LA PILA BAUTISMAL DEL PANTEON REAL DE SAN ISIDORO DE LEON (1ª parte)
LA CARA CUARTA (LOS LEONES)
Un amable lector me recuerda, con razón, que
cuando me dediqué en 2016 a intentar analizar la famosa pila que se encuentra en un lateral del Panteón Real
de la Colegiata de San Isidoro en León, lo interrumpí bruscamente dejando la
cuarta cara sin tocar en lo referente al estudio de Harriet M.Sonne.
Curiosamente en la fecha en que esto ocurría, renunciando a escribir en el foro
donde lo estudiaba, recibía permiso especial de los custodios de dicha pila, el
personal del Museo de San Isidoro –como siempre, tan amables y dispuestos a
ayudar a conocer mejor sus misterios- para hacer nuevas fotos de la pila, para
lo que, acompañado de nuestra compañera de blog Mª.José Friedlander, nos
presentamos con la impedimenta precisa, incluyendo un buzo adecuado para tumbarme
en el suelo y no perdernos detalle de cada rincón de la pila.
Vista parcial de las caras 1 y 2 con las columnas entorchadas esquineras rematadas en capiteles con uvas, según Harriet M.Sonne, concretamente el izquierdo. Más intrigante es la basa de la derecha. |
El resultado de esa sesión, que iremos viendo
ahora, ha servido para constatar mi error cuando basado en mis fotos,
identificaba lo que ahora veo que es claramente un ángel posado en tierra (el
otro sobrevuela la escena) como decían las investigadoras que lo habían
estudiado con mayor fundamento, las Dras. Etelvina Fernández (Univ.de León) y
Harriet M.Sonne (Univ.de Toronto) y no un “padrino” que sostenía las vestiduras
del catecúmeno en una de las caras, como yo veía en mis fotos.
Problemas de
sombras, que espero no afecten a lo que ahora pretendo proponer, porque a pesar
de que esta vez hice muchas más fotografías, me parece que hay un detalle en
esta cara cuarta que da un giro a su lectura, ahora ya con el temor de una
nueva equivocación. Lo dejo al criterio
de los lectores, pero voy a defender lo que me parece que se muestra y no lo
que se ha visto hasta ahora.
Leoncillo entre las garras de los leones que ya había sido observado por Etelvina Fernández, que lo asimila a un diablo. |
En próximas entradas recogeremos lo analizado
antes sobre las otras tres caras, las narrativas, enlazadas entre sí, que
muestran, a mi juicio, escenas relativas al Bautismo y la liturgia adecuada al
sacramento. También los textos que vamos a manejar de nuevo nos van a conducir
a atrevernos a hacer una humilde propuesta que relacione los capiteles del
Panteón, especialmente los más occidentales, donde figuran Daniel y los leones,
Moisés y el paso del Mar Rojo y el Sacrificio de Isaac- que están muy próximos
entre sí- con la liturgia del bautismo, lo que pudiera dar pie a situar junto a
ellos la pila que estudiamos, que luego sería removida al construir los sepulcros
reales, inhabilitando el espacio como baptisterio.
LOS LEONES.
Sin perjuicio de que luego sigamos (en breve) con las
otras caras que ya estudiamos antes en un foro , podemos
comenzar por esta cuarta porque nada tiene que ver su representación con la
narración de las otras, aunque sí tiene un claro sentido bautismal y por eso es
adecuada para una pila.
Cara cuarta de la pila con los dos leones que se tocan las garras, el de la derecha sobre zancos, mientras aparece bajo sus garras una cría de león. |
En principio, muchas pilas tienen animales
guardianes como leones, porque se quiere reforzar el poder salvífico de la
ceremonia con figuras que pueden actuar como apotropaicas. Otras veces,
representa al mal, y aparecen aplastados por la propia pila, como en Santoña o
devorando al pecador, como en la cercana de Bareyo, ambas en Cantabria.
Pila de Bareyo en la que dos fieras (que pudieran no ser leones) devoran el brazo de un pecador cuya cabeza aparece abajo |
Pero en ésta que tratamos, de datación tan discutida,
los leones parecen, además de por su actitud pacífica, responder a una oración
propia de la liturgia bautismal. La conocida frase “VICIT LEO DE TRIBU IUDA
RADIS DAVID ALLELVIA” , (VENCIO EL LEON DE LA TRIBU DE JUDA, ALELUYA) se invoca
entre los exorcismos propios de la ceremonia como veremos enseguida. Esa misma
expresión domina la portada de Moradillo de Sedano, donde la inclusión de
inconexas escenas de la Matanza de los Inocentes, a la manera de un “bajo
continuo” en acertada definición de Gerardo Boto, y la presencia de profetas
dominando a demonios, nos hace pensar que ante aquella puerta se celebrara
también la ceremonia del Bautismo. También la frase era pronunciada a diario en
la antífona de comunión durante el rito de la fractio panis en la liturgia
visigótico-mozárabe, de manera que era muy conocida por los fieles.
Adelanto que, a mi modesto entender, las
inscripciones que tiene la pila y que suponen un quebradero de cabeza para
lograr encajarlas con las imágenes esculpidas (citas a Zacarias, José, Egipto,etc.), son
sólo oraciones litúrgicas propias del bautismo a las que no hay que encontrar
acomodo con lo representado, a pesar de la presencia de María, el Niño, San
Juan, etc. Lo esculpido relata, según
pensamos, tres momentos en tres lugares distintos de una solemne ceremonia
bautismal en la liturgia mozárabe, seguramente evocada en la pila ante el
cambio de ceremonia tras la reforma gregoriana, hacia la mitad del siglo XI.
Detalle del leoncillo bajo las garras que se aproximan. No tienen nada en medio |
Pero antes quiero mostrar alguna de las fotos
del motivo, que me impresionó nada más iluminarlo porque, contra lo que tenemos
leído (y visto en mis fotos anteriores) no parece que sea un arbolito, ni guirnalda
ni vasija lo que aparece bajo las garras de los leones. Estimamos que se trata
de una cría de león, un recién nacido leoncillo que parece posado (quizás colgara de las garras en su origen) quedando sus patas colgando a la manera que hacen los felinos al
trasladar a sus crías, aunque más frecuentemente lo hacen con la boca. El
tallista conocía los felinos pero no tanto un león con su cría.
Silueta de garras y cría de león bajo ellas. |
Si se acepta esta lectura, estaríamos quizás
reforzando el sentido de protección, la alusión al carácter cristológico del
león, que nace ciego y al tercer día su padre lo lame y le abre a la luz, tema
que encaja perfectamente con el sentido del bautismo cristiano. Mejor que el
árbol de la vida o cualquier otra alusión. Y por eso pido que no se haga
cuestión de fe estimar mi propuesta, sino analizar lo que enseñan las fotos.
Por otro lado, una detenida lectura del trabajo de Etelvina Fernández nos hace
descubrir que ella –tántas veces habrá visitado la pila¡- sí ha visto esta figura
que nosotros distinguimos como leoncillo, pero ella contextualiza su presencia
no como animal sino como un demonio: “El mismo significado le otorgamos a los
zancos sobre los que se eleva el asno que monta Cristo en la escena de su
entrada en Jerusalén (se refiere a los zancos del león). El demonio sometido al
que hace referencia el texto citado se plasma, en este relieve, mediante la
pequeña figurilla esculpida bajo las garras delanteras de ambos leones.” Ya
veremos más adelante que no compartimos esa lectura de los zancos y tampoco esa
visión diabólica de la figura. Cristo y la Iglesia protegen la vida nueva al
recién bautizado, pensamos que se pretende apuntar.
El problema del leoncillo es que ha perdido la
cara, pero conserva el formato de la cabeza e incluso es visible el rabo en la
parte inferior del animal. Se distingue claramente el muslo. También parece
haber llevado algo al cuello, al menos donde desaparece la materia pétrea. Sobre
lo que debería ser la cabeza del leoncillo no hay más que las garras de los
leones .
Cara 3 de la pila con la procesión de catecúmenos tras la imagen de un Cristo epifánico |
Aunque sólo el león a nuestra derecha es el que
muestra suplementos de apoyo en las patas, como el modelo de la pila del rey Badis de origen fatimí, si analizamos las demás figuras de la pila que también tienen
esa misma característica: la imagen de la Virgen y el Niño con la silla inclinada y
el burro que cabalga Cristo (todas ellas con nimbo) nos induce a proponer, como
ya dijimos en su día, que estamos ante la intención del tallista de mostrarnos
figuras que no son reales, sino imágenes; en el caso de las escenas litúrgicas,
son imágenes transportables, se montan sobre esos soportes para la ceremonia,
pero ni están presentes en persona ni son fijas del escenario donde se
reproducen. El comitente ha pedido que se haga ver que son imágenes y no
realidades.
Una imagen transportable de la Virgen con el Niño preside en el baptisterio |
Es decir, que la pila no tiene tallados unos leones, sino un
dibujo, un paño o una imagen que muestra a unos leones. A la manera que veíamos
en Silos que el primer maestro no está tallando aves ni animales sino
reproduciendo telas o tallas lígneas, por lo que no tienen relieve, son casi
filigranas como si se tallara un marfil. El hecho de que solo uno de los leones
tenga esos suplementos, se nos escapa; quizás han decidido que con que uno de
los leones muestre que es una figura y no una realidad, sea suficiente. Luego
veremos cómo –siempre a nuestro modesto entender- el Cristo que cabalga el asno
a la manera del Domingo de Ramos (aunque la procesión no es la de las palmas,
sino el desfile de los catecúmenos con su Credo en la mano y una vela en la
otra) no es una figura real, sino una imagen, un paso, una “majestad” procesional
que guiaba a los catecúmenos desde una iglesia (catedral) a otra para comulgar.
Pero volvamos a la cara cuatro. La consulta de
un interesante estudio “Temas eucarísticos y bautismales en el arte de la época
visigótica” de Rafael Barroso Cabrera y Jorge Morin de Pablos, en el Boletin
Arqueologico Medieval nº 11 de 1997, aunque referido a una época anterior a la
pila, aporta mucha información ya que, por otro lado, creemos que lo esculpido
pudiera relatar una liturgia que se perdía con la reforma gregoriana y
pretendía fijar una ceremonia memorable anterior y que, como sugerimos, hubiera
servido para dotar de un mueble adecuado a las solemnidades vividas en esta
iglesia desde su fundación como iglesia de San Juan, como el traslado de las
reliquias de San Pelayo hasta ceremonias regias (por ejemplo, el bautizo de
algún heredero; quizás sea demasiado imaginar que la infante Urraca tuviera
especial cariño a una pila en la que habría sido bautizada).
Leona transportando su cría (Pinterest) |
El estudio hace un análisis comparativo de la
relación entre bautismo y muerte (el mismo Cristo considera su pasión y muerte
como un Bautismo –Lc.XII, 50. Mc.X.38-) que permite enlazar la finalidad del
espacio del Panteón para ambas. La vinculación de la muerte de Cristo con el
Bautismo se ve reflejada en la ceremonia que estudiamos, ya que este sacramento
se administraba a continuación del Jueves Santo.
También menciona un trabajo de Yarza sobre un
himno segoviano del siglo XII pero cuyo origen puede remontarse al X en el que
“se hace una trasposición entre la caída de los protoparentes y el pasaje de la
Crucifixión” que pensamos es lo que se esculpe claramente en el capitel de
Frómista de la falsa reprensión, que hemos analizado en la entrada titulada
“Exultet” de este blog.
“Los leones –dice los autores más adelante-
son, evidentemente, imagen de los neófitos (o mejor, de sus almas) que se
acercan a la salvación a través de las aguas del bautismo…A este respecto
señalan que los leones que escoltan a Daniel en el visigótico capitel de San Pedro
de la Nave, no le lamen los pies, sino que están lamiendo el agua del lago en
el que se encuentran, como un alusión bautismal, al igual que las aves que
beben de una crátera en otros casos.
Capitel de Daniel en S.Pedro de la Nave, foto de Borjaanimal en la wiki. |
Más adelante, repiten: “el león de Judá es el
vencedor del demonio y el que defiende a los fieles del poder del maligno. Sin
duda, este carácter apotropaico del león explica la aparición del símbolo
davídico junto a la cruz en una famosa bulla encontrada en la necrópolis del
Carpio de Tajo (Toledo)…De esta forma se vienen a unir las ideas de muerte y
regeneración contenidas en ambos sacramentos, lo que queda manifiesto en la
larga serie de relatos evangélicos que apoyan esta relación de carácter místico
y sobre todo, en la práctica de celebrar el bautismo en fechas tan señaladas
del calendario litúrgico como en Sabado Santo previo al Domingo de Resurrección
y en Pascua de Pentecostés, retomando la razón expuesta por San Pablo (Rom.VI,
3ss)”.
Las abundantes citas de los investigadores
Barroso y Morín nos conducen a un texto que ya habíamos utilizado. “La liturgia
bautismal en la España Romano-Visigótica” de José Pijoan, que aporta muchos datos para situar las escenas
de esta pila.
Como aquí estamos solamente ocupados en
enmarcar los leones esculpidos en la cara cuatro, veremos esos datos cuando
analicemos las otras caras.
El estudio de Pijuan utiliza profusamente el
Antifonario visigótico mozárabe de la catedral de León y el “De cognitione
baptismi” de Ildefonso de Toledo. Comenta algo que pudiera explicar la cara
tres de la pila: la obsesión repetitiva que se percibe en el Antifonario con el
número tres, probablemente por la polémica en tiempo anterior sobre el arrianismo.
Precisamente son tres los catecúmenos que aparecen procesionando con una vela y
un libro (el Credo) en esa cara de la pila. Siguen a una imagen de Cristo
entrando en Jerusalén el Domingo de Ramos porque era ese día cuando se
realizaba todo el rito bautismal.
Coincidencia.
“El N.T. menciona solo dos ritos para la
admisión en la comunidad cristiana: el bautismo con la invocación de la
Trinidad, al que precede una breve instrucción y exhortación y la comunicación
del Espíritu Santo, con la imposición de las manos.
Los exorcismos (increpar al diablo) que se
hacían en la preparación del bautismo y en la propia ceremonia, debían ser ,
según San Ildefonso, con palabras “sin rodeos, ni de difícil inteligencia, sino
sencillas, ordenadas y ardientes, por eso son tomadas las tres de las propias
Escrituras : “ te conjure el Señor, Satanás” (Zac.3,2) “Se te intima, Satanás,
sal fuera” (Mat.4,10) “Venció el león de la tribu de Judá” (apc.5,5).
“En el bautismo sencillo o privado, los
exorcismos los hacía el presbítero, pero en el bautismo solemne los empezaba el
obispo de manera general sobre los bautizandos y los proseguían después sobre
cada uno de ellos los exorcistas, quienes tras una preparación específica, recibían
de manos del obispo el libro en el que están escritos los exorcismos
confiriéndoles a la vez la potestad de imponer las manos sobre los energúmenos,
tanto si son bautizados como
catecúmenos”. Estos exorcismos u oraciones imprecatorias iban acompañados de
los ritos simbólicos de la inhalación en la cara, de la señal de la cruz en la
frente y de la imposición de las manos sobre la cabeza, que es lo que vemos en
una de las escenas de la pila.
El liber ordinum, prosigue Pijuan, trae la
imposición de manos, separada de los exorcismos como ceremonia especial con su
propia oración, después de la unción de la boca y oídos, cual se tratara de la
conclusión del catecumenado propiamente dicho.
Parece que sólo en Sevilla y por extensión, el
sur, se daba a gustar la sal a los bautizandos, como signo de sabiduría
espiritual.
Después de la increpación de los exorcismos
–prosigue Ildefonso- se pasa a la unción del óleo: las orejas y la boca, como
hizo Cristo curando al sordomudo (Mr. 7-32,34) metiendo sus dedos en las orejas
y escupiendo en los dedos para tocar su lengua, lo que supone la ceremonia de
la efetación, ya que exclamó: Efeta¡¡ (ábrete).
Por anticipar lo que luego veremos con las
caras narrativas de la pila, Ildefonso cuenta como el día de la unción se
entregaba el símbolo (el Credo) que se hacía el Domingo de Ramos, escena que
vemos en la procesión de la cara tres. También existía la costumbre, que no rito,
de lavar a los niños la cabeza para tenerla limpia al recibir la unción, lo que
se llamaba capitilavio.
Según detalla el libro de Pijuan, citando las
dos fuentes religiosas que citamos, durante la ceremonia del bautismo solemne
se celebraban simultáneamente dos asambleas: una en el baptisterio
presidida por el obispo y otra en la catedral, presidida por algún presbítero o
cuando menos por un lector que proseguía las lecturas, que se alargaban según
la ceremonia bautismal, lo que pensamos pudiera estar explicando la presencia
de dos ceremonias de bautismo similares pero no idénticas en la pila que
estudiamos. Pero es lo veremos más tarde.
La descripción de esta cara cuatro realizada
por Etelvina Fernández en su trabajo “Hacia la renovación escultórica de la
segunda mitad del siglo XI. Los ejemplos del sarcófago de San Martín de Dumio y
de la pila bautismal de San Isidoro de León” señala que son “dos leones
afrontados con la cabeza vuelta y dos de sus patas delanteras enlazadas” y dice
que “con frecuencia puede el león simbolizar a Cristo”. Menciona el exorcismo
que estamos usando “Venció el león de la tribu de Judá, el retoño de David”
usado en el Antifonario leonés. Identifica como “mensaje cristológico
relevante” los zancos del león derecho. “Evidentemente, no se trata de un
capricho o licencia plástica de su artífice”. Y lo relaciona con los textos del
Fisiólogo que consideran el movimiento de la cola del león al caminar, que
parece que tratan de borrar sus propias huellas. (Los docus de la 2 nos
demuestran que no es así, que los leones no son tontos y no quieren quedarse
sin rabo; se queda a pocos centímetros sin tocar el suelo. Eso de borrar las huellas era un fake medieval). “El rastro del león representa la Encarnación
que Dios quiso tomar en la tierra para conquistas nuestras almas, sigue la investigadora. "Y ciertamente
lo hizo en secreto; se situó en los peldaños en que se hallaba cada orden
–profetas, apóstoles- hasta que llegó al nuestro, se convirtió en hombre de
carne y hueso, se hizo mortal por nosotros y así, según un orden aceptable
venció al demonio….Así se ocultó Dios de nuestro enemigo…Y así entendemos por
las huellas del león que Dios quiso ocultarse para engañar al demonio” la cita
es de Malaxecheverría y sus bestiarios.
“El mismo significado le otorgamos a los zancos
sobre los que se eleva el asno que monta Cristo en la escena de su entrada en
Jeerusalén. El demonio sometido al que hace referencia el texto citado se
plasma, en este relieve, mediante la pequeña figurilla esculpida bajo las
garras delanteras de ambos leones. (De manera que Etelvina Fernández sí que
ha identificado esta figurilla, pero no como un leoncillo sino como un diablo
sometido). Cita la pila del rey Badis, que volvemos a mostrar, de mediados del
XI, hoy en el museo de Xátiva. Sería la misma época de la pila que estudiamos.
Por
parte de Harriet M.Sonne, quien atribuye la pila a una época más reciente, más dentro
del siglo XII, e incluso sugiere su origen fuera de la ciudad de León, señala
que en esta cara “aparecen dos leones regios, ambos con una pata elevada y
junta, sujetando una corona circular o guirnalda”. Tras apuntar que está “mal
llevada”, se trataría de una corona para los nuevos iniciados, símbolo de la
victoria y la vida eterna. Sin embargo, en el ejemplo que aporta son dos
ángeles quienes portan la corona en una pila francesa, y, como ahora
proponemos, tampoco hay guirnalda o corona en la pila de León. Completa su
lectura señalando que “debajo de la corona circular o guirnalda hay un
recipiente en forma de cáliz”, que nosotros entendemos como el cuerpo de un
leoncillo. La explicación de los soportes a los pies del león de la derecha lo
achaca a un error del escultor. Observamos que en los estudios sobre esta pila
se apela con frecuencia al error; también Etelvina Fernández propone que las
inscripciones o los nimbos habría que entenderlos colocados en la cara
equivocada. En el estudio que estamos manejando de Barroso y Morín “Temas
eucarísticos y bautismales…” se apunta –referido también a considerar error la
inversión del alfa y omega en algunos crismones- que “en general, hay una
tendencia a cubrir nuestra ignorancia con pretendidos errores de realización.
Como intentamos demostrar a lo largo de estas líneas, no hay nada que haya sido
dejado al azar, y más bien al contrario, todo el arte cristiano de esta
centuria –hablan del visigodo- apunta hacia una concienzuda reflexión sobre la
base de los textos sagrados y la patrística.” No encaja bien esa opinión en
nuestro caso, pues las historiadoras que estudiamos son verdaderas sabias en el
tema, y sería en todo caso “incomprensión” ante lo que se enfrentaban pero nunca ignorancia.
“Por tanto, los dos leones de la pila de San
Isidoro pudieran haber sido entendidos como referencias a la autoridad eclesiástica,
la lucha espiritual del alma y, quizás, afianzó las raíces familiares de
Castilla-León, precisamente cuando los Plantagenets ingleses usaban el león
como símbolo”, concluye la historiadora danesa.
Esquina de la pila con las caras 4 y 1 en las que se pueden ver las patas suplementadas (de la silla y del león) |
A MANERA DE RESUMEN
Llegados a este punto de la cara cuatro con la
opinión de las dos investigadoras que mejor lo han tratado, y pendientes de
continuar las otras caras que ya habíamos visto pero que repetiremos con más
afinadas fotos, podemos incorporar la opinión del Dr.Morais Morán publicada en
2014 en la revista De Arte “El ornato esculpido en el templo de Fernando I (San
Juan Bautista/San Isidoro de León)” quien razona en su trabajo la plausible
presencia de escultura procedente del primitivo templo, de la que formara parte
esta pila que tratamos. Esto lo hace frente a una postura habitual de los
historiadores que niegan tal decoración y tan sólo un canecillo muy socorrido,
hoy en el pasillo de la hospedería al templo puede figurar como muestra.
Incluso este es cuestionado por considerarlo no del templo de Fernando I sino
de lo ampliado por Urraca (Boto).
Canecillo atribuido a la primera iglesia |
Por nuestra parte y con toda humildad
aportamos los canecillos que precisamente vigilan por encima de la pila en un
lugar que hoy no tienen sentido –como el del pasillo- pero que sugieren que
aquello fuera la puerta del templo cuando allí estaba la pila, luego sustituida
por los sarcófagos reales. Si no, ¿qué otra finalidad tendrían allí los canes,
si no era el muro que limitaba la puerta? Pero nosotros solo somos curiosos que
miran y tratan de entender y el propio hecho de que los canes son idénticos
entre sí, algo poco normal, puede sugerir que se hayan colocado a posteriori en
alguna reforma. Ahí lo dejamos.
Canecillos en la primitiva entrada (hoy Panteón) sobre la pila bautismal |
El artículo del dr.Morais lo que hace
finalmente es estudiar un relieve hoy perdido y del que realiza un meritorio
estudio a partir de una foto, y que en algunos aspectos recuerda detalles de la
pila (columnas entorchadas) y que le hace apoyar la propuesta de su profesora
Dña.Etelvina en el estudio que manejamos datando la pila a mediados del siglo
XI. Se trata de la tapa de un posible relicario con el Cordero Místico, Tetramorfos
y arcángeles que estaba justamente en San Isidoro. Morais publicó en 2013 un
avance de su estudio en la revista “Románico”.
Más canecillo sobre el recinto de la pila bautismal, primitiva entrada a la iglesia |
Por otro lado, como luego veremos, la dra.Sonne
se llena de argumentos para rechazar la datación tan temprana y la sitúa al menos
un siglo posterior.
A nosotros nos ha chocado las referencias encontradas
en los textos citados, en los que se citan oraciones bautismales evocando las
figuras de Moisés en el Mar Rojo, del sacrificio de Isaac, de Daniel entre los
leones, etc. que, como hemos comentado, nos hacen ubicar oraciones, capiteles y
pila en un lugar concreto del que hoy es Panteón Real. Como estas imágenes
también son válidas en un contexto funerario (de hecho, estamos haciéndonos eco
de los estudiosos que relacionan muerte y bautismo) hasta ahora se han analizado
relacionadas con la presencia de los sepulcros reales, como alusiones
funerarias, al igual que la Resurrección de Lázaro y la Curación del leproso en
los capiteles de la cabecera, pero quizás habría que plantearse su
ambivalencia. Lo contaremos luego, porque hay un capitel en el Panteón que no ha sido estudiado por Morais en su magnífico estudio "La recuperación de la Ecclesiae primitivae forma en la escultura del Panteón Real de San Isidoro de León" en el que analiza de manera exhaustiva su iconografía y precisamente ese capitel, mejor esa cara, ya que es la trasera del Sacrificio de Isaac muestra a dos presuntos sacerdotes portando libros, que supongo se han vinculado a la del Sacrificio, aunque no nos consta que tenga relación alguna pero muestra precisamente lo que pudiera asociarse con una escena de bautismo. Pero eso lo veremos otro día.
En unos "Apuntes para la historia de la iniciación cristiana en los primeros siglos de Hispania" (M.González López-Corps, Toletana 16.2007) estudia los ritos visigóticos que pudieran alumbrar lo que se practicaba hasta el cambio de rito. Respecto al uso de la sal, también lo sitúa en la Bética, con origen norteafricano, con homilías de San Gregorio de Elvira, para rechazar los espíritus inmundos.Es "la sal de la divina sabiduría y la que mata el gusano del pecado" basado en Mateo 13,27: "Vosotros sois la sal de la tierra". San Gregorio no hacía más que seguir la teología de Tertuliano. También san Isidoro menciona la sal, para no volver a la vida pasada tras recibir el bautismo, no vaya a pasarle como a la mujer de Lot. Tiene además un efecto apotropaico (saludos, Lola) ya que está vinculada con el exorcismo. Por eso "en el AT los sacrificios eran salados antes de ser ofrecidos". Y termina "Es muy significativo que en la ritualidad hispana la sal aparezca al principio de la vida del creyente y en su final" (extremaunción). Lógico porque es lo que nos conecta con la tierra.
ResponderEliminarUna de las cosas curiosas que cita es que para aspirar a un cargo público se requería al menos ser catecúmeno.Esto se hacía no hace muchos años : se necesitaba la fe de bautismo para matricularse.
En un largo artículo en los Cahiers de civilization médiévale, de 2015, publica Cyrille Aillet “Existe-t-il une liturgie “mozárabe?” en el que trata la liturgia hispana desde los comentarios árabes, y propone que más que “mozárabe” debería decirse “liturgia ibérica pre-gregoriana” puesto que era la de los “viejos cristianos”. Un estudioso árabe Hafs b.Albar, describe los ritos cristianos y cita una costumbre visigótica en uso: “En lo que concierne a la sal que se emplea para bendecir hogares y domicilios, querrás comprender lo que significa. Tenemos leído en la vida del profeta Elias, al que Dios hizo subir a su lado, que su discípulo Eliseo vivió algún tiempo en la ciudad de Jericó y que sus habitantes le dijeron: “Tenemos una fuente de la que se derraman las aguas con frecuencia y abundancia, pero esta agua no es potable”. Entonces Eliseo pidió que se le trajera un recipiente nuevo donde puso la sal. Con esa sal, bendijo el agua de la fuente (II Reyes 2,19-20). He aquí por qué bendecimos el hogar y domicilio con sal bendita porque los clérigos siguen en eso los signos del profeta.”
ResponderEliminarLuego explica los fundamentos del bautismo cristiano y la relación de las tres inmersiones conmemorando los tres días de Cristo en la tumba, y celebrando el dogma de la Trinidad. “Por tanto, este tipo de bautismo no figura entre los mandamientos de la Torah. En ningún caso Dios lo ha establecido como una ley para Moisés. Por tanto, los cristianos han escrito en sus Evangelios que Juan había bautizado a Jesus en el Jordán y que el Espiritu Santo había salido de Jesús como la paloma sobre el agua (nótese la diferencia de lectura cristiana sobre esto último).
El artículo es totalmente inspirador. Me atrevería a poner la interpretación final: El león y la leona como padres del leoncito que introducen en la pila bautismal, indicando así el ritual en escultura.
ResponderEliminarSaludos, David. En mi opinión, las cosas no son tan simples en esta pila. Si se hubiera querido poner el ritual con los padres o padrinos llevando a la criatura al rito, lo habrían hecho, como -salvando la distancia de muchos años- muestra la pila de Colmenares de Ojeda, en Palencia, en la que, pese al realismo de sus actores (aparecen padres o padrinos con la criatura en brazos) los monjes tienen alas. Por eso, para representar lo que dices de León, no hacía falta poner leones, que está llena de humanos.
ResponderEliminarSi sigues leyendo, hago la propuesta de que las figuras de la pila que tienen zancos pudieran reproducir imágenes, no seres presentes, ni alusiones. En el caso de los leones, pudieran ser paños lujosos que acompañarían la ceremonia. Si se busca alusión al rito, la escena tendría carácter cristológico, ya que la imagen positiva de ambos leones y la cría podría entenderse como una protección divina al catecúmeno, pero eso está sujeto a múltiples lecturas y prefiero pensar que se trate de la representación de un paño bordado usado en el rito, a la manera que se envolvía en ese tipo de lienzos los cuerpos de los nobles al ser enterrados.