EXULTET. ¿El origen? CLUNY (1ª parte)

Retorno a Frómista.

A lo largo del mes de Marzo de 2017 habíamos presentado en este blog una propuesta  en torno a la iconografía de San Martín de Frómista, que ya veníamos desarrollando inicialmente sobre las ordalías que creemos allí esculpidas.
También hicimos una interpretación del capitel llamado “de la Orestiada” en relación a la posible intención programática de la iconografía del templo. Aunque “documentalmente” fundado por doña Mayor en 1066, pensamos, tras leer a prestigiosos investigadores, que no es ese el edificio que hoy contemplamos, sino uno posterior, de mucho mayor porte y con claras influencias cluniacenses, que pudiera haber sido levantado, como propone el Dr. Prado-Vilar, en torno a 1090, es decir, poco después del concilio de Husillos (1088). Otros investigadores proponen fechas posteriores, como 1120-1130 quizás para encajar sus interpretaciones iconográficas con sucesos memorables, que dudamos se representen allí. No eran partidarios los monjes de aludir a hechos temporales en los capiteles. Bien es cierto que en las abundantes donaciones de templos castellanos a Cluny en esos tiempos, nunca aparece citado San Martín, que quizás pudiera estar siendo construido (demasiados años) o bien estaba fuera del “mercadeo” de templos por tener especial protección real.
Sasrcófago de Husillos que inspira Frómista, hoy en el MAN. (foto de la web de Omedes romanicoaragones.com)

La iconografía que contiene San Martín, un mensaje de los monjes cluniacenses apoyando la reforma gregoriana, y apostando por eliminar las disposiciones judiciales y sociales anteriores, promoviendo la caridad y la concordia contra las viejas leyes de la venganza y la justicia consuetudinaria, sólo pudo ser concebida bajo los auspicios de una monarquía dispuesta a apoyar claramente la implantación de la reforma gregoriana, que tanto en lo judicial como en lo eclesiástico, encontró fuerte resistencia en Castilla y León.


Moderna visión del capitel destruido que aparece hoy en San Martín con figuraciones imaginadas

De ahí que viéramos en el famoso capitel una imagen impactante del dolor que producía la inevitable justicia vengativa del ojo por ojo, con testigos aterrados pero impotentes. El sarcófago de Husillos inspiró la escena que –pensamos- no necesita leerse como evocación o alusión a episodios bíblicos, ni con personajes oníricos como conciencia del crimen, sino tomando literalmente la tragedia mitológica, que no representa otra cosa sino una venganza “legítima” contra los asesinos de Agamenón, padre de Orestes, ante personajes (familiares y testigos) que nada pueden hacer contra la “legitimidad” del crimen vengativo. 
Pero los no ilustrados, aún sin conocer la mitología, verían que la lectura literal del capitel transmite también la condena de esas conductas “legales”, honorables y hasta legítimas aunque brutales: un hombre acuchilla a otro ante personas aterradas, mientras parecen surgir alrededor personajes blandiendo serpientes en una atmósfera de venganza. Los nuevos modos que ahora se impulsan desde la reforma introducen la caridad, el perdón y en todo caso la justicia sin venganza como alternativa a viejos códigos y basado en las enseñanzas del Evangelio. En otros capiteles se refuerza esa doctrina con el mandato de la Caridad. Ese era el sentido general que le da el citado estudioso, centering on the themes of family crime and sacrifice “, que  personaliza en la muerte de Caín por Abel. Como habíamos apuntado, el profesor Prado-Vilar propone que “Frómista presenta modelos bíblicos y morales que condenan la violencia fratricida y presentan a la Iglesia como el agente encargado de convertir la disensión en concordia”.

Aún hoy está pendiente de implantar esa enseñanza en la vida cotidiana de los cristianos: no hay más que ir a la misa del domingo en cualquier pueblo para comprobar que no se aprovecha el mandato de “darse la paz” para la reconciliación, y los vecinos que “no se llevan” se colocan separados;  cumplir el mandamiento de ir a misa no significa llevar a la práctica el mandato evangélico del perdón y la reconciliación. Hasta ahí podíamos llegar…Eso de poner la otra mejilla se queda en la pura teoría… Al menos hemos desterrado la violencia.
Capitel original destruido. Hoy en el Museo Arq.de Palencia

Y pedimos perdón por extendernos en este capitel, pero es que su enseñanza nos parece inagotable. Vemos que unos monjes reformadores llegan a un reino hispano invitados por un amigo íntimo de su abad Hugo de Semour para aplicar la reforma, una nueva manera de entender la vida (y no sólo la liturgia, como a veces nos cuentan). Se encuentran con leyes de tiempos visigodos, que suponen un sufrimiento para la población, incluso para los más nobles (venganzas de honor, desafíos,  rieptos, ordalías, etc). Al concilio de Husillos en 1088 asiste algún obispo francés. El arzobispo de Toledo es cluniacense. El Papa  Urbano II también, como lo fuera su antecesor Gregorio VII. Está documentada la presencia de obispos hispanos en Cluny y a la inversa. Y durante el  concilio ocurre el enfrentamiento con Diego Peláez que llega encadenado. Existe una gran tensión.
 Si poco después se decide reconstruir San Martín, se implementa un mensaje en esa nueva línea para superar el pasado turbulento. En la cabecera se esculpe un capitel extraordinario con figuras clásicas, copiadas del sarcófago. Los entendidos conocen la historia y el sarcófago les brinda el relato: una venganza dinástica, con adulterios, personajes despreciables (Egisto) una víctima que tampoco era trigo limpio (Agamenón), Electra que intriga con su hermano la venganza…pasiones humanas en personajes mitológicos. Venganzas por defender el honor familiar. Ese tema les viene bien. No necesitan interpretación. Lo que narran es lo que sucede en la vida real. Es con lo que hay que acabar. Puede ser significativo el hecho de situar el capitel junto al altar, frente al crucero, quizás la zona ocupada por nobles y reyes en los oficios, porque el mensaje es más para ellos que para el pueblo llano.
La representación de la tragedia permite una lectura literal, que nos conduce a la alegórica: un crimen tribal en el contexto de las relaciones familiares y ancestrales. De ahí se deduce la enseñanza moral: no se deben mantener las viejas leyes sanguinarias del ojo por ojo que trae gravísimas consecuencias para las familias, y se culmina con la lectura anagógica: la práctica del Evangelio nos debe hacer desterrar esas leyes para implantar las de la concordia y la justicia sin venganza.
Pudiera ser algo más que una coincidencia, como luego veremos, que en los famosos capiteles de la girola de Cluny se esculpen, entre otros temas,  las virtudes teologales, en donde además de destacar la Caridad sobre las otras, se añade una cuarta para completar las caras de la cesta y eligieron, precisamente, la Justicia. Probablemente inspirado por el santo abad Hugo de Semour.
Importante foto del capitel poco antes de ser picado. De apuntes.Santanderlasalle.es que lo tomó de la colección Fontaneda

Pero volviendo a Frómista y Husillos, nos podríamos preguntar por qué se había esculpido ese tema en la pieza original: un sarcófago. La explicación creo que viene por la vía de legitimidad de los ancestros. No sólo se trata de un relato mitológico, sino la expresión del respeto al linaje. Uno sabe poco o nada de estos temas, pero creo que Orestes no tiene dudas en matar a Egisto, aunque sí muy serias con su madre. Pero la venganza por el crimen de su padre puede más. Hay interpretaciones de esta historia en el sentido de que es el cambio del matriarcado al patriarcado. Electra da origen hasta a un complejo.

En el “Saevum Facinus” que mencionamos, el autor aporta referencias que le permiten la lectura de que la figura de Abel proviene de la nodriza, presente en la venganza. La figura sale del suelo acusando al asesino de su crimen ante Dios, tal como figura Abel en manuscritos iluminados,(MS Junius 11, fol.49) o en un capitel de Autun, ya que la sangre derramada toma la figura humana reclamando por el crimen injusto.
 Pero para no extendernos, la razón de elegir esa historia en un sarcófago que acabó siendo el sepulcro de un noble cristiano, habría de ser que en él se reclama el derecho a defender el linaje contra usurpadores. El valor de la estirpe. La legitimidad de derramar sangre por el honor de la saga. Decía nuestro maestro Juan Ramón Ugarte que los personajes con serpientes son los brazos ejecutores de la justicia divina. Evidentemente, en el relato mitológico son las Eríneas las que acosan la conciencia de Orestes tras su crimen. Zeus suele aparecer con el rayo justiciero en la mano, que puede entenderse como una serpiente.
Aún hoy hacemos bromas cuando expresamos que nuestras mujeres e hijos forman la familia “su” familia y los padres (varones) somos tan sólo “el elemento necesario”. El matriarcado todavía vincula como elemento de protección del núcleo familiar, madre e hijos,  ante la autoridad paterna.
Es manifiesta en el sarcófago la presencia  de un idolillo a la derecha, un manes sobre el que caen los cortinajes, de gran significado porque los manes eran los protectores de la familia, que aquí ha sido destrozada por sucesivos crímenes.
Pero me estoy metiendo en un terreno que lo menos que me puede deparar es hacer el ridículo, así que opinar sobre este tema no debemos hacerlo si no es siguiendo a los grandes profesores, que seguramente han estudiado cada detalle.
Perdón por la dispersión. Sigamos:

En un magnífico artículo de 2017 accesible en la web “románico aragonés” del amigo Omedes “The Superstes Resurrection, the Survival of Antiquity, and the Poetics of the body in romanesque Sculpture: Forms of change and Constancy of Antiquity in the Iberian Peninsula 500-1500 el profesor Prado-Vilar conecta sus estudios sobre los capiteles jaqueses del sátiro y de la iglesia de Santiago con el de la Orestiada de Frómista, todos de indudable figuración clásica y sentido resurreccional los jaqueses, para confirmar gráficamente la propuesta de lectura del capitel basado en el sarcófago de Husillos con el ajusticiamiento de Egisto y Clitemnestra por Orestes. Imprescindible resulta releer una y otra vez su trabajo “Saevum Facinus”, convertido en un clásico.
Detalle del capitel previo a su rotura donde se aprecia la base del pene del personaje (del artículo del prf.Prado-Vilar)


Este reciente trabajo incluye una detallada fotografía del sexo de los protagonistas del capitel de Frómista antes de su destrucción en la que marcamos la base rota del pene que hubiera tenido Egisto (o Abel), irracionalmente convertido (quizás por el escultor Santiago Toledo) en una aparatosa hembra que, por otro lado, nos permite entender que no era así en el original, porque eso no se ve en el románico ni en los más llamativos canecillos. La cuestión ya no ofrece dudas. Se trata de dos varones. Comentamos en su momento la “venganza” del escultor sobre el lapicida de Frómista en un capitel que precisamente describe una venganza. Lo que parece claro con la foto aportada por el estudioso es que el capitel, bien antes o bien inmediatamente después de puesto en el suelo, mostraba la rotura del pene del agredido, quizás por ocupar la esquina y su morfología esculpida lo dejaba demasiado expuesto para ser dañado accidentalmente. Luego, el energúmeno cometió días después su lapicidio y en la reproducción moderna pudiera haberse excedido el escultor para “dar taza y media” a quien se sintió ofendido hasta la agresión.
Detalle de la rotura citada en el capitel de la Orestiada original



 ADAN Y EVA



A lo largo del mes de Marzo de 2017 nos centrábamos en los dos capiteles que ocupan el eje de las ceremonias litúrgicas en la nave del templo: los de Adán y Eva, los dos capiteles que hacen pendant frente al crucero, que podían ser vistos tanto desde la nave como desde la posible galilea a los pies del templo, como sugiere el profesor Senra. Todo el templo se convertía en un gran escenario en las liturgias solemnes.

Recientemente, en 2017 el Dr Senra Gabriel y Galán, que lleva varios años explorando y documentando la iglesia de San Zoilo de Carrión, nos presenta nuevas e interesantes propuestas, relaciona una vez más ésta con San Martín de Frómista : “May the angels lead you into Paradise” : staging the Cluniac liturgy in medieval Hispanic priories”, amablemente accesible en internet publicado por el Journal of Medieval Iberian Studies”.
Nos interesa especialmente el trabajo del historiador, viendo un paralelismo entre Sahagún, San Zoilo y Frómista y con magnífica bibliografía, porque relaciona la liturgia cluniacense con la distribución espacial del templo y aunque se centra en San Zoilo, que contiene vestigios legibles, nosotros intentaremos trasladarlos a Frómista, donde precisamente es la falta de esos vestigios el único reproche que se puede hacer a Manuel Aníbal en la restauración tan criticada de 1900. Hace un par de años el Dr. Gerardo Boto ilustró magníficamente el “deambular” litúrgico bajo los capiteles de San Martín en una visita del Coloquio Ars Medievalis. Lo había publicado en 2015: "Hitos visuales...en "La imagen en el edificio románico: espacios y discursos virtuales". Aguilar de Campoo.
Capitel de Frómista con el Pecado Original "cantado" en la liturgia monacal, que dirige un monje con báculo

Ya propusimos en dichas entradas de marzo de 2017 en este blog que lo efigiado en esos capiteles del crucero no fueran “el Pecado Original y su consecuencia” sino una representación casi literal de la ceremonia del canto del Exultet (pura liturgia) en el domingo de Pascua, lo que justificaba algo que todavía “no ven” los estudiosos: los laterales de los capiteles.
No debemos ser nosotros, atribulados alumnos, quienes veamos al “rey desnudo” pero resulta a veces clamoroso que los estudiosos despachen un capitel esculpido en tres caras, con el sólo estudio de la central. Y en S.Martín es más claro. La consecuencia suele ser la incapacidad de comprender lo esculpido. Nadie parece plantearse alternativas a los “commonplaces and tired clichés” que dice el Dr. Senra. Parece que la lectura del laborioso programa escultórico se limita a la cara central, mientras que los laterales son “paisaje” y solo aquélla relata la historia. Hasta Moralejo minimizó los laterales del capitel del acarreo, convencido de que tenía que ver con labores del campo o de construcción. Precisamente en San Martín los laterales están dando pistas de lo realmente relatado. Por ejemplo, nadie o casi nadie habla de los laterales de “la zorra y el cuervo”, con otras moralejas,  ni se detienen en ver la lujuria en el lateral del avaro junto a la entrada norte, o en el caso que estamos, se encuentra “normal” que junto a Adan y Eva aparezcan monjes y Cristo con nimbo.
Pues bien; en el artículo citado del Dr. Senra, se mantiene la lectura de ambos capiteles como “escenas del Paraiso” sin extrañarse de que se sitúe junto a Adan y Eva con la serpiente y el árbol a dos monjes y en el pendant otros dos monjes, uno con una cruz y otro con un libro, escoltando lo que se entiende como “expulsión” cuando la acción la realiza Cristo y es preciso entonces hacer una pirueta interpretativa en algo que es literal. Tal como hemos propuesto, se trata de la plasmación del canto del Exultet en el Domingo de Resurrección, con la “alabanza” al Pecado Original que condujo a la resurrección de Cristo. Es decir, la acción la realizan los monjes y la alusión, el contenido de su acción, es el canto del Exultet citando la caída en el Paraíso, representando a los protagonistas del canto :  Cristo y los protoplastas.
Capitel de Frómista con la presentación de Cristo resucitado como alternativa al pecado de Adán y Eva

Habíamos apoyado esta propuesta no sólo en la propia iconografía de ambos capiteles, sino en la información existente del uso del Exultet en la liturgia cluniacense, que lo había tomado de Italia, a través de los benedictinos de Montecasino.
Ahora, tratando de documentar una investigación (que es mucho decir) en torno a otra ordalía en Borgoña, hemos encontrado el posible “eslabón perdido”, el origen del uso de esa liturgia en la casa madre de todas las abadías cluniacenses : en Cluny. También allí Cristo “expulsa” anormalmente a los primeros padres del Paraíso, pero es porque el mismo modelo se trasplantó a Frómista: la alusión a Cristo como alternativa a Adán en el canto del Exultet. Aún hay descripciones académicas del capitel borgoñón donde se describe la figura nimbada como “ángel que expulsa”.
 
Capitel de Cluny con Adán y Eva tras el pecado ante Cristo como alternativa.
(foto de la web www.latribunedelart.com)
La web que nos permite amablemente el uso de su magnífica colección de fotografías realiza un completísimo estudio de los capiteles cluniacenses y aunque no compartimos sus interpretaciones, éstas son el resultado de un profundo estudio filosófico-moral.)

Pero veamos primero, como solemos, lo que dicen los expertos, que nuestra insignificante opinión irá al final.
El profesor Senra documenta el artículo que usamos con mucha información histórica. Es muy sugerente su propuesta de que en San Zoilo (y quizás en San Martín) hubiera altares con culto a María Magdalena igual que a los pies se dedicara un espacio a San Miguel. Cuenta cómo con el apoyo de la monarquía leonesa, “Cluny actuó a través de sus tradiciones litúrgicas como una poderosa fuente de diseminación de la cultura gregoriana”. Así, tras la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 el primer arzobispo fue Bernardo de la Sauvetet, un monje de Cluny. Al parecer no fueron muchos, sino pocos pero muy importantes los monjes exportados a España por Cluny, y se caracterizaban más por sus obras de misericordia, caridad y acogida que por sus predicaciones. Probablemente su modo de vida ejemplar era la mejor forma de ser admitidos por los fieles. Corrige el autor la idea generalizada de la existencia de un “estilo cluniacense” cuando no es así. Nosotros compartimos esa idea, ya que para los monjes lo importante era el mensaje, el contenido, y no el modo, lo modelos para contarlo. No venían a imponer un modelo escultórico sino una doctrina.
Naturalmente –seguimos con el Dr.Senra- es Sahagún con quien compara la arquitectura de San Zoilo, y la importancia del canto y la liturgia para magnificar sus performances inspiradas en Cluny. En esa línea, destaca las ceremonias de evocación de la Resurrección de Cristo, la fiesta cumbre cristiana, para lo que propone el uso de las galileas, que ya había situado en San Zoilo desde su estudio del acceso a la planta superior. También en Frómista hubo de haberla, a juzgar por sus propuestas, pese a la pérdida de los testimonios arqueológicos. El profesor vincula esas liturgias a la presencia de enterramientos nobiliarios en ese entorno, y nosotros en la propuesta que hicimos, jugábamos con la liturgia pascual también con recorrido procesional, y relacionado con las ceremonias rituales estacionales, aunque no dejaría de potenciar su significado el homenaje a las tumbas nobiliarias que se encontraban en la procesión, por hallarse los rememorados ya en la gloria de Dios. Lo que parece tener sentido es que el Cristo que aparece en San Martín al otro lado de Adán como alternativa apuntada por los monjes del lateral, es el Cristo resucitado, el protagonista del canto que lo acompañaba, el Exultet. Las galileas en dos pisos a los pies del templo, que se remontan al prerrománico, “tenían uso funcional, entre las más importantes como estación en la liturgia procesional y cobijar a laicos y monjes a través de la iglesia”. El Dr. Senra encontró indicios de una posible galería en Frómista en la parte baja del muro norte, donde no fueron sustituidos los bloques originales en la restauración de 1900.
Propone el estudioso la posible existencia de altares, como decimos, a Maria Magdalena, muy reverenciada en Cluny, San Benito (fundador) y a la Santa Cruz, que sugiere ubicada en el crucero, exactamente donde se cruzan las líneas de norte a sur y este a oeste, que se señalaba especialmente en las ceremonias de consagración del templo en la antífona “in medio ecclesiae”. Es posible que si no de manera fija, sí se colocara una cruz en la ceremonia pascual en el crucero de San Martín, dado el sentido de los capiteles que citamos. No obstante, la lectura de Senra sigue siendo “la Tentación y la Expulsión”, como si los monjes de los capiteles fueran parte del paisaje paradisíaco. Ya comentamos en las entradas citadas, que desde la galilea de San Martín se podía seguir esa ceremonia del Exultet, que ahora hemos encontrado –creemos- en Cluny en el deambulatorio.
Deambulatorio y girola de Cluny III según un grabado del siglo XVIII con los 8 + 2 capiteles conservados

 “No obstante -prosigue Senra- la exacta función de estas tribunas no está clara, aparte del obvio propósito de ser un espacio privilegiado para observar la liturgia y ser observada por los participantes desde abajo”. A nuestro entender, en Frómista se “activaba” la resurrección de Cristo en la ceremonia del crucero en la nave, con encendido de lámparas, cantos, vestimenta excepcional, etc., y los participantes “exultantes” alababan al Cristo resucitado, alter ego del Adán caído con la llegada de la muerte que supuso su Pecado Original : “¡Oh, felix culpa, quae talem ac tantum meruit habere Redemptorem¡”  entonaban todos leyendo el texto mostrado por un monje, como el que aparece con un libro en las manos vuelto hace los lectores en el capitel de San Martín. Seguía luego la procesión hacia la galilea, quizás pasando junto a los sepulcros de los que ya gozaban de la Gloria (en Frómista fueron eliminados en la restauración), subiendo a la galilea para ver elevarse a Cristo hacia el cielo. Fin de la performance.
Lateral "invisible" del capitel de Frómista con el libro del Exultet

¿Sería así en Cluny?  Al menos un capitel, que esperamos poder desentrañar enseguida, nos va a mostrar la misma escena de San Martín de Frómista.
Terminemos el estudio de Senra: Aquí sí que amplía el foco de atención hacia los espacios templarios y tal como los investigadores están demostrando, hasta los claustros y otros espacios comunales formaban parte de los recorridos litúrgicos como coordenadas rituales. Así menciona que en Cluny, una pequeña iglesia dedicada a Maria “jugaba un decisivo rol tanto en los ritos funerarios por la muerte de los monjes, como primera estación en la diaria procesión siguiendo maitines y vísperas”, en base a los apuntes de Conant, quien luego nos guiará más a fondo en Cluny.
Era un entorno donde se impresionaba a los asistentes con una “exhibición ornamental de obras de arte portátiles (ahora totalmente perdidos) y música sagrada combinada para crear un modelo extraordinariamente atractivo de piedad”, concluye Senra. 
Eso es lo que pretendemos ver en Frómista con la ceremonia del Exultet.

Nos hemos entretenido mucho en este preludio y debemos entrar en materia, que Cluny tiene algo más que ruinas.

CLUNY

Cuando vamos como turista a visitar Cluny nos centramos en los famosos ocho capiteles de los tonos musicales, los ríos del Paraiso, los vientos, las virtudes, y cuantas variadas y seguramente ciertas interpretaciones han recibido. Sin embargo, estos ocho capiteles, colocados a una altura de unos 9 metros del suelo, formaban junto con otros dos de distinto formato, pero que estaban juntos, un conjunto que tenía sentido y ahora se ha perdido al separar en distinto recinto los dos grupos. En el museo Ochier conservan esos dos capiteles “ajenos” porque no tienen que ver –aparentemente- ni con el formato ni el contenido de los otros ocho. Son bíblicos : Adán y Eva y el Sacrificio de Isaac
Los tiempos previos a la Pascua según el blog liturgialatina.blogspot.com.es

Ya cuando escribimos los artículos del Exultet en este blog, incluíamos un grabado muy significativo mostrando los tiempos de la Pascua, en cuya búsqueda nos ayudó nuestro amigo Ugarte (q.e.p.d.) aunque finalmente discrepamos, porque él pensaba que mi vinculación de los capiteles del Paraíso con el Exultet era un error, pues creía él que su conexión debería ser con la septuagésima, como señala el grabado. Ahora veremos otras pistas en uno u otro sentido. Los dos capiteles bíblicos hoy “descontextualizados” en el museo Ochier eran el inicio y el final de la colección de los otros ocho famosos, tal como veremos en los diagramas de los expertos. Esa es la conexión con Frómista: en ambos lugares la Caída del Paraiso estaba relacionada con la liturgia cantada de la Pascua.
 Los claustros de San Cugat del Vallés y de San Pere de Rodas (hoy en París) tienen esos tres capiteles que pudieran marcar los tiempos pascuales: la Caída, el Diluvio y el sacrificio de Isaac. Conocemos Sant Cugat, donde están consecutivos, marcando los tiempos que anteceden a la Pascua. Tomemos la descripción de la Dra. Inma Lorés que ha realizado la ficha de Sant Cugat para la EdR:
Es en el ángulo sureste precisamente frente a la portada de la iglesia por donde los monjes salian al claustro después de los rezos y los oficios, donde se encuentran las primeras escenas del Antiguo Testamento, siempre en los capiteles de la parte interior de la galería. El primer capitel adosado al pilar y de manera excepcional puesto que el resto de temas biblicos se encuentran en capiteles exentos, contiene una imagen de Daniel entre los leones. Siguen tres capiteles con escenas de Adan y Eva, Noé y Abraham, mucho más sintetizadas que en el claustro de Girona puesto que allí se despliegan por los relieves de dos de los pilares de la galeria de la iglesia. En el primero la creación de Adán, el pecado, la reprobación de Dios y la condena al trabajo ocupan cada una de las caras Las escenas de la construcción del arca y del Diluvio y la de los hijos de Noé cubriendo la desnudez de su padre que yace en la viña, se concentran en el siguiente capitel...
Es decir, que están concentrados porque forman parte de una misma liturgia.
Capitel de la reprensión de Adan y Eva en el claustro de Sant Cugat del Vallés

Pero hay una sutil e importante diferencia en las representaciones que estudiamos. En Cluny, y en Frómista como posible copia, es claramente Cristo reconocido por su nimbo crucífero quien aparece –como decimos- no expulsando a Adán y Eva, sino como alternativa, como nuevo Adán salvador tras su resurrección. A nuestro juicio, es la imagen que inspira el Exultet.
Capitel de Noé junto al anterior en el claustro de Sant Cugat del Vallés como lugar de la ceremonia de la Sexagésima

Sin embargo, en San Cugat y San Pere (relacionado con éste) la escena de la expulsión no muestra a Cristo nimbado, por lo que puede ser interpretado como que es Dios quien lleva adelante el acto. Pero aquí sí que están esculpìdos y consecutivos (al menos en San Cugat) los tres “tiempos” de la liturgia previa: Quinquagésima, Sexagésima y Septuagésima, es decir, Sacrificio de Isaac, Diluvio y Pecado Original, por lo que esa sutil diferencia debe conducirnos - y más estando en claustros y no en la iglesia-  a que eran puntos de celebración litúrgica de esas ceremonias previas a la Pascua y no la del Exultet. 
Capitel del Sacrificio de Isaac en Sant Cugat. Los tres consecutivos en un ángulo del claustro

El cuadro que muestra el mencionado blog liturgialatina.blogspot.com en febrero de 2017 señala esos tiempos y sus figuras:



Domingos
Septuagésima
Historia de Adan
Cristo el nuevo Adan
Sexagésima
Historia de Noe
Cristo el verdadero Noe
quincuagésima
Historia de Abraham
Cristo el verdadero Abraham
Primer domingo de Cuaresma
(El pensamiento de Isaac es
reemplazado por el de Cuaresma).
Cristo en el desierto
Segundo domingo de Cuaresma
Historia de Jacob
Cristo el verdadero Jacob
Tercer domingo de Cuaresma
Historia de Joseph
Cristo el verdadero Joseph
Cuarto
domingo de cuaresma
Historia de Moisés
Cristo el verdadero Moisés

Durante esta temporada de Septuagesima, la Iglesia permanece especialmente sobre las tres primeras figuras que hemos nombrado en la tabla anterior. Allí vemos la caída de Adán que resulta en un pecado original y sus consecuencias funestas (Septuagesima); la malicia de los hombres, el pecado actual y el diluvio que fue su castigo (Sexagesima); y finalmente los sacrificios de Abraham y Melquisedec (Quinquagesima), que anunciaban el sacrificio que Dios requería de su propio Hijo como una satisfacción por los pecados de toda la raza humana.


La temporada de la Septuagesima siempre comienza con la novena semana antes de la Pascua e incluye tres domingos llamados respectivamente Septuagesima, Sexagesima y Quinquagesima. Estos nombres que fueron tomados del sistema numérico de la época, denotan una serie de diez días (decenas) que se remontan al inicio de la Cuaresma, que en latín se conoce como Cuadragesima. [Como los intervalos entre estos domingos solo constan de siete días, es evidente que este nombre no debe tomarse en un sentido estrictamente aritmético; pero mientras que Quadragesima llega exactamente el último día de la 4ª decena antes de la Pascua, Quinquagesima (47 días) cae dentro de la 5ª decena, Sexagesima (54 días) dentro de la 6ª,
Septuagésima (61 dias) dentro de la7ª.
(fin de la cita del blog liturgialatina,blogspot.com)

Con los datos recopilados puede proponerse que la presencia de Cristo con nimbo crucífero en la Reprensión de Adán responde al himno del Exultet, punto culminante de la liturgia resurreccional de la Pascua, esculpido en las naves o girolas de Cluny y Frómista (y alguna más que pudiera encontrarse en las iglesias de influencia cluniacense).
Por otro lado, la presencia de Dios en esa misma temática de la Caída de Adán y Eva, expulsándolos o reprendiéndolos, si está acompañada de escenas relativas al Diluvio y al Sacrificio de Isaac (caso de los claustros catalanes de Sant Cugat y probablemente el de Sant Pere de Rodas, hoy descontextualizado en Paris) aluden a los tiempos pascuales, que se conmemorarían con su liturgia en los claustros de los monasterios.

Y ahora seguiremos con la visita a Cluny y sus capiteles supervivientes.  


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