APOTROPAIA : Ahuyentar diablos...y dar risa a los humanos (I)
Hemos razonado en este blog que los canes llamativos, a veces cómicos, a veces obscenos, no tienen la función de adoctrinar ni dar ejemplo de lo que no se debe hacer, ni otro fin que dar protección para vivos y difuntos contra el mal en general y los malos espíritus en concreto, especialmente los que provocan el temido mal de ojo medieval. Vamos a verlo en dos entregas con muchos ejemplos.
OTRAS PORTADAS PROTEGIDAS.
Veíamos en la entrada anterior, 7ª parte de San Quirce de los
Ausines, cómo en (o sobre) las portadas románicas más importantes del Camino
(Santiago, San Isidoro, quizás Frómista o el zodiaco de Jaca, quizás también
Silos) se colocan a manera de protección figuras amenazadoras, arpías, fieras, entrelazos,
laberintos (elementos paganos) que no tienen relación con las figuras sagradas
que muestran sus tímpanos y relieves, porque actúan a manera de polos
atractivos para la mirada peligrosa del mal que acecha el templo.
No acabamos ahí.
Repasamos un artículo de Olivier Testard de 2003, que amablemente nos pasó hace
tiempo el Dr. Olañeta, en el que se realiza un profundo estudio de la Porte
Miégeville de Saint Sernin de Toulouse, otra importantísima etapa del Camino y
sede del románico más refinado.
Porte Miègeville. Ocho canes.A la dcha.San Pedro bajo dos ángeles y sobre Simón el Mago (wiki) |
Como parece evidente, la
puerta es un todo, es decir, no sólo las arquivoltas, el tímpano, el dintel,
los capiteles de los flancos, las esculturas enmarcando la puerta, sino también
el remate, la cornisa en la que se culmina ese paño: los canecillos. Sin
embargo, el autor sólo menciona uno y eso para encontrar acomodo a una
propuesta de lectura de los dos ángeles que coronan la talla de San Pedro, que
está a su vez “subido” sobre Simón el Mago, su contrapunto.
Simón el Mago caído (la pierna) con dos diablos que condución su carro volador (wiki) |
Veamos la propuesta de
Testard: al estudiar la figura de los dos ángeles que aparecen sobre San Pedro
portando en sus manos sendos pequeños objetos redondos con una cruz inscrita y
con la otra mano sujetando una corona (Pedro príncipe de los Apóstoles) señala que
esos pequeños objetos han sido considerados como Hostias, pero no está
conforme. Una sóla habría sido suficiente, razona. Por tanto, considera que
pudieran ser dos pequeñas monedas en alusión al pasaje 12,42 del Evangelio de
Marcos (también Lucas 21,2). Marcos relata el episodio de la viuda que entrega
dos monedas en el arca del Templo:
Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba
la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. 42. Llegó
también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.
43. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta
viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. 44. Pues
todos han echado de los que les sobraba; ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba,
todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.
Después, el autor comenta
el significado según San Jerónimo, relativo al Antiguo y el Nuevo Testamento.
Finalmente, ancla esa
interpretación del episodio de la viuda (ya de por sí muy traído por los pelos
en su relación con San Pedro y las monedas) con un canecillo del tejaroz (el
único que cita): “La viuda indigente,
sobre la que San Jerónimo ha llamado nuestra atención, podría estar
representada justo encima en la cornisa. Ella mira a Pedro y tiene en una mano
un objeto redondo que precisaría el sentido de las piececitas llevadas y
mostradas por los ángeles. El carácter jurídico de la imagen completa oportunamente
el rol institucional de Pedro”. Es decir, que la explicación al episodio de
la viuda vendría confirmado por uno de los ocho canecillos de la portada, según
Testard. Del resto cuenta poco.
Canecillo de la dama de la bulla (wiki) |
Pero hay que ver todos
los canecillos. No son tantos, Solo ocho. Y son espléndidos. De una talla y una
vivacidad fuera de lo común. Es la misma mano que ha tallado el resto de la
portada. Y son descaradamente apotropaicos. La dama en cuestión lo que muestra
muy probablemente es una bulla o cualquier otro amuleto colgado al cuello, se
lo muestra a los diablos (y para que lo vean los peregrinos que pasan para
entender su mensaje) para advertir que está protegida y también preserva al
templo y la puerta en la que está. Porque todos sus compañeros de alero hacen
la misma función. Veámoslos.
No entraremos a discutir
si la tal corona es una corona (su extraño formato parece más un solio), más
cuando el mismo autor destaca que es el único relieve que fue colocado
posteriormente por Viollet-le-Duc; luego, si procede de otro sitio, puede que
ni “casco” ni ángeles ni Hostias correspondan a San Pedro. Tampoco nos parece destacable
que la dama “mire a Pedro” puesto que la otra dama, de aspecto tan terrible,
asustada, con el labio tembloroso, pelos como escarpias, también lo hace. Se
trata de dos gestos apotropaicos: la mirada aterrorizada y la melena revuelta
“a lo Gorgona” de la segunda que asusta a quien quiera asustar y el empeño de
la primera en que fijemos la mirada en esa pequeña bulla, donde el espectador
sabe que quizás encierra un trozo de escritura con una oración protectora, así
como las otras figuras de aspecto diabólico; de hecho el nº 5 es la cabeza
cornuda de un macho cabrío y la primera es un mono a lomos de un león con la
boca abierta, que muestra su larga lengua. Hace burla al diablo. Esas figuras
no completan en absoluto el relato inferior, sino que confieren una protección a la entrada al
templo, a nuestro juicio. Y el artista ha hecho “despegarse” del alero a las
dos damas, para hacerlas más llamativas. No “miran a Pedro” sino a quienes se
acercan al templo.
Can apotropaico de St.Sernin |
Can de la dama "gorgona" con gesto aterrado |
Macho cabrío (similia...) como espejo para diablos sobre la puerta de St.Sernin (wiki) |
Therese Martin en una
publicación muy bien ilustrada que ya hemos citado antes: “Decorar, aleccionar,
aterrorizar. Escultura románica y gótica” analiza la escultura de San Isidoro
de León.en su capítulo IV. Se refiere a capiteles liminares con monstruos
híbridos. “Hacen patente el resultado de
rendirse al pecado. Todos aparecen en zonas de apertura, umbrales que pueden
haberse concebido de fácil acceso a lo malévolo. La falta absoluta de monstruos
en los pilares del interior de la iglesia lleva a deducir que estas imágenes
tuvieron una función apotropaica. Es decir, sirvieron para espantar el mal que
intentara penetrar en el templo o en el espacio más sagrado del ábside mayor.
En el exterior del ábside norte hay un hombre demoníaco en cuclillas…En la
puerta del Cordero las figuras que flanquean al monstruo son aún más
siniestras. La de la izquierda es un macho cabrío que se identifica con lo
diabólico y lo sexual. A la derecha un demonio cornudo personifica el deseo
sexual corrompido. Se arrodillan ante un monstruo hembra que también muestra su
sexo con las piernas agachadas y bien extendida…se le han borrado las partes
pudendas, esta vez en fechas recientes ya que aún pueden verse en una foto de
1970…”
Siniestro híbrido maligno en el interior de S.Isidoro de León |
Aparte de que también
junto al altar central hay capiteles con arpías o monstruos, los parangones son
muy particulares: el macho cabrío, en efecto, se asocia con el diablo pero a
saber lo que es el “deseo sexual corrompido”. Póngase en lo peor. Que los
monstruos híbridos son “el resultado de rendirse al pecado” es una visión moral
que no soportaría el panteón heleno. Se trata simplemente de monstruos, que
sirven para asustar, pero no a los fieles, que los ven como protectores, sino a
los diablos. Lo dice la propia experta: “Sirven para espantar al mal”. Incluso la propia imagen del sexo indefinido sirve para atraer la mirada, intrigarse. No olvidemos que hemos mostrado (y si no, lo haremos) los famosos relieves de Módena colocados en lo más alto de la iglesia y sobre el tejado, sólo visible hoy para los pájaros con figuras absolutamente desconcertantes, como el "ermafrodito". Lo que vemos en el museo son los originales, pero no han dejado de poner las copias donde siguen sin verse. Para meditar.
Ermafrodito de Módena claramente apotropaico(a) |
Por otro lado, cada vez
parece más clara la mano censora que ha “afinado” las esculturas de San Isidoro, seguramente
la misma mano que hizo desaparecer hace pocas décadas el capitel de la lujuria
en la tribuna que comunica el coro con el Museo. Sigo pensando que en algún
recóndito rincón de San Isidoro esté guardado este capitel. No le vayan a hacer
una “orestiada”.
En fin, nos quedamos con
esa constatación del valor apotropaico de estas figuras, que aparecen también
flanqueando el altar. La utilidad de esas figuras sexuadas, horribles,
monstruosas pero también bellas, como las arpías o seres híbridos, reside en
atraer la mirada, provocar la sorpresa, a veces el desagrado, como el homo
cacans que hemos visto en San Quirce de los Ausines.
Waldemar Deonna,
arqueólogo e historiador suizo, estudió las formas de combatir el mal de ojo,
que es la utilidad que vemos en esas figuras. “La vista de los órganos genitales, masculinos y femeninos, ahuyentan
el mal; mostrar el trasero, los cuernos, los picos, los dientes de ciertos
animales, las plantas puntiagudas y espinosas, tienen la misma eficacia. Una
actitud, un gesto obsceno le ponen en fuga; una mujer desnuda, piernas abiertas
se sienta sobre él, o un personaje visto de espaldas, “cossim cacans”…El rol
apotropaico del phallus es bien conocido”. (“Le symbolisme de l’oeil”. L’oeil
prhophylactique.”): “Se preserva de visiones peligrosas no solamente por medios
pasivos, cubriéndose de la mirada nociva o evitándola, sino por medios activos,
oponiéndole “apotropaia” que los combaten, rompen, deteniéndoles y
neutralizando el efecto”. Y cita a Plutarco que consideraba a los amuletos
como útiles contra la fascinación de la envidia: su sorprendente aspecto desvía
la mirada malévola de modo que se fija con menos intensidad en su víctima. Insistimos
en esa semejanza entre la utilidad de los amuletos para los humanos y los canes
llamativos para los templos.
Seguramente eso es lo que
lleva al cuello la dama del tejaroz de Saint Sernin, una bulla o amuleto. Y lo
enseña, avisa de que está protegida, para alborozo de los peregrinos y encono
de los diablos. En una perfecta talla en la que la dama sale desde el muro al
encuentro del espectador, quizás un diablo. También los peregrinos iban provistos de amuletos, muchos de ellos de figura sexual, casi cercana a la risa, como luego veremos.
Deonna cita luego un
objeto que hemos conocido y atribuído a la típica broma a los recién casados.
Era costumbre de los amigos regalar a los novios un orinal en cuyo fondo
aparecía un ojo pintado. A veces ponía escrito “te veo”. ¿Es simplemente el ojo de un indiscreto que mira
lo que no se debe ver? ¿O es profiláctico? Recuerdo haber visto ese regalo en
mi niñez sin percatarse donantes y casaderos que estaban haciendo un gesto
apotropaico.
Orinal o pot de chambre (picclick.fr) |
Los numerosos mosaicos
romanos en los que se ve un ojo atacado por varios animales –algunos con
cuernos- y sobre ellos un homo cacans incluso con la frase tan próxima al
letrero de San Quirce o los numerosos ojos que aparecen en las tumbas egipcias
(el ojo de Horus), donde nadie aparece pintado de frente para no provocar el
mal de ojo son muestra de su uso. Y dice luego Deonna: La vida de los vivos no está menos protegida. Se les pone en los
edificios religiosos.
Homo cacans y animales combatiendo el mal de ojo (Elworthy) |
Volvamos a tomar el
trabajo citado antes de Ruth Bartal. Dice al estudiar la utilidad de las
cabezas de animales en las portadas (muchos están en las mochetas, precisamente
lo más cerca posible de la cabeza de los fieles que entraban al templo): “Las cabezas de gorgonas, leones, corderos,
toros, y carneros representadas en las tapas o en las puertas esculpidas de los
sarcófagos se consideraban emblemas apartademonios (apotropía): tenían la
función de ahuyentar las fuerzas demoníacas de la sepultura y de defender al
muerto contra los designios del maligno inframundo”.
Al pasar esas figuras a
sarcófagos cristianos primitivos, “no
está claro si en este contexto conservaron su significado y función hacia un
concepto más cristiano. Las cabezas de leones como emblemas apotropaicos o
mágicos aparecen también en las piedras preciosas y amuletos cristianos
primitivos. Las creencias y supersticiones asociadas a estos animales eran
usuales en toda la Edad Media. Las cabezas de toros y leones así como otros
signos astrológicos seguían siendo populares en los amuletos. Aún en un
detallado informe del siglo XVIII sobre las supersticiones usuales, el clero se
quejaba del mágico poder que el pueblo cristiano continuaba atribuyendo al toro
y al oso.”…T.W.Lyman ha llamado la atención sobre la función funeraria y
apotropaica de las cabezas humanas y de animales que adornan las ménsulas en la
Porte del Comptes de St.Sernin de Toulouse.Yo creo que las cabezas de animales
en las impostas conllevan las mismas connotaciones”. En efecto, Lyman
señala su carácter apotropaico, heráldico y funerario. Lo retomamos enseguida.
Sin embargo, si se nos
permite la irreverencia, expondríamos nuestro humilde desacuerdo con la
relación que entiende Bartal entre el sacrificio de Isaac en el tímpano de la
Puerta del Cordero de León con las cabezas de machos cabríos de las mochetas;
cada cual está en su función: en el tímpano participa en el relato y en las
mochetas las cabezas tienen una función apotropaica, sin nada que ver con el
tímpano, a pesar de su indicación rotunda de que hay evidente conexión entre
impostas y tímpanos.
León. Puerta del Cordero. Las cabezas de carnero en las mochetas tienen función apotropaica y nada que ver con el relieve. |
La Iglesia sin renunciar
a algo positivo “echar fuera los demonios” utilizó a lo largo de los siglos
esas creencias para ganarse a los fieles y luego añadiendo los signos
cristianos para sustituirlos, a veces de manera burda, como colocar cruces
sobre menhires. En el caso de las cabezas de animales se les dio el simbolismo
que en principio no tenían: trataban de asustar y conminar por encima de su
significado. Luego ya no resultaba complicado comparar al oso con la muerte, al
toro con el sol, al macho cabrío con el diablo, etc., como seguimos oyendo hoy,
tratando de acomodar simbología cristiana a todo elemento decorativo del
templo.
Terminamos con Ruth
Bartal: “Desde tiempos antiguos la
entrada era siempre protegida y guardada por representaciones emblemáticas a
las que las personas atribuían cualidades apotropaicas…Los símbolos antiguos
estaban profundamente arraigados en las creencias popular y pervivieron en la
Edad Media”.
Volviendo un instante a
los trabajos publicados por Lyman sobre las portadas de St.Sernin de Toulouse,
en un minucioso artículo sobre la Puerta de los Condes, busca la relación de
algunas cabezas tanto humanas como animales esculpidas en los canes con los enterramientos
del cementerio próximo. “El limitado número de tipos de cabezas, dos humanas y
dos animales, nos asegura que la elección no fue arbitraria”. Describe éstas y
denota que no hay leones –tan abundantes en los capiteles- sino carneros y
osos. Se enreda en las descripciones ya conocidas de los bestiarios y destaca
el carácter funerario de ambos. Del carnero aclaramos que dice que al estar
también en el pórtico supone un acompañante para entrar al otro mundo.
Panteón de los condes junto a la puerta en St.Sernin (wiki) |
Cuando se quiere
encontrar simbología en elementos que no son más que motivos para atraer la
mirada y alejar a los malos espíritus acaba uno en pura contradicción. Cierto
es que hace interesantes (y variadas) propuestas para los capiteles, como una
posible utilidad judicial de algunos como Daniel entre los leones, pero lo que
más nos llama la atención es cómo encuentra lectura a una pareja de capiteles
muy parecidos a los que hemos analizado en la nave de San Martín de Frómista,
indicando que pueden aludir a la concordia uno y a las discordia el otro, pero
es una más entre las muchas lecturas. Parece evidente que no ha visitado
Frómista, donde lo ratificaría. Lo apuntamos en la entrada de este foro de 6-3-2017(Capiteles de San Martin de Frómista).
Uno de los elementos
apotropaicos más espectaculares lo encontramos en Pavía, en Italia, donde el
suelo del lugar más sagrado del templo de San Michele Maggiore, frente al
altar, está cubierto por un gran laberinto sobre el que aparecen las labores de
los meses. El uso de los laberintos luego se extendió a partir del siglo XIII,
especialmente en las grandes catedrales góticas francesas, en muchas casos hoy desaparecidos,
aunque el más conocido, en Chartres, aún pervive. Se ha propuesto en este caso
que su recorrido equivaldría a un camino de peregrinaje, pero es importante
seguir su desarrollo siempre vinculado a templos, como el primero conocido en Argelia
del siglo IV, que pudiera tener un valor apotropaico, porque entonces se
condenaban esas creencias. Nada mejor para distraer la atención de los diablos
que invitarles a “resolver” un laberinto.
Laberinto de St.Michele en Pavía (blog de anamariabrandolini.wordpress.com que muestra varios) |
En esta dirección nos
explican dónde está el argelino, cómo está ahora y su utilidad claramente. Más adelante
volveremos sobre los laberintos en otra cita.
Desde Mayo de 2014
venimos manteniendo –primero en el foro de AdR y luego en estas páginas- la
visión profiláctica y ahuyenta-diablos de las figuras obscenas del mundo
románico. Pervivió su utilidad de manera que también en la iconografía gótica
(y no solo en las gárgolas) encontramos ese tipo de escenas. Lo vimos en Ujué.
Capitel protogótico de Ujué (Navarra) |
Una gran especialista de
la gestualidad y su lenguaje, Alicia Miguélez, publica en el exitoso libro “Arte y sexualidad en los siglos del
románico: imágenes y contextos”, su documentada intervención en ese curso
de la Fundación que patrocina este blog en Aguilar de Campoo en 2018 con la
ponencia “El lenguaje gestual en el arte románico: Aportaciones para una
Historia de las Emociones”, donde destaca la amplia difusión en Europa y en
toda clase de soportes (desde el Tapiz de Bayeux hasta insignias de peregrinos,
como mostramos también en nuestro trabajo) de las escenas obscenas, como
“imágenes transversales a la iconografía que tradicionalmente se ha dividido en
sacra y profana”. Y ofrece las dos tendencias que, en su opinión, la
historiografía viene aplicando a explicar ese contenido: censurar plásticamente
lo que la Iglesia fustigaba en sermones y prédicas o la otra versión de la
muestra de la cultura popular medieval, sin ningún tipo de carga doctrinal.
Nosotros optamos por una tercera vía apotropaica; ya hemos dicho que muchas
figuras obscenas no tienen “censura”.no están castigadas ni sufren, no les
llevan al infierno, y no hay más apoyo que nuestra educación para ver esa
censura. Ponerme una feliz dama que muestra su pudenda en un alero es una
extraña forma de censurar. Tampoco parece que la cultura popular pidiera esas
imágenes en el templo, sino las creencias y supersticiones ancestrales que
pervivían y las necesitaban. No me cabe en la cabeza que “la cultura popular”
solicitara esas costosas figuras para tener un retrato de la tía Ricarda
vaciando la vejiga. Tenían que tener una “utilidad” más importante, como
protegerse de los diablos.
Canecillo con la cabeza de un negro haciendo muecas y tuerto en Caracena (Soria) |
Como ya hemos reiterado,
aparte de otras muchas teorías también desechadas (fomento de la natalidad,
etc) apostamos con múltiples referencias de trabajos de antropología, por la
finalidad apotropaica de esas imágenes, que sólo cuando están acompañadas de
castigo (diablo, serpientes, etc) pueden tener el primer carácter que señala la
investigadora. La otra versión, la de reflejar la vida cotidiana, más
recientemente adaptada por algunos conocidos investigadores, con inclinación
hacia los risus paschalis y escenas de giróvagos y carnavalescas, tienen mala defensa
porque las esculturas son anteriores a esas costumbres pascuales en la Edad
Media. Si leemos la evolución en el tiempo de las publicaciones de esos
estudiosos, arrancan siguiendo a García Guinea en su sugerencia (nunca lo
afirmó) de que pudieran aludir a los Penitenciales y la plasmación de los
diferentes pecados, a pasar a considerarlos reflejos de la vida cotidiana (como
si los medievales fueran por ahí enseñando el culo), pasar luego a la burla
carnavalesca (cuando los textos son posteriores al tiempo de edificación de
esas iglesias y esa costumbre se circunscribía a unos días al año) en línea de
Vazquez Hoys y finalmente un autor, que ahora citamos, se pregunta si no serán
pararrayos contra el diablo, propuesta que creemos acertada.
Canecillo con la cabeza "trinitaria" , arpío y cabeza de oso en el alero de Caracena (Soria) |
Precisamente en el mismo
ejemplar del libro que manejamos, aparece un amplio trabajo del profesor Hernando Garrido “Las representaciones
obscenas en el arte románico: entre la vulgaridad y la apostura”, del que vamos
a tomar algunos ejemplos ilustrativos, ya que otros los habíamos manejado en el
foro de AdR, como las sheela-na-gig, donde aportamos la que creíamos única
localizada en España. Toca también temas que acabamos de analizar, como la
sorprendente portada de San Quirce de los Ausines, en Burgos.
¿Acaso
podríamos interpretar los canecillos que soportan los aleros románicos como
auténticas defensas contra el diablo?, se pregunta el estudioso. Es evidente
que todos no, pero especialmente los “chocantes” y sorprendentes lo son en
muchísimos casos.
Las inscripciones como el
palíndromo SATOR-AREPO visto en iglesias románicas, así como los laberintos
tanto en paredes como suelos, tienen una utilidad protectora, profiláctica. Lo
mismo con los pentalfas, nudos de Salomón y múltiples entrelazos que decoran y
protegen. Mucho nos tememos que las cabezas con triple cara como un
canecillo de San Pedro de Caracena en Soria o en Artaiz (Navarra) tienen más
finalidad apotropaica (al fin, un monstruo sorprendente) que la manida y fácil
alusión a la Trinidad, representación fustigada por la Iglesia. En Caracena (por tocar templos que se nos quedan sin
citar y que tenemos en el archivo) se acompaña de una cabeza de oso y una
curiosa cabeza de negro tuerto haciendo muecas, que, como luego propondremos en
un paso más en lo apotropaico, hacen más que asustar: despiertan la risa. Y eso
es el resultado de algunas figuras apotropaicas.
Portada de El Alquité en la sierra de Segovia con un elemento apotropaico en la clave del arco |
¿Qué hace justo en medio
del arco de entrada a la iglesia románica de El Alquité en la sierra de Segovia
un fulano con un miembro más grande que sus piernas, junto a una cruz en un
escudo, rodeados de centauros, y bichos de variado plumaje, acompañado de un
músico y todo ello apoyado en capiteles ornados con arpías y fieros leones? Si
uno no se impresiona al pasar bajo ellos, es porque no lleva malos deseos, pero
sí que asusta a los diablos. Lo curioso es que el fálico es con diferencia la
figura más tosca del arco, como si hubiera tenido que ponerse por obligación y
no por decoración.
Detalle de la portada de El Alquité con el tosco itifálico |
En un pié de la pag. 211
de su documentado artículo, el profesor Hernando Garrido cita la pila de
Cillamayor, que conocimos custodiada en el castillo de Ampudia años ha y hoy
vuelta al pueblo. Destaca el voluminoso laberinto tallado en ella junto al que
aparece un personaje identificado por Garbiñe Bilbao como un diácono con un
hisopo, haciendo ver que se trata de una representación de una laberíntica
Jerusalen celeste, que no compartimos. El presunto diácono parece llevar un
cinturón, que sale extrañamente fuera de su cintura y enarbola el presunto
hisopo de forma casi amenazadora, como si condujera a tan místico lugar a
hisopazos.
Pila de Cillamayor (Palencia) |
Al analizar esos muebles
litúrgicos, se busca acomodo de las imágenes a su uso, pero se olvida que el
bautismo era (y debería ser aún) un exorcismo que requiere toda la fuerza para
ahuyentar al demonio. Por eso se ha puesto un diablo “pelotudo” en la pila de Robladillo
de Ucieza -un incómodo espinario, al que se le “cruzó” la talla de las piernas
al artista- al lado de una sirena y otros signos apotropaicos, o un
exhibicionista (ya fácilmente capado) en la discutida pila de Guardo, en la que
el cuadro central no son una pareja desnuda que se abraza (rematar una escena
sexual con un ángel encima sería poco serio) sino la postura clásica de dos
luchadores en bracae que van a iniciar el combate, como en cientos de iglesias
románicas, un tema festivo, como vemos en la famosa pila de Rebanal de las
Llantas. Así que en Guardo la lectura del tema, para llegar al arrepentimiento
y penitencia propuesto en torno a su iconografía (poco adecuado a una pila) se
ha pasado por un episodio cargado de sexo clerical, que no compartimos, pese a
nuestra admiración por el trabajo de Garbiñe Bilbao.
Espinario "pelotudo" y contrahecho en la pila de Robladillo de Ucieza |
Escenas sexuales en la pila de Guardo (Palencia) |
luchadores en bracae (nada de sexo) en la pila de Guardo (Palencia) |
luchadores en la pila de Rebanal (el sexo, girando a la izquierda) |
Volviendo a Cillamayor,
la EdR alude a la descripción de Garbiñe Bilbao del diácono, etc., pero aún
aceptando esa hipótesis, creemos que el laberinto se esculpe con fines
apotropaicos, como los sexuales de las otras pilas. Por otro lado, la pila,
firmada por su autor, es posiblemente gótica. A propósito de los canes de
Cillamayor, aunque tenemos fotos muy malas, no creemos que –como dice la EdR-
haya una escena de sodomía, tema inexistente en el románico por más que se
empeñen los “cervatianos”, puesto que el canecillo representa a un hombre que
sujeta a una fiera, quizás un león, con la cabeza hacia abajo. Tema para
discutir en la próxima visita de los cursos.
en dos tomas diferentes, en las que se puede apreciar que carece de lectura erótica.
La cabeza al pie se ve claro que es de un felino.
Sin duda, el alero de Cillamayor
sí que está poblado de numerosos personajes sexuales, casi todos capados, pero
uno de los más llamativos es la dama que muestra su sexo a la que se ha
esculpido cabeza abajo: para unos para destacar el castigo de su impudicia,
mostrándola así como figura negativa;
para otros, para reforzar la sorpresa y la intriga que hace fijarse en
ella y proteger al templo de la mala mirada. Como hoy aún.
Canecillo de Villamayor con músico itifálico y dama exhibicionista |
En un conocido canecillo
de Sequera del Fresno, en Segovia, que se destaca por sus explícitas escenas
sexuales, el rústico bien dotado apunta con el dedo índice de su mano derecha
hacia arriba, donde están revoloteando los diablos en torno a la iglesia, espero
que a nadie se le haya ocurrido pensar que amenace al Altísimo con su dedo,
mientras la mano izquierda, la impura, la emplea en sostener el arma de su
amenaza.
El rústico amenaza con su sexo a los diablos que acosan el templo en Sequera del Fresno (Segovia) |
La provincia segoviana es rica en estas imágenes, quizás por estar en
territorios poblados por diablos paganos, a los que se combate con sexo y
cuernos, como el alero de El Olmo, que en foto de Olañeta muestra una pareja,
en la que la mujer adopta la postura más cercana a la sheela-na-gig; (obsérvese
sus dedos) lástima de su deterioro, que remitimos a Anthony Weir para su
catálogo. No falta la compañía de diablos gesticulantes asustando a sus primos
pobladores del éter. Ni carece de espinarios, sirenas, máscaras fieras y animales
cornudos, con el mismo material con que están hechos los cuernos de Satanás y
su tropa: Simila….
El Olmo (Segovia) con abundante iconografía obscena. (foto J.A.Olañeta) |
Detalle de la dama en postura de sheela-na-gig (obsérvense sus dedos) en El Olmo (Segovia) (foto J.A.Olañeta) |
En una de las iglesias
románicas más antiguas de España, la de San Pedro de Teverga, hemos visto en su
interior en pleno día, cómo algunos rincones eran aprovechadas por los
murciélagos para dormir. Pues bien, en ese mismo techo están esculpidas cabezas
de murciélagos: similia similitus curantur….Siempre se ha asociado a los
vampiros y murciélagos con el diablo.
Murciélago esculpido en una esquina de Teverga |
Tendremos que ocuparnos
de estudiar despacio esta iglesia porque sus extraños y primitivos capiteles
con personajes que comparten cabezas (bastante antes de la puerta de las
Vírgenes de Silos), humanos con máscaras de osos en plena danza ritual,
personajes en sugerente postura que quizás han sido censurados, y hasta la
supuesta decoración vegetal que pudiera tener un definitivo poder apotropaico
pero que sólo los diablos y un servidor vemos como tal, amén de las abundantes
cabezas de osos (el diablo en vivo en los bosques de Teverga) y de animales con
cuernos de su alero, convierten este templo en un refugio contra los diablos de
los tupidos bosques astur-leoneses.
Humano en sospechosa postura en un capitel de San Pedro de Teverga |
Varias veces se repite esta sugerente esquina en S.Pedro de Teverga |
Debíamos seguir con una
segunda y muy importante función de los canes obscenos y llamativos que pueblan
nuestras iglesias; se trata de LA RISA, esa risa floja con cierta superioridad
con la que contemplamos las figuras esculpidas que uno no espera encontrar en una
iglesia. La Risa que, como hemos dicho, es nuestra respuesta hoy a esos
espectáculos obscenos y que seguramente lo eran también en la Edad Media. Por
eso muchos autores lo vinculan al Risus Paschalis, el carnaval y a fiestas de
locos y de niños, relatadas bastante más tarde del románico. O buscan enlaces a
Chaucer o Rabelais, alejándose cada vez más del tiempo en que se usó y
proliferó ese imaginario grotesco. La documentación que tenemos nos va a
permitir analizar esa directa relación de la utilidad de lo obsceno con la otra
forma de combatir el mal: riendo. El diablo, sin sentido del humor, reacciona asustado; el humano, superior, reacciona riendo Lo veremos muy pronto, que ya tenemos mucho
recopilado. Esperemos que el exceso de imágenes no nos supere como en este
capítulo.
Comentarios
Publicar un comentario