DESVELANDO SILIO (II) : PROTAGONISTAS


Un simpático capitel esculpido con poca pericia en La Chaize-le-Vicomte (Vendée francesa)  muestra una escena que si no de circo, sí que pensamos la protagoniza un oso. A la izquierda un personaje toca la rota mientras a su lado lo que entendemos por su postura como un osito se columpia, siendo sujetado por una pierna por un hombre asido por detrás por lo que nos parece un oso, que ha dado lugar a lecturas tan tendenciosas –una vez más- como que se trata de una escena de sodomía. Parece que la gente busca en el románico un alivio a sus traumas.
Capitel de La Chaize-le-Vicomte con escena circense.Ver la boca y la pata del oso, nada humanos

 En nuestra opinión, se trata de nuevo de una escena adecuada al circo: parece que un oso –véase su boca en embudo y peluda como el “músico” de Perazancas, y su pata- abraza por detrás a su domador, que lleva una gran capa, similar a la del músico, en un intento de sorprender, de impactar en la mirada del visitante. Otro capitel próximo muestra músicos, contorsionistas, etc., en fin, todas esas  cosas que nos repiten estaban condenadas por los textos monásticos. Pero que ahí están. Contradicciones.
Un ejemplo de cómo entienden algunos las imágenes románicas

No es preciso ir tan lejos si visitamos S.Martín de Elines, tan relacionada con el equipo que trabaja también en Castañeda, Santillana y Silió. En un capitel de la nave, un hombre aparece sujetando un grupo de animales, en los que se distinguen monos a los extremos, pero el más próximo al hombre, de mayor tamaño que éste, formato diferente a los monos y con pelo en la cabeza, aparenta ser un oso. El humano lo sujeta por el brazo.
Capitel de S.Martín de Elines con un hombre sujetando animales. A su lado, mayor que él, un oso. Los otros parecen monos

Un detalle que pudiera enfatizar cuándo un hombre no es forzudo es el canecillo de Silió en el que un personaje en similar postura a la del circo en su interior, carece de cinturón de fuerza. Otros canecillos muestran las conocidas figuras del arpista o incluso una curiosa porteadora que enseña el sexo. Todo por llamar la atención y sorprender. “Pararrayos del diablo” por usar una expresión actual.
Canecillo con devorado en Silió














Canecillo sexual de Silió. Hay otro similar en S.Martín de Elines


















Porteadores y procesión

Del capitel pendant en el arco triunfal de Silió, lado de la epístola, poco podemos añadir a lo descrito por el profesor García Guinea, si no son fotos. Vimos que Guesuraga entiende su representación litúrgica como un contraposto al del evangelio, el ser maligno que supone el devorado, opuesto a la imagen positiva de la Iglesia. Como nosotros tratamos de huir de cualquier intención oculta en estos mensajes, entendemos que se mostraba a los fieles las dos maneras de celebrar la fiesta, la “pagana” y la religiosa. Y creemos que no hay castigo ni censura a ningún comportamiento. El domador mete la cabeza en la boca del león como parte del espectáculo en el que dos osos sujetan y elevan una bola brillante.
Capitel del triunfal lado de la epístola con porteadores y procesión litúrgica.

 Veamos ahora el contenido de este capitel del lado de la epístola. Enseguida compararemos este capitel procesional con los que figuran en la ventana exterior, como hace G.Guinea, y ratificaremos ese sentido ceremonial, sea bendición de los campos, sea consagración del templo o ceremonia de ordalía.
Marcado en amarillo la figura del obispo con báculo bendiciendo. A su lado, el clérigo con la cruz procesional.A ia izquierda, la barrica que es transportada por el único sobreviviente.

Tras describir el interesante cimacio, como ocurre con el resto, muy relacionados con Santillana, dice de la cesta: “La superficie del lateral izquierdo nos ha dejado sólo una parte de lo en él tallado, sí lo suficiente para poder adivinar el asunto esculpido: la pareja de obreros que llevan sobre sus hombros y colgada de un palo una pila, cubo o pequeña herrada cilíndrica de madera, con resaltados herrajes de refuerzo, repitiendo así la iconografía que ya vimos en el capitel izquierdo de la ventana del sureste del exterior del ábside. Pero el segundo portador ha desaparecido en este capitel del arco triunfal (entendemos que es el primero, en orden de marcha). Con dificultad podemos suponer el tema central de la cesta: un obispo de pie revestido con traje ceremonial, que porta con su mano izquierda un gran báculo, destrozado en su cúspide y con el brazo derecho, doblado en alto, hace con la mano el gesto de bendecir. La cabeza ha sido totalmente seccionada. A su izquierda le sigue un personaje de frente, pero con la cabeza doblada hacia la del obispo,(vemos que mira al frente) y portador de una cruz procesional que cogida con su diestra apoya en el hombro del mismo lado. Se debe tratar, sin duda, de un acto ritual, procesión, consagración, etc. que tampoco podemos determinar porque todo el lateral derecho del capitel está totalmente destruido.” El gran investigador nos remite a la iglesia de Pujayo, que luego veremos.
Segundo porteador del triunfal, lado epístola. El primero solo conserva la silueta. La tina es igual a la del capitel exterior

Como ya hemos planteado meses atrás, por tres veces aparecen personajes portando recipientes en esta iglesia. Dos de ellas, la ventana citada y éste del triunfal, a la manera que aparecen primero en Frómista –donde vemos ordalías- y más tarde, quizás “desactivado ese sentido” en Valdecal, Santillana, Siones, etc. En los tres casos de Silió –el tercero es en la arquería interior del ábside- relacionados con ceremonias litúrgicas. 

Cara exterior del capitel de los porteadores
Cara interna del capitel. Se puede ver el cinturón de fuerza del segundo y se vislumbra del primero, que cuelga por delante



















En el exterior todo un grupo sacerdotal en dos capiteles. Tan sólo en la arquería del ábside interior los cubos son portados por quienes parecen sus mismos usuarios; cubos que pudieran actuar como acetres, al manejar hojas que parecen mojar en los recipientes, o gleras que exhiben triunfantes en la ordalía. Como sabemos que una forma de ordalía consistía en sacar objetos (gleras) de un cubo de agua hirviente, y encontramos tanto en el interior como en el exterior escenas relativas a juramentos (demasiadas manos levantadas para ser bendiciones) y devoraciones (ventana norte del ábside, canecillo) no descartamos que también en Silió se hayan celebrado ordalías, como venimos viendo precisamente en Santillana,  y antes en Frómista y norte de Palencia. También en la arquería interior del ábside de Castañeda y en San Martín de Elines (todas ellas influyeron en la iconografía de Silió) pretendemos que se representan escenas de ordalía.
Capitel con más recipientes en el ábside con posible ordalía



Juramentos no parecen faltar. En un capitel bajo del interior del ábside, sendos hombres aparecen levantando la mano y poniendo la otra sobre su sexo a ambos lados del capitel entre parejas de leones, en una postura antigua de juramento “por su descendencia”,  lo más sagrado. Una solitaria mano que bendice aparece sin cuerpo tras los leones que han perdido sus cabezas.


En el capitel adyacente, son dos hombres que sólo conservan la silueta, quienes levantan sus manos como jurando,  intercalados entre otros que parecen notables (quizás jueces) por la forma de recoger sus capas. No parecen sacerdotes si los comparamos con los del exterior. Transmiten la formalidad de un juramento, típico de las ceremonias previas a las ordalías. Ninguno parece tener los dedos en actitud de bendecir, como se piensa. Tienen la mano abierta, como los sacerdotes de los capiteles de la derecha de la ventana, que saludan mientras sostienen el gurruño que forma su capa al recogerla en la otra mano. También es un signo de aceptación, en este caso, del juramento que hacen los del capitel adjunto. Tan sólo el adyacente a los porteadores en el capitel izquierdo bendice con la mano.
Capital adyacente sin leones pero con personajes que levantan la mano junto a notables con capas (jueces o sacerdotes)

Cara occidental del mismo capitel con personajes que levantan la mano (no bendicen) entre notables


Devorados también tenemos en el interior (además del que todos conocemos en el exterior de una ventana) en una oscura escena en la que aparece una fiera que está sujetando la cabeza de un hombre mientras otro hombre desnudo mostrando su falo parece luchar por defenderlo. Una gran cabeza de león parece anunciar una amenaza de muerte, como vemos que figura en los capiteles de Frómista.

Hombre fálico en escena de devoración


Silueta capitel arquería alta del ábside con hombre fálico

















Detalle del capitel con la cabeza diabólica y las garras sobre el condenado con el falo apuntando a la cabeza


La misma escena del capitel de “la bendición de los campos”, como se ha descrito, muestra un enlace de brazos y muestra de palmas que lo mismo es una ceremonia de hermandad que un conjuro o una ordalía; nadie bendice, alguno parece que se le obliga a levantar la mano y hasta la inclinación de los cuerpos en la cara izquierda parece señalar que se arrastra a alguien a hacerlo. Como no hay tal bendición y por tanto decae la propuesta de “bendición de los campos” proponemos –ya sé, una vez más- que estamos ante una escena de ordalía o juramento o juicio de Dios. Quizás con gleras, que era lo más sencillo. La iconografía que lo acompaña permite esa especulación, pese a que no descartamos una ceremonia de consagración del templo.
Lateral occidental del capitel de la arquería con una posible escena de ordalía


Volviendo al capitel del triunfal, comprobamos que, como dice el profesor, no se conserva nada del lado derecho salvo las volutas y la bola con caperuza que rematan el capitel, como lo hace en las otras caras. Pudiera vislumbrarse siluetas de dos cabezas, que formaran parte del cortejo procesional.
 Lateral perdido del capitel de la epístola del triunfal de Silió.Se percibe la escena central con el portador de la cruz .

Si nos fijamos en los dos grupos de sacerdotes o notables que aparecen en la ventana de los porteadores, comprobaremos que el único que bendice es el más próximo a éstos, mientras su acompañante parece tener una mano oculta en la manga del otro brazo, como suelen aparecer los monjes. Hay que destacar que el segundo porteador exhibe cinturón de fuerza, dada la índole de su trabajo. El primero lo tiene tapado el parte por su propio brazo. Ambos vuelven la cabeza hacia el espectador. Quieren ser reconocidos.
Capitel ventana de los porteadores,El sacerdote de la izquierda mete su mano bajo el manto.El otro bendice.

Es muy importante resaltar aquí el “toque” magistral del tallista, que se esmera –tal como ha destacado G.Guinea- es poner el remate esquinero con esa especie de pincel o brocha que repite sin cesar. Es su marca personal.
Capitel derecho de la venta absidal con dos notables que saludan.En medio la roseta, marca también del tallista, que podemos encontrar asimismo en capiteles de S.Martín de Elines

Sin embargo, en el grupo del pendant nadie bendice, todos muestran la mano en alto, en señal de aceptación o como pensamos en este caso, de saludo. No tienen tonsura y pudiera tratarse tanto de la llegada de otra comunidad (si pensamos en consagración del templo, ya que los porteadores del interior se dirigen hacia un obispo con su báculo) como de autoridades civiles. Tres saludan con su mano izquierda abierta excepto el más exterior que emplea esa mano en abrazar a su acompañante. La especie de borla rayada que llevan en su mano izquierda los dos del interior, entendemos que es –como hemos comentado- el gurruño del pliegue de sus capas, lo que parece distinguirles de los sacerdotes. Otra interpretación del detalle podría ayudar a identificar el carácter de estos personajes: si civiles o eclesiásticos. Coincide que ninguno de los dos con lo que llamamos gurruño en la mano está bendiciendo, sino saludando. Tanto pueden ser eclesiásticos como autoridades civiles o jueces.
Cara exterior del capitel de la ventana del ábside de Silió. Nadie bendice. En el ángulo, otra marca del tallista.El pincel

La reiteración de ceremonias con recipientes y la abundancia de sacerdotes y gestos manuales permiten hipotetizar sobre ceremonias de ordalías, más adecuadas a esas vasijas que para bendecir los campos o consagrar el templo.
Angel con tau junto a un personaje desnudo (aunque parece llevar pedules) interpretado como una Expulsión.

Cara oriental de "la expulsión" (presunta) con un extraño diablo. El ángel al otro lado no ofrece dudas: tiene alas.

Otros capiteles del interior del ábside, como una propuesta expulsión del Paraíso también pueden vincularse a la ordalía que sugerimos. Las otras dos ventanas exteriores del ábside con inquietantes cabezas frente a bolas con caperuza y la del norte con escena de devoración por los pies frente a simios enmarcados por leones –que hemos visto en Frómista- sugiere asimismo algún tipo de condena. Un bueno amigo estudioso del románico, lo veía como alusión a la salvación (las cabezas como almas de difuntos y las bolas con caperuza alusivas a la vida eterna) y la condena eterna (devorado y monos con leones).
Interior del ábside de Silió. (Cantabria)

Pero habíamos comenzado con circo y volvemos a encontrarlo en los capiteles de las ventanas interiores del ábside. Esta vez nos recuerdan a la imaginería de Santiago el Viejo en Zamora con dos temas fundamentales para proteger y dotar de defensa apotropaica al recinto: sexo y circo.

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