SAN QUIRCE. El ciclo del fratricidio (4ª parte)
Hemos
llegado a lo que parece el centro del friso de San Quirce. El canecillo nº 6,
que marca exactamente la mitad de la portada es el primero de Abel. Aparece con
atuendo pastoril: cayado y cuerno, y abrigado con capote y caperuza. Luego lo
veremos otras dos veces, en total, tres veces, mientras Cain aparece cuatro veces
(incluyendo la reprensión), reforzando un relato de tal modo que debemos
valorar su reiteración.
Segunda mitad del friso que relata el episodio de Cain y Abel con metopas alusivas (excepto caganer y gallo) |
Veremos cómo tras esta primera “presentación” del
elegido por Dios, los dos pares de canecillos que le siguen muestran a los dos
hermanos “enfrentados”, ya que la ofrenda la realizan uno frente al otro y la
posterior agresión también se ha esculpido pareada, con Cain afrontando a su
víctima. Y como además ahora las tres metopas van completando la historia de
los canes, hay que tenerlo en cuenta para su lectura. Las dos últimas metopas,
como dijimos al principio, están colocadas como “efecto espejo” cerrando y
escoltando toda la historia de los canes, dando utilidad al sentido apotropaico
del gallo y el caganer que ya aparecían al principio.
Canecillo presentando a Abel como pastor seguido por la metopa de la cabra, copia del interior del templo. |
capitel interior que inspira la portada (foto Chuchi) |
Realmente
tanta insistencia en desmenuzar el crimen de Cain que termina con la reprensión
divina, ha de tener un sentido en el friso. Nosotros pensamos que esa segunda
mitad del friso lo que muestra es el resultado del pecado de la envidia. Y la envidia desencadena el
mal de ojo, del que es preciso protegerse con figuras apotropaicas. Es el
origen del primer crimen de la humanidad y detenerse en mostrar los rebaños
ovinos del elegido por Dios por sus ofrendas frente (y aquí literalmente
presentan sus ofrendas uno frente a otro)
a la labranza del campo que muestra Cain, con un gesto de su boca quizás
apotropaico, contribuye a resaltar los detalles del suceso. Como veremos,
también el capitel interior que lo inspira muestra un gesto extraño en la boca
del fratricida. De modo que podemos “leer” en este friso tres transgresiones:
La Caída de Adan y Eva en el Paraiso y su consiguiente expulsión (¿desobediencia?),
el crimen de Caín y la consiguiente
reprensión divina (fratricidio) y como “bajo continuo” que diría el sabio, la
agresión sexual o violación que se esculpe en la metopa que cierra la primera
mitad del friso, justo antes del canecillo de Abel, una historia quizás
contemporánea al templo, otro crimen ya no bíblico sino de la vida presente,
con su agresión y sus ordalías. Las metopas narrativas de la segunda mitad, no
hacen más que completar el paisaje de Cain y Abel.
Ocurre
que en la portada norte también se ha situado excepcionalmente en los
canecillos al colegio apostólico, de nuevo sin usar ese espacio con temas
apotropaicos, como suele hacerse. Lo estudiaremos.
Abel pastor con cuerno y cayado |
La cabra ramoneando en la metopa junto a Abel pastor.Ver leyenda |
En
esta portada occidental decimos que los elementos apotropaicos lo constituyen
los gallos y caganers a modo de espejo, al principio y final de la serie. En la
portada norte se han colocado lo que se consideran signos zodiacales, que a
nuestro modesto entender (como pasa en la fachada de San Isidoro de León) no
actúan como referencia temporal o alusión al calendario agrícola, sino por el
sentido apotropaico que tienen esos signos. Quizás por ello lo vemos en las
portadas. En Jaca acabó disperso y a modo de “sodoku” en el ábside, como
descubrió Omedes.
Volviendo
a nuestra portada, el tallista de calidad ha esculpido el relato de los canes
siguiendo los capiteles interiores, como ahora veremos. También se inspiran las
metopas en el interior, pero solo a partir de la aparición de los hermanos.
Como hemos visto, entre las cinco figuras que describen la Creación, la Caída y
la Expulsión, las metopas tan desconcertantes, están “en otra onda”:
apotropaicas (caganer y gallo) y aleccionadoras (violación y ordalías).
Rebaño vigilado por el lobo |
La metopa colocada entre las ofrendas de ambos, que se encaran desde sus canecillos, representa a tres ovejas o carneros sobre los que aparece lo que creemos un lobo. Quizás sea un perro, pero desde luego no es ovino. Si fuera un lobo, podría considerarse como un presagio del funesto final de la historia. Pero vamos a ir viendo uno por uno, ahora ya jugando canecillo y metopa, así que dejaremos la descripción de los primeros cinco canecillos paradisíacos para el final, al no tener -a nuestro juicio- relación con las metopas en ese caso.
La utilización de figuras apotropaicas tienen una finalidad protectora, como hemos señalado, y una de las cosas más dañinas de las que hay que protegerse es de la envidia, origen del mal de ojo. Pudieran los comitentes haber hecho una propuesta de resaltar este pecado que lleva al crimen porque eso lo entendían perfectamente laicos y religiosos o ilustrados e idiotae. En el románico más sofisticado, como la abadía normanda de Boscherville, la envidia se representa como un personaje con la ropa abierta que se autolesiona.
LA
SEGUNDA PARTE DEL FRISO
Como
decimos, la narración de la primera parte de los canes termina con los
atribulados protoplastas expulsado del Paraíso. También la metopa siguiente
representa lo que denominamos como la violación, que cierra el ciclo de las dos
ordalías. A partir de aquí cambia el sentido narrativo, aunque siga con el
Génesis.
Por
tanto, la figura de Abel como pastor inicia un nuevo ciclo, dentro del relato
del Génesis. Pero ahora también las metopas forman parte del relato. De tal
modo, que incluso la inscripción que aparece bajo la cabra que ramonea el seto
en la metopa junto al pastor, exhibe una inscripción alusiva: PASTOR OVIVM.
Canecillo y metopa aparecen juntos en el
motivo inspirador de ambos: un capitel del interior, también pródigo en
desmenuzar el episodio del crimen. Parece razonable concluir que esa repetición
se debía a la dificultad de que quienes visitaban el exterior pudieran acceder
al interior sagrado. Oratores y nobles dentro, laboratores y gañanes fuera.
Vemos,
por tanto, que la metopa y el canecillo forman una unidad.
Metopa entre los dos hermanos haciendo la ofrenda en la que un lobo parece acosar a las ovejas (foto Ina) |
Y
a continuación vemos enfrentados los dos canecillos de las ofrendas, tomados
asimismo del interior en un capitel. Ahora tenemos a Abel sin caperuza, con
túnica corta, portando en brazos un hermoso cordero (no olvidemos, lo mejor de
su ganado) gesto que es bendecido por la dextera dei que asoma de una nube (o
de una manga) uniendo los dedos índice y corazón.
Canes de las ofrendas donde ambos hermanos aparecen enfrentados (foto Ina) |
Enfrentado
y seguido, aparece el canecillo de Caín, con el gesto de apartarse, un poco
echado atrás, casi volviendo el rostro, quizás irritado o sorprendido al ver la
preferencia de Dios, mientras sostiene una gavilla del cultivo de sus campos.
En ninguna parte del Génesis se dice el manido “Abel ofrecía lo mejor de su
ganado, Cain lo peor de sus cosechas”. Eso es un aditivo “patrístico” posterior
para justificar la predilección de Dios, a quien, al decir de sabios
antropólogos, se le hacía en el mundo judío potenciador del ganado y por tanto
la trashumancia y lo que luego fue la esencia del pueblo judío: la búsqueda de
la Tierra Prometida. Porque podemos reflexionar que si Cain hubiera encontrado
la tierra adecuada para cultivar el campo y vivir de ello contando con la
bendición divina, el pueblo elegido no habría tenido que emigrar y practicar el
nomadismo. La misma marca con que Dios señala ante el mundo a Cain, hará que
sea identificado y rehuído pero respetada su vida para mayor duración de su
penitencia, hasta que su pariente ciego Lameck lo mate por error.
Abel con su ofrenda bajo la Dextera Dei |
Ofrenda de Cain |
Volvamos
a las figuras. Entre ambos hermanos enfrentados
con sus ofrendas, aparece una metopa, también inspirada en las
abundantes escenas interiores de ganado menor. Hay un capitel con unos corderos
rematado por una inquietante cabeza de lobo pero también hay otra cara de un
capitel que muestra la misma disposición de esta metopa, donde creemos que la
figura sobre los tres corderos pudiera ser un lobo, ya que tiene pelaje
esculpido sobre el lomo. Tendría sentido esa presencia negativa lobuna por la
alusión que se puede establecer a partir del momento en que Dios elije la
ofrenda de Abel y la acechanza que realizará desde entonces Cain para perpretar
su infamia.
Capitel del interior con la misma escena de la ofrenda con la Dextera eligiendo la de Abel. A la izda.el Kain agrícola |
Ahora,
antes de analizar la otra pareja final enfrentada con la consumación del
crimen, nos detenemos en la última metopa vinculada a la escena. Es la de KAIN
AGRICOLA, como dice la inscripción. Nos ha llamado la atención el gesto de su
boca en la metopa, pero es que también el original que lo ha inspirado, el
capitel interior, luce el mismo gesto de la boca, quizás muestra la lengua o
por lo menos tiene la boca abierta. Precisaremos mejores fotos.
Metopa de Kain agrícola inspirada en el capitel interior (Foto M.J.Friedlander) |
El
tallista, de la misma forma que aludió al oficio pastoril de Abel esculpiendo
una cabra ramoneando un arbusto, nos muestra el oficio de Cain, llevando a los
bueyes ungidos por el yugo mientras maneja el arado. En los dos ámbitos:
interior y portada.
Lateral del capitel de la ofrenda donde aparece Kain agrícola (foto bread 555 en flirck) |
Llegamos
a la segunda pareja enfrentada de los hermanos. Primero el Cain homicida
vestido con camisa adornada y quizás capucha, cierra su mano izquierda para mostrar su ira, mientras enarbola en la
mano derecha una azada de afilado pico. De nuevo parece mostrar algo extraño en
su boca, quizás una lengua ahora partida.
Las tres caras de Cain (ofrenda, agrícola e impío) en el friso de San Quirce |
Se
apresta a recibir el golpe Abel, ahora extrañamente envejecido, ya que las dos
veces anteriores (presentación como pastor y ofrenda) aparece barbilampiño.
¿Quiso el tallista aludir a un lapso de tiempo intermedio?
El
pastor levanta su mano izquierda junto a la cara y la derecha la extiende hacia
su vientre. El capitel del interior origen de este tema nos ha costado
encontrarlo, ya que curiosamente muchas de las fuentes consultadas no lo
tenemos, así que hasta tener algo mejor nos arreglamos con una de “fondo”
tomada por Ina.
Cain asestando su impío golpe |
Abel a punto de recibir la agresión de Cain |
Muerte de Abel en capitel interior (foto Ina) (lateral izquierdo de la ofrenda) |
Escoltan
los canecillos de atacante y víctima las metopas ya descritas de gallo y
caganer, ajenas a la historia contada y útiles para proteger el recinto y sus
figuras.
Termina
el friso y la narración el canecillo con la reprensión divina a Cain,
identificado por la inscripción referencia del interior.
Cain luce capuchón y manto arrollado como si se dispusiera a partir, flexiona
ligeramente las piernas para sustrarse a la amonestación de Dios, quien se
efigia como un hombre normal, lampiño, quizás parezca el retrato de un abad,
que apunta con su dedo acusador al condenado mientras le dice aquello de UBI
EST FRATER TVVS ABEL. En el interior figura esta reprensión pero en un lateral del capitel de Noé. Lo veremos luego.
Reprensión de Caín en el friso |
LOS CINCO PRIMEROS CANES
Para
terminar por el momento esta portada, hemos dejado para el final las imágenes
de los cinco primeros canecillos, de los que mantenemos no tienen nada que ver
con las metopas, y por eso vamos a ver únicamente su sentido en el relato del
suceso del Génesis relativo exclusivamente a Adan y Eva.
Aparece
al principio Dios creador, de perfil pero vuelto hacia el espectador, ahora sí
con barba y amplio manto que le cuelga, y que bendice con su
mano derecha mientras sostiene una cruz con su mano izquierda. A diferencia de su
original en el interior, aquí carece de nimbo crucífero. Le afrontan en el
siguiente can los que se entiende son Adan y Eva, muy deteriorados, pero que
nos permite suponer que Adan debía llevar un llamativo gorro. De medio perfil,
solo acertamos a ver sus respectivas manos izquierdas que se ocupan de tapar
sus genitales. (En la próxima entrada analizaremos este extraño canecillo, que no parece representar la Creación del hombre sino la reprensión por el pecado, a la vista de su original en el interior del templo).
Dios creador bendice a los protoplastas recién creados, con Adan luciendo extraño gorro.(Parecen pendientes de retoque) |
El
siguiente canecillo, el tercero, tras el primer gallo, les muestra cometiendo
el Pecado Original. Eva a nuestra izquierda, pelo corto, recibe al oído el
consejo de la serpiente, enroscada al árbol mientras mete en la boca un trozo
del fruto.
No se tapa el sexo sino que con su mano derecha parece acariciar al
diablo. Adán vuelve la mano junto a la boca para que comprobemos que está a
punto de caer en la tentación mostrando el fruto y con su mano izquierda se
tapa el sexo. La base del árbol aparece por encima de sus pies, patada, dando
una sensación de irrealidad.
La comisión del Pecado seguido por el angel de Dios vigilante |
El
ángel guardián, con grandes alas, cuello grueso, aparece custodiando la puerta
del Paraiso con una espada en su mano derecha mientras sostiene la funda en la
izquierda. La inscripción ANGELUS DEI.
Adán y Eva fuera del Paraíso. Adán pisa a Eva |
Termina
la serie con los pecadores fuera del Paraiso en el último canecillo antes de la
historia de Cain y Abel, donde vemos a Adán pisando a Eva, que creemos haber
visto en Frómista, escena “vengativa” que suele verse en este relato. La culpa
era de ella, como siempre. Levanta su mano derecha pidiendo calma al justiciero
ángel, mientras la otra mano la extiende en un gesto mitad de disculpa, mitad de acusación a su compañera.
Adán abre sus manos disculpándose ante el Angel |
Todo
ello tiene su correspondencia en los capiteles interiores, donde se conserva
mejor la identificación, que ha servido de pauta para las figuras de la
portada. Próximamente terminaremos de ver los capiteles interiores que no han
sido utilizados para ilustrar el friso de la portada, con episodios bíblicos
como el Diluvio, el Sacrificio de Isaac y alguno menos claro.
Cara central del capitel con la Caida (foto Chuchi el Pasiego) |
Lateral del mismo capitel con la Expulsión. Remata la escena una siniestra cabeza de oso o de lobo |
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