. Las inquietantes cabezas humanas de Silió dejaron admirado a Guinea. En esta web verás un interesante trabajo sobre el "pet de l'ours"
http://www.buvettedesalpages.be/2011/02/saint-blaise-et-le-pet-de-l-ours-.html
en el que relacionan al oso con el santo del día: San Blas. Muy curioso.
Pues… no lo sé Fernando. Hace muchos siglos que se intentó cambiar el celibato de los sacerdotes. Desde Nicea 325, ya estaba prohibido el matrimonio entre los diáconos y aun seguían conviviendo con sus mujeres. Se perseguía el pecado del Nicolaísmo, y se representaba constantemente. No me convence mucho la respuesta de que no se hace por ser un pecado “de entre ellos”. Además, estoy segura de que en la sociedad civil la homosexualidad tampoco era bien vista y existía. No faltan áulicos ejemplos
ResponderEliminarCreo que no sabemos “leer” esta representación .
Ah! y muchas gracias por el enlace, es un artículo esclarecedor que viene al pelo
ResponderEliminarComo estoy disfrutando y que interesantes historias alrededor de los capiteles.Muchas gracias.Os voy siguiendo.
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