EXULTET ¿El origen? CLUNY (2ª parte)
Cuando
presentamos en Marzo de 2017 nuestra humilde propuesta de lectura de los dos
capiteles de Frómista relacionados con el Exultet, advertíamos que en la
información disponible no se menciona el uso de los rollos del Exultet en los
templos más allá de Roma y el sur de Italia, lo que puede no ser más que la
evidencia de que no se han conservado.
No
obstante, como se atribuye su difusión desde mediados del siglo X hasta
mediados del XIII, y está demostrado su uso en Roma, en cuyo papado tenemos
varios benedictinos, no es difícil deducir su mayor extensión de lo
documentado, puesto que al ser objetos móviles, frágiles, difíciles de
conservar, fáciles de copiar y sencillísimos de transportar, pudiera no haber
constancia de su real existencia y difusión en Occidente.
Lateral del capitel de Frómista (Palencia) España |
Debemos
insistir en diferenciar la iconografía que servía de apoyo al Himno
(Cluny y Frómista) del texto mismo del Himno, del que se dice que fue
compuesto por San Ambrosio de Milán (dato muy importante), y fue reformado a lo largo del tiempo, siendo
los tres tiempos prepascuales y la sorprendente “alabanza” al Pecado Original
de su contenido un punto de inflexión para apalancar la reforma gregoriana.
Como
vemos que en Frómista la iconografía recoge la exhibición de un libro portado
por un monje vuelto hacia los acompañantes, cuyo contenido hiciera alusión a lo
esculpido detrás (la presencia de Cristo resucitado venciendo a la muerte y el
pecado representado con la presencia de Adán y Eva) debería verse tal alusión
en Cluny, donde aparece Cristo en el mismo sentido. No es así, ya que en Cluny
no se ha esculpido a los oficiantes, que por otro lado, parece evidente que celebraban
la liturgia, al haberse situado en Cluny III junto a ello los capiteles de los
tonos de música, tal como iremos viendo. Es decir, en Frómista aparece el contenido del canto
además de los cantores, los oficiantes. Sin embargo, en Cluny se “escenifica”
el texto y la música en los capiteles de la rotonda, que acompañaban a los de
época anterior: Adán y Eva y el Sacrificio de Isaac.
Los ocho capiteles de Cluny "no bíblicos" en la Farinier (de la web www.latribunedelart.com) |
A nuestro entender, en Cluny el capitel de
Cristo resucitado “alternativa a Adán” se acompaña de varios importantes
capiteles alusivos a la ceremonia, mostrando (entre otros) los tonos de la
música con la que se entonaba el himno. Esto pudiera sugerir que los temas
esculpidos en los otros capiteles de la rotonda: virtudes, ríos del Paraiso,
estaciones, vientos, etc. formaran parte del contenido del Himno o de otros que
lo acompañaran. Como nos han explicado los expertos, el cántico se seguía
itinerando frente a las imágenes aludidas por el texto. De nuevo hemos de
insistir en el sabio consejo de la Dra. Angela Franco y del Dr. Eric Palazzo:
“Buscad en la liturgia, ahí está la respuesta”.
Resulta algo más que curioso que una de las
figuras esculpidas entre los ocho capiteles de la rotonda de Cluny estuvo
durante muchos años identificada como “el hombre que lleva un panal de abejas”, por su iconografía en ese
sentido, y que finalmente, por comparación con capiteles similares de Vezelay,
se ha señalado como uno de “los vientos”, siguiendo un idea de Porter no
confirmada.
Rollo del Exultet de Montecasino con las abejas (de la web www.doconversations.wordpress.com) |
Se
dice que algunos capiteles de Vezelay son una mala copia de los de Cluny, de
donde probablemente se repitieron modelos sin comprender su significado original y utilidad litúrgica.
Eso mismo ocurre con Frómista, de donde se copia, por ejemplo, el capitel de
los porteadores en sucesivas y desvirtuadas copias en Santillana, Granja de
Valdecal, etc., perdiendo su dramatismo original.
Coincide que una parte importante del texto
del Exultet menciona insistentemente a las abejas,
el panal del que se extrae la cera virgen para elaborar las velas, la forma de
reproducirse las abejas- según el canto, sin contacto sexual- cómo elaboran su
miel a partir de las flores según las estaciones (que forman parte de la
iconografía de Cluny), la cera para los cirios –que asimilan a la pureza de
María- lo que permite encontrar una clara relación entre el texto cantado en el
Exultet y los otros capiteles (los “no musicales”) de Cluny y que pudieran
poner en cuestión la afirmación rotunda de Biay de que las leyendas de los
capiteles de Cluny no tienen relación con ninguna liturgia. Lejos de nuestra
intención cuestionar toda una tesis doctoral, más cuando venimos tan sólo a
encontrar un hilo conductor entre la iconografía de Cluny y la de Frómista, y
seguramente esta propuesta de que sí hay posible relación entre la liturgia del
Exultet y los lemas de los capiteles de Cluny no pase de ser una ocurrencia. Lo
veremos al analizar el texto del Exultet.
Capitel hoy considerado alusivo a los vientos y que pudiera ser como se dijo al principio, un recolector de miel y cera |
Respecto
al exitoso Himno que nos ocupa, quizás convendría delimitar ambos términos: una
cosa sería el “rollo del Exultet” que se documenta en Roma y Sur de Italia,
mostrado y cantado en la Pascua, tal como lo describe Thomas Forrest Kelly en
“The Exultet in the Southern Italy” citando a la gran especialista Myrtilla
Avery, y del que el lateral de Frómista sería una variante en forma de libro, y
la otra sería la ceremonia y liturgia del canto del Exultet, con o sin rollo,
de origen galo-romano y cuya plasmación en imágenes de Cristo y los
protoplastas aparece en los templos de influencia benedictina con base en
Cluny.
Una
pista en ese sentido lo aporta Forrest Kelly en la obra citada, al incluir en
una nota al pie de la pag.130:
“se podría incluso sugerir
que todo el fenómeno del rollo de Exultet, y no sólo los de Montecassino, o los
que tienen el texto romano, es un aspecto de la reforma eclesiastica, si no fuera por el hecho de que tales
preocupaciones son tan generales como para ser aplicable a muchos tiempos y
lugares”.
Esto
nos amplía el campo de visión del uso del ceremonial y encaja muy bien con su empleo
en el ámbito que proponemos, ya que mantenemos desde el principio que los
cluniacenses usaban la iconografía para apoyar y potenciar la reforma
gregoriana.
Exultet de Montecasino de 1072 (web.deaconstories.wordpress.com) |
Hemos logrado descargar con algún riesgo el libro que citamos de Forrest Kelly que aporta tanta y tan útil información que tendremos que dedicarle una próxima entrada. Mientras tanto, vemos, por ejemplo, una recensión firmada por Edgar W.Anthony para The Art Bulletin en 1937 sobre un libro de imágenes de rollos de Exultet del sur de Italia publicado por Myrtilla Avery que dice: “El preponderante rol jugado por los benedictinos promoviendo y difundiendo tanto las artes de iluminadores como de pintores de frescos a través de la Europa medieval, hace un cuidadoso estudio de estos manuscritos de obligada consulta para quien desee aumentar la comprensión y desarrollo de la primera pintura medieval como un conjunto…La Mater Ecclesia de los frescos catalanes de Pedret deben haber sido directamente inspirado por algunos Ecclesia como un Exultet de Benevento del siglo X ahora en la Biblioteca Vaticana. Otras muestras del contacto directo entre las pinturas suritalianas y las del norte pudieran ser contempladas. La influencia de estas pinturas benedictinas fué luego reforzada y difundida con el arte de Cluny, mucho más allá del sur de Italia probablemente.
Estos Rollos del Exultet que
se extienden desde el siglo X hasta el XIII fueron usados en la bendición del
cirio pascual el Sábado Santo. El origen del himno del que derivaron los
textos, ha sido atribuido a San Agustin, y celebraban el triunfo de Cristo
sobre la Noche y la Muerte. Escenas bíblicas y otras son empleadas para
ilustrar el texto incluyendo una pastoral alusión a las abejas que hicieron la cera para las velas y simbolizaban la casta
fecundidad de la Virgen. Como el rollo era leído desde el ambón por el diácono,
las miniaturas eran a menudo mostradas en dirección opuesta al texto, para que
al ir siendo desenrollado pudiera ser visto por aquellos de la comunidad que
estaban situados próximos…”
Más
aún, en la pag. 187 del libro citado de
Thomas Forrest Kelly se indica: “El
famoso par de Exultests de Montecasino, ahora en Londres y la colección
Barberiri de la Biblioteca Vaticana, son la principal prueba del texto franco-romano para uso de Montecasino. Al
menos uno de ellos (el de Londres) estuvo en Montecasino hasta el siglo XIX…y
el Barberini es una segunda versión de éste, hecho en el momento de la
elevación al pontificado de Desiderio como Victor III en 1087. Similar procedencia
es apoyada por Lucinia Speciale, quien ve la transición del Beneventino (o
ambrosiano-ya dijimos que se atribuye su invención a San Ambrosio-, modo
primario del canto) al texto franco-romano como parte de la reforma gregoriana de la que Desiderio
y Montecasino eran ardientes defensores.”
Desiderio,
abad de Montecasino es un personaje estudiado por Quintavalle en su amplio
estudio sobre la “Reforma gregoriana y orígenes del Románico” en el conocido
catálogo de la exposición sobre Diego Gelmirez “Compostela y Europa”. Precursor
de la reforma, acomete la reconstrucción de Montecasino como “modelo para las
iglesias de la Reforma”. “Muy unido a Gregorio VII, y por tanto, a la
Reforma…el modelo de Montecasino crea escuela”. El autor se pregunta qué
posible razón puede haber para que las iglesias del sur de Italia carezcan de
capiteles narrativos, utilizando en muchos casos spolia de origen romano, mientras
en el norte abundan los programas iconográficos. La extensión de la Reforma a
través de las luchas entre ciudades estado italianos puede ser la respuesta y
la apelación a las formas narrativas de la escultura de la Antigüedad el nexo
común de estas iglesias, por encima de los estilos de las maestros de cada
zona. Una prueba de ello son los ocho capiteles de la Farinier que tenemos
entre manos. “Esto es lo que tiene en común –dice Quintavalle- todo el románico
en Occidente: no el estilo de algunos magistri de talleres diferentes, sino un
diálogo con la Antigüedad que sin duda tuvo que ser sugerido por la curia de
Roma, la ortodoxa, no la cismática. Parece por tanto probable que la Iglesia de
Roma –sigue el autor- haya lanzado la consigna, dirigida a todas las iglesias
locales y a las abadías unidas a la Reforma, de utilizar en la medida de lo
posible los restos arquitectónicos de la Antigüedad y de retomar sus formas en
las esculturas de la época.” Cita luego el uso de sarcófagos romanos como
inspiración (recordemos Frómista).
Espinario de Cluny, hoy en el museo Ochier (foto www.latribunedelart. com) |
El
estudioso explica cómo la Reforma se dirige a los fieles, se abre a la
enseñanza por imágenes a los iletrados y comenta el fomento de Biblias (Biblias
Atlánticas) e imágenes que sirvan de base a las esculturas que verán esos
fieles. No tiene en cuenta –pensamos- que también para la liturgia, a la que no
van a acceder esos iletrados, va a extenderse el uso de alternativas a los
códices, los rollos, a los que de alguna manera restrictiva llegarán también
los laicos y que podrán admirar con toda la suntuosidad de las ceremonias
pascuales en torno a los capiteles de la girola en Cluny, en Santiago, en
Toulouse, etc.
Tomemos
su último párrafo, tan taxativo: “El
término “románico” como ya hemos comentado, nace de un calco lingüístico y por
tanto de la definición de las lenguas romances, pero así como éstas eran
lenguas divididas por naciones, el Románico es una cultura unitaria; así como
éstas eran lenguas populares, habladas por el pueblo, el Románico es una
cultura de imágenes dirigida al pueblo, pero elaborada por una élite culta. Un
lenguaje que sin la voluntad de muchos pontífices nunca habría nacido. Por eso
no es casualidad que los orígenes del Románico coincidan con la Reforma
Gregoriana; es decir, el así llamado Románico no es otra cosa que el arte en
relación a la imagen, instrumento principal de persuasión de los indoctos
adoptado por la Reforma Gregoriana. Una imagen que persuade –cosa que, en su
mayoría, la historiografía sobre el
arte europeo nunca ha sostenido-, desde la arquitectura neo-basilical de Pisa,
Montecasino, Capua y también de Lucca y de las iglesias unidas a la Reforma de
Roma, empezando por San Clemente. Por tanto, por favor, no hablemos más de
“evolución” de los estilos y del Románico caracterizado por la bóveda de cañón
y de crucería; los textos contemporáneos no lo permiten. En conclusión, el
estilo de la Reforma es el “Románico” como espero haber demostrado”.
Vamos a volver a Cluny no sin antes recomendar la magnífica web que nos facilita las fotos, que contiene la mayor y más minuciosa muestra de fotos de sus capiteles para apoyar las tesis de su autor Dominique Bonnet Saint-Georges, "www.latribunedelart.com".
Hemos de dedicar una entrada a recorrer sus detalles, analizados en un sentido filosófico lejos de la simplicidad que nosotros queremos aplicar a la iconografía románica.
CLUNY
La
literatura sobre Cluny debe pasar ante todo por Cunart, arqueólogo americano
que rescató el monasterio y realizó abundantes excavaciones. No menos de
catorce artículos de especialistas, el libro de Forrest Kelly y una tesis
doctoral hemos manejado para tratar de argumentar nuestra propuesta.
Para
comprender la utilidad de los capiteles supervivientes de Cluny podríamos tomar
una breve descripción del entorno, tomada del texto de “Borgoña” de la
editorial Zodiaque con esas fabulosas fotos en blanco y negro, en la colección
Europa Románica. Escrito por Raymond Ourzel, comienza así:
“He visto el paraíso regado
por los ríos de los cuatro Evangelios…Sí ¿qué es el monasterio cluniacense sino
el campo fecundo del Señor? Y el coro de los monjes que allí viven en la
caridad, ¿no es semejante al manojo de las cosechas celestes? Ese campo está
labrado por la azada de la predicación santa, sembrado con simientes de la
palabra sagrada. Ahí se han reunidos las cosechas espirituales, para luego ser
entrojadas en los graneros del cielo”.
Carta de San Pedro Damián a San Hugo, abad de Cluny.
Esta
curiosa descripción comparando el coro de los monjes a un campo de cultivo, ha
derivado finalmente al cabo de los siglos, en que los capiteles- los ocho
famosos de Cluny- se conserven desde hace años precisamente en el almacén de
las cosechas del monasterio, la fariniere. Ironias de los tiempos. Los otros
dos, objeto de nuestra atención están en el cercano Museo Ochier.
Capitel del Paraiso en Cluny (www.latribunedelart.com) |
La
literatura en torno a la escasa pero valiosa y aparentemente sofisticada
iconografía de Cluny ha provocado, como vemos, interpretaciones morales,
filosóficas, etc. que a un simple mortal como este aprendiz lo dejan anonadado.
Quizás nuestra tendencia a ir a lo simple sea por nuestra incapacidad de ver
más alla, sin encontrar sentidos anagógicos, etc. que sólo la formación de alto
nivel facilita. Un ejemplo de ello puede estar en esta observación: al
encontrar sentido alusivo en los capiteles cluniacenses, son evidentes cuatro
personajes que parecen arrojar agua de un recipiente, por lo que se concluye
que se trata de los cuatro ríos del Paraíso, y que aluden a los cuatro
evangelistas. ¿Por que hemos de ir más allá de ver lo que hay: los cuatro ríos
del Paraíso? Si leemos, como haremos más tarde, el texto del Exultet,
encontraremos que es una constante evocación de la obra de Dios, la naturaleza
(las abejas, las flores) y la redención del pecado por el sacrificio de Cristo;
por eso es un Exultet y no habla para nada de los evangelistas, sino de la
Naturaleza, o sea, los ríos como obra de
Dios. No hay que olvidar el comentario de Réau que incluímos en la entrada
anterior: no se esculpía un programa como si fuera un sodoku, se pretendía ser
claro y directo. Eso era su mérito; lo malo es que hemos perdido las claves, no
sabemos hoy relacionar lo esculpido con la liturgia que representaba y su texto
y envolvemos las explicaciones en filosofadas o menciones a Escoto Eriúgena y
otros autores prolíficos poco adecuados para identificar un capitel. Parece que
mientras más confusa es la interpretación de un capitel y menos gente lo
entiende, adquiere más valor.
Capitel de Cluny con los rios del Paraiso (www.latdribunedelart.com) |
Resumimos
el texto de Ourzel: Cluny, fundada en honor de Pedro y Pablo, decía de ella
Gregorio VII que todos sus abades eran santos. Fundada en 910 por el Duque
Guillermo el Piadoso de Aquitania en
terrenos habitados desde antiguo por los burgundios (origen de Borgoña),
terrenos llenos de bosques (madera, leña y caza) encrucijada de relaciones
entre el norte, sur y centro de Europa. Sola dependencia de Roma, con autonomía
jurídica. Elección de abades autonómica: San Odilón (994-1048) señala
claramente a su sucesor: Hugo de Semur, el único de los siete grandes abades de
origen borgoñón, amigo de reyes, constructor de la iglesia a lo largo de los 60
años de regirla (1049-1109) que es cuando crece la orden enormemente y se
produce su expansión.
La
misericordia y la caridad eran normas sagradas en la orden y acogían a
proscritos. Del 910 a 1130 no se dejó de construir. La modesta Cluny I es consagrada en 926. En 948 Aimard emprende
Cluny II consagrada en 981. San Hugo inicia la reconstrucción total, en 1088 se
pone la primera piedra y en 1095 Urbano II consagra el altar mayor de Cluny III al tiempo de predicar
la primera cruzada. No es hasta 1130 cuando se consagra la iglesia terminada.
Foto del capitel de Adán y Eva de 1932 por Conant |
Nosotros
deducimos que es Hugo, activo en España en ese largo mandato, quien al ampliar
Cluny II para acometer la gigantesca abadía de Cluny III reutiliza (porque
quizás ya venían teniendo utilidad litúrgica) esos dos capiteles bíblicos
relacionándolos ahora con los tonos musicales y aún pensamos que existiera para
completar el ciclo un capitel dedicado al Diluvio Universal, como vemos por el
grabado de Conant. (Domique Bonnet Saint-Georges hace una mención a la figura de Noé entre la iconografía de Cluny, pero no lo hemos localizado).
Precisamente es 1088 cuando se pone la primera piedra, la fecha del
concilio de Husillos y poco después pudiera iniciarse la construcción de la
iglesia actual de San Martín. La cercana relación y dependencia económica de
Cluny con Alfonso VI sería el ambiente ideal para que la fiebre edificadora se
trasladara a España. Y un hallazgo como puede ser la plasmación iconográfica
del Exultet, para acompañar al Himno y a la ceremonia de la luz, bien pudiera
haber sido propuesto para ser replicado en Frómista.
El otro capitel bíblico de la girola de Cluny: el sacrifio de Isaac (según foto de Conant en 1932) |
Sigamos
con Ourzel:
Es
la gran sala del farinier donde se guardan los capiteles del coro de la iglesia
(los musicales, virtudes, vientos, ríos, etc). Separados en otro museo, los dos
capiteles que les acompañaban en la iglesia. Pero la descripción del autor aún
ve en esa sala los dos capiteles:”Unicamente los dos capiteles extremos, o sea,
a la izquierda el pecado de Adan y Eva y a la derecha el Sacrificio de Abraham
se adosaban verosímilmente a los fuertes pilares que indicaban el ingreso al
hemiciclo; los otros ocho coronaban las columnas aisladas que soportaban las
arcadas del santuario.” A cuenta de estos ocho capiteles, aún existe un debate
entre los arqueólogos: los franceses los
ven demasiado perfectos para aplicarlas a 1095 (eso mismo se viene a decir de
Frómista); manifiestamente no habrian sido esculpidos sino después de la
instalación de los bloques simplemente encuadrados en el remate de las
columnas. Según observaciones de Conant, aunque parezca imposible, fueron
concebidos y esculpidos antes de la instalación, en un taller; a reserva de
recibir después algunos retoques impuestos por la gran altura en que se hallaban
instalados y por el efecto que producían desde el suelo. (Resulta difícil
imaginar un entramado de andamios en el interior del ábside donde los escultores
dieran forma final in situ a los extraordinarios capiteles románicos que
parecen caminar hacia el gótico).
“La
iconografia desconcertó a la lógica –sigue Ourzel- De izquierda a derecha se
reconoce allí un capitel corintio de vaciado muy enérgico y luego destacados
sobre el mismo fondo del follaje tres atletas de los que uno es competidor de
palestra nº 2 y el único intacto; la representación de ¿un apicultor limpiando
una colmena? (hoy se relaciona con los vientos, al compararlo con otro similar
en Vezelay) Capitel 3: las tres virtudes teologales con aspecto de siluetas de
admirable nobleza, comprendidas en los marcos de glorias ovales y asociadas a la
Justicia, cuya imagen esta degradada y muy deteriorada y es casi indescifrable
(4º) ; después en el capitel vecino 5º una segunda versión de la justicia
coercitiva armada con un látigo o quizá la fuerza que asegura el derecho, la prudencia,
otra virtud cardinal así como las alegorías de las hermosas estaciones
fecundas, primavera y verano; en el resto los cuatro evangelios o simplemente
ese jardín de Cluny que regaban conjuntamente los ríos majestuosos.y las
corriente de las virtudes espirituales, por ultimo, distribuidos en dos
capiteles (7 y 8) los ocho tonos del canto llano. Según el profesor Conant los
capiteles ilustraban una carta escrita en el siglo XI por San Pedro Damian como
elogio de Cluny (que hemos reseñado al comienzo). El capitel de los atletas y
el apicultor simbolizarían la vida monástica y sus labores y su lucha; los tres
siguientes, la practica necesaria de las virtudes; los dos últimos, la alabanza
divina, especialmente en honor de Cluny….La disposición de los capiteles en el
interior del harinero, ¿está por otro parte, conforme a sus emplazamientos
primitivos en el hemiciclo del santuario? La reconstrucción es ardua…Ajenos a
este ciclo completo de la vida moral y espiritual, los capiteles bíblicos del
pecado de Adan y Eva –la caída original- y del sacrificio de Abraham –la
promesa de la Redención- se limitaban a enmarcarlo y ofrecerle el sustrato
histórico sobre cuyas lecciones debe desarrollarse.”
“Los
grandes capiteles se ordenaban según una continuidad plástica incomparable y
que parece responder a un programa deliberado…leyes, estética y mejor
iluminación, mucho más todavía que según la enseñanza iconográfica y moral que
se suponía debían dispensar”. (fin de la cita).
Como
hemos señalado, hoy están los dos capiteles en el museo Ochier.
Bella imagen del capitel de los rios en Cluny III (www.latribunedelart.com) |
Es
importante señalar un detalle más que coadyuva a delimitar la diferencia entre
estos dos y los otros ocho famosos: los dos capiteles bíblicos sólo tienen
esculpidas tres caras, lo que parece sugerir que no estaban exentos, al
contrario de los otros ocho, esculpidos por las cuatro caras.
En
el farinier de Cluny, se conservan los famosos capiteles recuperados de la
gigantesca abadía, conocidos algunos como los Rios del Paraiso, los Vientos,
etc. además de los tonos musicales, que pudieran haber servido a los monjes
como pauta para sus cánticos. Los otros dos están en el Museo Ochier.
Uno
de esos capiteles es el llamado de Adan y Eva en el Paraíso, en el que
precisamente es también Cristo (como ocurre en Frómista) quien aparece
señalando a los pecadores mientras tiene a su espalda el árbol con la serpiente
enrollada. La composición es muy parecida a la de Frómista. Y el ámbito también
es de canto litúrgico, aquí con los tonos. Parece una más completa explicación
del canto del Exultet, en el que se sustituyen las figuras de los celebrantes (Frómista)
por los tonos musicales y quizás parte del contenido del texto cantado en los
capiteles. Pero en principio se instalaron adjuntos a los dos que manejamos,
porque estaban marcando el canto que sugerían estos dos más antiguos.
Cristo frente a Adan y Eva escondidos y con el origen del Pecado a sus espaldas (www.latribunedelart.com) |
La
relación hispana
Los
historiadores nos han descrito en términos ponderativos la devoción que sentía
Alfonso VI por estos monjes reformadores. Venía de antaño, puesto que nos
cuentan cómo su padre Fernando I había dispuesto unos cuantiosos donativos
anuales a la casa borgoñona. Una investigadora de la Universidad de Chicago,
Lucy K. Pick publicó en 2013 un trabajo en el que ponía en cuestión la
veracidad de esa generosidad por no haber documentos que lo acrediten:
“Rethinking Cluny in Spain”, opinando que habría sido un intento de su hijo
para justificar la continuidad del donativo, puesto que en tiempos de Fernando
I no consta ninguna presencia cluniacense en España. Sí los hay, en cambio,
respecto a Alfonso VI.
Rebatida
por Patrick Henriet (a quien hemos seguido en los Coloquios de Aguilar) publica en 2017 “Cluny
and Spain before Alfonso VI: remarks and propositions”, donde confirma en su
trabajo tal relación preexistente, aunque no materializada en edificios, pese a
que el pago del censo sólo se confirma en tiempos de Alfonso VI. Henriet alude
al trabajo de Adeline Rucquoi “Cluny, el camino francés y la reforma
gregoriana” quien cuenta que cuando Alfonso dobla el censo solo aparece en
documentos monacales borgoñones (quizás interesadamente falsificados) pero no
en los hispanos, pero algo resulta evidente, según Henriet: durante el reinado
de Alfonso VI y después, se dijo que Fernando había hecho grandes pagos de oro
a Cluny.
También
cuenta lo que sugiere Pick en su artículo : Hugo de Cluny y Alfonso VI estarían
de acuerdo, aparte de sus propios intereses, en difundar la idea de que Fernando
había hecho grandes pagos en oro a Cluny (el censo fue doblado para agradecer a
Hugo su mediación cuando Alfonso fue hecho prisionero por su hermano Sancho).
Alfonso trataba de agradar al Papa Gregorio VII, molesto por la escasa atención
real para implantar su reforma.
Detalle del capitel.(www.latribunedelart.com) |
Como
es lógico, Henriet da el valor simplemente conspiratorio que puedan tener esas
especulaciones sobre intenciones y alianzas. Henriet se remonta a Sancho III de
quien Glaber menciona los dineros enviados a Burgundia. Henriet se apoya en
estudios de Bishko para sostener que los pagos cotidianos de Fernando I
comienzan en la segunda mitad de su reinado. Se complica más el relato cuando
se apela a crónicas de tiempos del rey Fernando, en las que aparece un monje
Galindo en su corte, por el equívoco del nombre del monasterio de San Isidoro
de Clunia, que permite el patronímico de “cluniacense” cuando debería ser
“cluniense”.
No
hay que olvidar por otra parte que la esposa de Alfonso VI, Constanza, era
sobrina del poderoso abad Hugo, lo que conduce –que es lo que queremos mostrar-
a la enorme influencia y relación de Cluny con el rey Alfonso VI. Y ya que
hemos citado a Rucquoi, tomemos sus frases en el artículo mencionado: “la profunda amistad entre el rey de
Castilla y el abad Hugo de Cluny había tenido como consecuencias, para la
abadía un ceso doblado y la construcción de la tercera basílica y para Castilla
el cambio de rito “gótico o mozarábico” por el romano gracias al abad”. Y
en nota al pie cita a Lorain: Hugo vino a
Burgos para ver al rey Alfonso y en su viaje le atribuye el honor de haber
introducido en la iglesia de España el rito romano en lugar del gótico o
mozárabe”.
Nosotros
pensamos algo maliciosamente que la balanza se inclinaba poderosamente a favor
de Cluny (una nueva y monumental abadía –Cluny III- y mucho dinero), contra la
magra “obediencia final” a la orden papal, así que los monjes también le
perdonarían sus posibles perjurios y las infidelidades reales, por ejemplo. Más
valor tendría a posteriori esa mediación cluniacense, cuando –según relata
Rucquoi sobre el entramado de luchas por el poder- “en una visión que tuvo en Burgos durante su
viaje por España en 1142, el abad de Cluny Pedro el Venerable, vió que el rey
Alfonso había sido sacado del infierno gracias a las oraciones de los monjes de
la abadía borgoñana”. Ahí sí que se equilibraba la balanza.
“Los
archivos de la abadia de Cluny –dice Rucquoi- conservan varios diplomas de los
años 1089-1090 en que se señala la presencia del abad Hugo en España,” aunque
se cuestiona su veracidad respecto a donaciones no registradas en archivos del
donante.
Pudiera
ser una razón para ocultar o disimular esas cuantiosas donaciones y no irritar
a los que pagaban sufridamente los impuestos, fomentar esa “tradición” de su
padre Fernando enviando grandes sumas a Cluny, a pesar de que en algún momento
fueron las parias y los trofeos de guerra quienes lo facilitaran, pero lo
difícil era mantenerlo en sucesivos años.
La
resistencia a la implantación de la reforma, que muchas veces pueden parecernos
cabezonería castellana, se debía a que Gregorio VII –cuenta Rucquoi- “no solo
exigia la sumisión a Roma, sumisión materializada por la acepción del rito
romano, sino que reivindicaba la posesión
y el dominio sobre la Peninsula como “patrimonio de San Pedro”. Tales
pretensiones no eran aceptables en Castilla. La tradición hispana, heredada del
modelo teodosiano, daba al monarca el poder supremo en su reino, el imperium, y
hacía de él, el defensor fidei, o sea el pontifex maximus de la religión
oficial; en virtud de ello, los reyes convocaban los concilios, definían los
articulos de la fe, creaban obispados y nombraban obispos y abades.”
Perder
esas prerogativas reales a manos de un imperio extranjero, aunque fuera la
Iglesia, era muy difícil de aceptar. Pero gracias a sus donaciones y buenas
relaciones, Alfonso VI conservó casi todos esos privilegios, evitando la
humillante dependencia de Roma.
Un
paréntesis para el claustro de Sant Cugat del Vallés
En
la entrada anterior habíamos comentado el hecho de que en el claustro de Sant
Cugat formaban un ángulo del mismo los tres capiteles que pudiera servir de
guión para las ceremonias prepascuales con el Pecado Original, el Arca de Noé y
la historia de Abraham, relacionados con los tiempos de Septuagésima,
Sexagésima y Quinquagésima. Tal como acabamos de ver, esos temas eran
potenciados por los benedictinos como muestra de la reforma gregoriana, que
abarcaba también a la liturgia pascual, de manera que el Exultet pudiera ser una
insignia de esa reforma, entre otras muchas.
Pero
llama la atención de la investigadora Dra. Inma Lorés el hecho de que junto a
estos capiteles, pero de manera separada, como añadido destacado, “de manera
independiente” figure un Daniel entre los leones que recuerda en su formato una
Maiestas Domini, algo normal si tenemos en cuenta que Daniel es prefiguración
de Cristo. Y aunque Sant Cugat fue edificado casi un siglo después de la
reforma, no hay que olvidar el interés que tuvo la Orden en personificar en
Daniel el paradigma del buen monje, imitando a Cristo. Pudiera enlazarse ese
programa iconográfico con los postulados cluniacenses difundidos en los
monasterios de su influencia, de manera que la reforma gregoriana se plasmara
en su claustro con el ceremonial prepascual y el modelo de buen monje.
La tesis de S.Biay
De
un inmenso trabajo de más de 600 páginas vamos a buscar aquello que apunte
directamente a los dos capiteles de Cluny que tratamos, que es bien poco,
porque la tesis se concentra en los famosos ocho que todos conocemos.
Utilizando el término de “cuaternidad” para expresar lo relatado en las cuatro
caras de cada capitel, advierte que ni la colocación actual de cada uno puede
darse por segura, lo mismo que el orden de lectura.
Destacamos
los dos capiteles (ocho caras en total) con los tonos de la música gregoriana,
el canto pleno, que disponen inscripciones sutiles en sus figuraciones que
confunden más que ayudar. Se detiene Biay en las diversas lecturas del conjunto,
ya que, por ejemplo, Mâle no sólo identificaba estos dos como música
instrumental, sino que veía en los otros capiteles la música del mundo y la
música humana “imagen del orden del mundo construida sobre un modelo musical”:
“…”la viril armonía de sus cantos, cuando se amplificaba en la inmensa iglesia,
les parecería como la suprema explicación de las cosas”, según la teoría de la
tradición greco-boeciena. Este punto de
vista tendría sentido en lo que proponemos, puesto que entendemos que se
trataba de ilustrar con imágenes un canto pascual, y así varios autores señalan
al “abad Odón” autor supuesto de un tonario cuya enseñanza habría sido
reflejada en la obra por el monje Gunzo, respetado salmista de la abadía, idea
rechazada por el autor de la tesis.Pero existen otras lecturas.
Primer diagrama de Conant en 1930 con su propuesta de reconstrucción con los dos capiteles bíblicos fuera de la girola (en la habitación inferior) |
Precisamente
el hecho de estar mostrado en un entorno de alto valor intelectual como era
Cluny, pueden ser válidas lecturas sofisticadas, como las que hace Dominique
Bonnet Saint-Georges en la web que hemos ofrecido. Asimismo, Conant apunta que
Cluny III es ante todo una “reconstrucción intelectual”. Aunque no renunciamos
a verlo con un contenido más accesible para el pueblo llano, siguiendo nuestra
costumbre.
Otro
dato que vinculara aún más Cluny con su difusión en España se percibe al
constatar la consagración de la capilla de San Gabriel a un “Pedro, obispo de
Pamplona” hacia 1100. Conant se apoya en la similitud de sus capiteles con los
de Santiago de Compostela.
Al
analizar los estudios anteriores, el autor señala que Paul Deschamps vió una
distinción estilística (negada por Porter) “entre los ocho capiteles de la
rotonda y los que representan el Pecado Original y el Sacrificio de Abraham, que
sólo éstos serían atribuibles al abaciado de Hugo de Semur”. Resulta más que
evidente la diferencia, incluso por el material pétreo.
Quarré
afirma que estos dos capiteles son “más románicos que los del coro aunque su
valor expresivo es sin duda más fuerte”. Muir Whitehill hace en 1927 un estudio
musical de los capiteles de la girola, buscando en la vida de Gunzo,
milagrosamente prolongada para terminar la abadía, la inspiración gregoriana,
con alusiones a Guido de Arezzo como creador de la métrica cantora y su famosa
definición de los tonos:
“El primero es bueno para
todos los humores, ya que el segundo es para el dolor, el tercero en la ira se
eleva, mientras que el cuarto trae alivio dulce, el quinto es para los alegres,
y el sexto el premio piadoso, el séptimo se adapta al joven, pero el último es
para el sabio”
Stoddard
y Kelley estudian en 1981 estos capiteles señalando que los dos bíblicos son
anteriores a los demás de la rotonda.
Otro
foro de discusión lo constituye la puesta en lugar de los capiteles, ya que por
su altura, formato y que alguno parece inacabado, se piensa que pudieran haber
sido esculpidos “de puestos”. Esto conduce a hipotetizar que estuvieran hechos
antes de cubrir el ábside. La propuesta de Conant era que “algunos capiteles
del transepto eran demasiado voluminosos para el lugar al que estaban destinados,
por lo que han debido ser parcialmente rebajados en el tallaje. Su instalación
forzosamente ha precedido a la construcción de los muros.”
Segunda propuesta de Conant (1932) ahora ya con los dos capiteles bíblicos en los extremos de la girola. Hoy están de nuevo separados en distintos recintos. |
La
propuesta de Conant le lleva a edificar la girola hacia 1115. Venimos
sugiriendo que los dos capiteles bíblicos procedían de Cluny II y se encargaron
los otros ocho desarrollando el canto del Exultet para su colocación en Cluny
III (de ahí la diferencia de estilo). Cabe la posibilidad (supongo que una
verdadera herejía por nuestra parte) de que, como han sugerido historiadores
del calibre de Porter, haya que colocar a España como fuente de inspiración y no
como receptora de creación ajena.
Quizás
fuera realmente en Frómista donde hubiera surgido la idea de esa excepcional
escultura del Exultet y su visión a finales del siglo XI por cluniacenses
provocara la “decoración” añadida de los dos ya existentes capiteles apropiados
para el canto del Exultet con los ocho tallados para ser adaptados a
continuación de ambos en la girola de Cluny III. Acostumbrados a la
“dependencia” francesa de nuestra iconografía, confió en la irrelevancia de
estas reflexiones para no ganarnos alguna desautorización.
Otra vista del capitel de la Caída. (www.latribunedelart.com) |
Un
último estudio, ahora de Anne Baud sostiene la idea de que los capiteles de la
girola no pertenecen a la misma fase que la construcción de su entorno, lo que
desvincula sus cronologías. Incluye un comentario de Neil Stratford, otro gran
arqueólogo en Cluny: “no hay ninguna razón por la que los escultores del
hemiciclo no hayan estado ya presentes en la obra en los años 1090…”
Cuando
estudia las similitudes iconográficas, pasando por los manuscritos iluminados
como inspiradores de los ocho capiteles, habla de una “academia de San Hugo”
por la acumulación de artistas traídos de todos los reinos para realizar su
construcción (¿también de Castilla?). Y dice: “El arquitecto americano (Conant)
propone en particular algunas comparaciones entre la escultura de la girola y
algunas obras españolas”. Y añade: Frómista, León e Iguácel (anteriores o
contemporáneos de Cluny), testimonian así la existencia de figuras exentas
antes de 1100; la capilla central de Loarre sería un precursor. Este autor
piensa que las esculturas perdidas de los claustros de Cluny han podido servir
de fuentes de inspiración”.
En
otro comentario estilístico (pag.88 de la tesis) se afirma: “Joan Evans
considera que los capiteles del Pecado Original y el del Sacrficio de Abraham
se encajarían directamente en el conjunto de la girola.”
Todo
esto lo podemos ver gráficamente con los esquemos dibujados y publicados por
Conant en 1930 y 1932. En el primero muestra el resultado de las excavaciones
con una propuesta en la que los dos capiteles que tratamos estarían fuera de la
girola, mientras que en la recomposición de 1932 ya se colocan al principio y
al final de los otros ocho capiteles más modernos, que es como creemos pudieran
haber estado.
Además
de Marcelo Angheben y sus estudios sobre Cluny y la Borgoña, aporta la opinión
de Louis Bréhier en 1929 según la cual, la clave de lectura estaría en la carta
de Pedro Damián a San Hugo que hemos incluido más arriba, ya que cita flores
jardines, olores, los cuatro evangelios (de los que serían alegorías los ríos)
lo que puede tener sentido, incluso con las inscripciones, aunque seguimos
pensando que la alegoría debía ser oída en el canto durante el recorrido
litúrgico, lo que apunta más al Exultet u otro canto de la liturgia. Por otro
lado, Conant señala que la carta citada escrita antes de 1072 provocaría que
los capiteles hubieran sido realizados anteriormente.
Dejamos
para otra ocasión el estudio de los capiteles alegóricos que son el objeto de
la tesis, tan interesante, y en todo caso citaremos, por la relación que
pudieran tener con los bíblicos y el Exultet los dos capiteles de los tonos
musicales.
Veíamos
que el capitel de Adán y Eva muestra a Cristo en su centro, como figura – a
nuestro juicio – de la Resurrección, al igual que en Frómista.
Capitel de los cuatro primeros tonos. Todos enmarcados en mandorlas. Este es el tercer tono, alusivo a la Resurrección(www.latribunedelart.com) |
Estudiando
los dos capiteles musicales, dice: Este capitel de Cluny (el número siete)
tiene una banda inscrita con el siguiente texto:
He aquí el primer tono, que da los cantos
melodiosos; el tono que le sigue es el segundo
por el rango y el orden; el tercero
celebra y simboliza la resurrección de Cristo; le sigue el cuarto cuyo canto imita el lamento.
Otra
versión : aquí el primer tono inaugura
las modulaciones de la música; el tono segundo por su numero o por regla le sigue; el tercero sorprende y representa
la resurrección de Cristo; el cuarto sigue, simulando en el canto a los
lamentos.
La
relación con el Exultet y su carácter resurreccional resulta evidente.
Pasemos
al otro capitel musical, el número 8; su banda dice:
El quinto muestra a qué punto será abatido quien se infle de orgullo;
Si tu deseas disponer tu alma a la piedad, considera el sexto tono; El séptimo
hace penetrar el soplo del Espíritu y sus dones; el octavo conduce a todos los santos a las beatitudes.
Otra
versión: El quinto demuestra como el
hombre lleno de orgullo es abatido; si tu deseas abrazar la piedad, mira el
sexto; el séptimo deja traspasar un agradable soplo con sus dones; el octavo
nos enseña que todos los santos son bienaventurados.
Los cuatro últimos tonos de la música con una banda central con inscripciones (www.latribunedelart.com) |
Esta
alusión al pecado de la soberbia y su contrapartida, las virtudes y dones del
Espíritu Santo que conducen a la beatitud, puede tener relación con el estado
de los fieles cuando se enfrenten a lo descrito en el capitel anterior: su
propia resurrección, pero lo veremos cuando analicemos el capitel, con una
banda central que lo recorre a modo de mesa con músicos apoyados en ella.
Teniendo en cuenta que aquellos capiteles situados tan altos en la girola que
iban siendo sucesivamente contemplados en el devenir de la (posible) liturgia
del Exultet, pudieran contener para los cantores –sometidos a la disciplina del
canto gregoriano en esa liturgia- algo tan simple como una advertencia de no
pretender destacar, y humillarse en el coro junto con el resto de cantores.
Demasiada sencilla explicación para las cultivadas interpretaciones publicadas.
Biay
señala las referencias textuales del inicio de las leyendas en los evangelios:
1.Primum quaerite regnum Dei (Mt. 6,33) y 2. Secundum autem est simile huic
(Mc. 12,31).
Luego
concluye que “las inscripciones de los capiteles musicales de la girola no
establecen ninguna relación explícita con la liturgia”.
Nosotros
no pretendemos cuestionarlo, sino solamente presentar la lectura que nos
sugiere en base al Exultet, una liturgia pascual. Consta la existencia de
textos de San Ambrosio en la biblioteca de la abadía y que Hugo de Semur había
llegado a prohibir su canto, como hemos explicado.
El
trabajo de interpretación y estudio de esas inscripciones en la tesis resulta
impresionante, aunque con ese postulado apriorístico de negarles relación con
la liturgia. Así el tercer tono, tan revelador para nuestra propuesta, referido
a la Resurrección de Cristo: “Tertia dies est quod est facta sunt” que son las
palabras del discipulo Cleofás a Cristo antes de ser reconocido en el camino de
Emaus.(Lc.24,21). Incluso el cambio de tono en el canto al pasar al tercero, se
entiende como una ascensión tonal, “una imagen musical del movimiento vertical
de Cristo saliendo de su tumba”. La performance está cantada y esculpida.
Pudiera
tener actualidad - al margen de importantes estudios, como la tesis de Biay- el
comentario con que termina uno de sus artículos Conant en 1930 “The Iconography
and the sequence of the Ambulatory Capital of Cluny” en Speculum:
“El más aceptable precursor
para la existencia del diseño del transepto en Cluny se encuentra en la capilla
del Castillo de Loarre en España. Claramente la conexión entre Cluny y España
era algo más que superficial. No se puede dejar fuera de duda que fué del
Norte, de donde vino el arquitecto de Cluny, Hezelon de Lieja. Los estudiosos
han fracasado al reconocer el sentido internacional y el carácter integrador
del gran monumento de Cluny, y los escritores franceses en particular,
pretendiendo forzar los capiteles en un sistema regular del desarrollo francés,
han equivocado tanto su datación como su significado”.
Nos
hemos extendido más de lo previsto y quizás convenga que utilicemos una próxima
entrada para analizar en profundidad los dos capiteles objeto de nuestro
estudio, para lo que recurriremos al trabajo de Dominique Bonnet Saint-Georges
para finalizar luego con el contenido de los Exultets.
En uno de los muchos y provechosos artículos dedicados a Cluny de la revista Gesta vol.27 de 1988 con las firmas más prestigiosas del momento, se incluye un interesante trabajo titulado “The Role of Gunzo’s Dream in the Building of Cluny III”, de Carolyn M. Carty analizando la influencia de supuestos sueños celestiales como desencadenantes de construcciones de templos.
ResponderEliminarEn el caso de Cluny, el protagonista del sueño, como ya hemos citado, es el monje Gunzo, cuya vida se prolonga varios años milagrosamente para acometer la gran obra. Y comenta cómo Montecasino había sido concebido también en otro sueño, con Desiderio al frente, que tuvo tanta influencia en Cluny. No parece difícil “trasladar” los Exultet constatados en el famoso monasterio italiano a Cluny, la casa madre. Asimismo, también el Mont Saint Michel fue “ordenado” en un sueño.
Pero lo que queremos es señalar la cita 32.del artículo de Carty donde se analiza los donativos de Alfonso VI a Cluny y se comenta una carta de 1090 en la que se reitera la primera intención de su padre de establecer ese tributo asignando ese dinero para ropa “Pater meus solitus erat dare, causa vestomentorum tribuisse”. “No hay ninguna indicación –dice Carty- de que el tributo de Alfonso se aplicara nunca para la campaña constructiva. No obstante –prosigue- George Duby cree que ese dinero fuera usado para alimentar a los obreros de Cluny III en el momento que la abadía se mostró incapaz de producir suficiente cantidad de comida para cubrir esas necesidades”. Por muchos monjes que hubiera en Cluny, no parece lógico pensar que necesitaran tanto dinero en su vestimenta. Por alguna razón, quizás para evitar críticas internas, el rey Alfonso no quería dejar constancia de su participación económica directa en el edificio.
La Dra.Inma Lorés ha estudiado profundamente el claustro de Sant Cugat, tal como hemos citado arriba,y publica un Estudio en el boletín del MNAC, nº 6 de 2002 titulado “La vida en el claustre: iconografía monástica als capitells de Sant Cugat del Vallés y el Costumari del monestir” con explicación de los curiosos capiteles con el rasurado de los monjes y otros detalles de la vida cotidiana. Hemos propuesto que parte de esa vida cotidiana fueran los rezos periódicos relativos a la liturgia pascual, inspirados en Cluny, y el probable uso de rollos del Exultet como pudiera haberse esculpido en el capitel de Frómista. Pues bien, en la pag.6 resalta la presencia en el claustro, al igual que en el de Gerona, obra también de Cadell, de una escena similar, “en uno de los ángulos interiores del pilar suroriental, entre los relativos al ciclo de Abraham e Isaac. Aquí son dos monjes seguidos, uno tras otro.…En Sant Cugat, los monjes caminan pero no se trata de una procesión, porque no llevan los instrumentos necesarios, sino más bien una escena propia de la vida cotidiana: el monje campanero que llama a uno de los oficios y la comunidad que se dirige a la iglesia, ajustado al Costumario para cada hora litúrgica.”
ResponderEliminar“Aún con relación a este capitel, cabe señalar dos detalles curiosos: el primero es la presencia de una tau esculpida en relieve en la campana. Y en segundo lugar, el hecho de que los monjes lleven libros y uno incluso porta un rollo desplegado, cosa que podía reflejar el hecho de que iban a la iglesia desde el claustro o estaban llegando”…Consideramos la presencia del rollo desplegado en manos de un monje como reflejo de una liturgia –quizás las tres ceremonias previas a la Pascua- esculpido allí para marcar el lugar, igual que otro capitel señala el “mandatum”. Si a esto añadimos la presencia de juglares en capiteles cercanos, representando a músicos: “el del interior toca un instrumento de viento similar a un cuerno, En las caras laterales, dos músicos tocan instrumentos de percusión que pueden identificarse con castañuelas, de los cuales el del costado sur es una mujer que viste túnica larga y al mismo tiempo es representada danzando y finalmente al costado exterior del capitel hay un cuarto músico que toca un instrumento de cuerda que se puede identificar como una rota”, está claro que copian las figuras de los capiteles de Cluny. La investigadora busca su relación con Toulouse, pero cabría remontarse a Cluny. Incluso su comparación podría ayudar a identificar algún faltante en los capiteles de la abadía madre.