SAN VICENTE DE AVILA JURADERA

 A lo largo de las Primeras Jornadas de Arte Medieval que se iban a celebrar a finales de Octubre de este pandémico año en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid en colaboración con la Fundación que patrocina esta web, y que finalmente se han celebrado con éxito en formato on line, probablemente los alumnos hemos ganado en el sentido de poder hacer más preguntas en el coloquio a los pacientes ponentes, todos ellos de primera línea en el estudio del Románico. Y con la ventaja añadida de disponer de las ponencias en youtube. Una vez más, los magníficos expertos técnicos y profesores que coordinan conferencias y coloquios se han ganado un merecido aplauso y nuestro mayor agradecimiento, al volver en positivo tan adversas circunstancias.

No pretendemos hacer una crónica de las tres jornadas, sino proponer nuestra visión alternativa de algunos ejemplos que mostraron en sus ponencias los doctores, que ilustraban sus conferencias sin caer en la cuenta de que algún alumno “revoltoso” sacaría sus propias propuestas, por supuesto, de muy inferior nivel.

Vista lateral del cenotafio de San Vicente de Avila


El hilo conductor lo tomamos del estudio del cenotafio de San Vicente de Avila que hizo el profesor Miguel Sobrino, de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid y que amablemente nos ha cedido una curiosa imagen en que se apoyaba, maravillosa acuarela realizada por él mismo.

No sólo eso, sino que además nos ha facilitado un texto que nos deja hecho el trabajo completo y no tenemos más que ir pasándolo aquí. Un auténtico regalo.

A lo largo de varias entradas en este blog hemos ido mostrando cómo algunos capiteles románicos señalan lugares y liturgias de juramentos e incluso ordalías. Aunque éstas habían sido oficialmente rechazadas por la Iglesia desde 1215, se referían más bien a su celebración en el recinto eclesiástico pero el pueblo no renunciaba a perder el espectáculo y se seguían celebrando en el exterior. Eran los juzgados de la época. Así, habíamos hablado de ellas en Aragón, donde además la documentación de los Fueros (San Juan de la Peña, iglesia juradera y además con Fuero; ,Biota  y Santiago de Agüero en sus portadas, etc)  avalaban esas ceremonias en sus templos. A lo largo de 2017 y 2018 lo hemos desarrollado. Y era en Castilla por donde habíamos comenzado la investigación, de la mano de Beatriz Mariño y un poco del profesor Moralejo.

Ahora, gracias a los estudios de estos grandes expertos que nos han “conferenciado” podemos ampliar -como era de esperar, ya que la iconografía también se relaciona con Aragón- el área de influencia de iglesias juraderas a la región motivo de las jornadas del románico: “La escultura románica en la Extremadura castellana y leonesa: técnicas, formas y significados”, aunque, como advertimos, no entraba en los planes del curso el estudio de esta iconografía que proponemos y que no dispone, por tanto, del nihil obstat de los profesores.

 

EL CENOTAFIO DE SAN VICENTE DE AVILA.

 

En su ponencia sobre los talleres del románico abulense, el profesor Sobrino nos participó su admiración por el famoso cenotafio, del que resaltó sus componentes arquitectónicos: un edificio en miniatura con todos los elementos de los “auténticos”. En uno de sus lados, según nos mostró brevemente en la acuarela que nos presta, sobre el rosetón trasero del cenotafio se realizaban juramentos poniendo la mano sobre él. 

Detalle del Pantocrator parcialmente roto y debajo, el famoso "forazo". Dos apósteles señalan a Cristo




Posteriormente pude comprobar la razón: según vemos, encima mismo del rosetón hay una Maiestas con el Tetramorfos (parcialmente mutilado, al parecer para poner el baldaquino) y por tanto, era ante esa imagen sagrada donde se juraba decir la verdad. Se trata de un elemento juradero al que se apelaba en determinados procesos en los que habitualmente no había testigos y debía ser la palabra la que tuviera validez.  Lo mismo que hemos visto en otras muchas entradas de este blog.

Justo bajo el rosetón, que no está desgastado ni dañado porque esas ceremonias no eran habituales y cuando ocurría se convertían en un espectáculo –lo hemos comentado referido a San Pedro de la Rúa en Estella - que atraía muchos fieles, quizás esperando que el perjuro cayera fulminado al instante, aparece una figura de un hombre barbado con la cabeza ladeada, que sujeta su túnica con la mano. Descrito como un atlante, sería extraño que fuera el único atlante bajo tantas columnas que aparecen en el cenotafio. Dudamos que sea un atlante, al  menos a la hora de darle color, no tiene aspecto pétreo. Tiene mucha vida. No parece estar colgado pero tampoco parece soportar sobre su cabeza el peso del edificio.  En nuestra opinión, y como suele suceder en este tipo de usos jurídicos, se está advirtiendo a los perjuros de algún mal que sobrevendrá, tal como explica el texto que reproducimos a continuación. Por tanto, opinamos que no es atlante sino figura admonitoria para advertir a los perjuros de su cruel destino. Tampoco creo que tenga que ver con el judío traidor arrepentido de la hagiografía. Quizás, Judas, pero no por los santos, sino por los juicios.

El supuesto atlante bajo el forazo del cenotafio


En nuestra modesta opinión, realmente el juramento era ante la Maiestas esculpida en el sepulcro, como vimos en otras iglesias, como Biota. Pero antes debían hacer un solemne recorrido desde la puerta del templo, en cuyo parteluz ya veían a Daniel y sobre éste al mismo Cristo, como jueces de su presunto delito o para amonestar a los testigos.

Puerta occidental de San Vicente con el Cristo juez en el parteluz.Bajo su figura, Daniel


También hemos comentado en otras entradas de este blog la presencia de ciclos relativos a juramentos y ordalías con la presencia de Daniel en las iglesias de la Borgoña, lo que unido a la actividad del maestro Fruchel en Avila, pudiera avalar este motivo importado de Francia.

Finaliza el comentario D.Carmelo: “Según la tradición, el hueco de las juras se identificaba con la oquedad por la que salió la serpiente, que atacó al judío después del martirio de los santos. Los que acudían a realizar el juramento estaban convencidos de que en caso de perjurio serían castigados con la desecación del brazo, o quedarían gafos o con alguna enfermedad molesta. El ritual es muy similar en todos los casos, por lo que  reproduciremos uno de tantos, datado el 29 de enero de 1471 y que dice lo siguiente: “E luego los dichos testigos e cada uno dellos dixeron que juraran e juraron a Dios e a Santa María e a un cruçifixo de plata en que estava la imagen de nuestro Señor, que estava ençima de un libro de pargamino, en que estaban escriptos los Santos Evangelios, que estava todo metido dentro en el dicho sepulcro de San Viçeynt, en que todo ello cada uno dellos puso su mano derecha corporalmente, que ellos e cada uno dellos diría la verdad de todo lo que vieron e saben e oyeron decir e creen e sobre razón de la dicha tierra, que ayer diz que avían apeado, e sobre el dicho paçer e roçar de la dicha Per Abad e sus términos e sobre razón de lo que son presentados por testigos. E que, sy la verdad dixesen, que Dios Padre en todo poderoso les ayudase e valiese. E, sy non, que El ge lo demandase mal e caramente en este mundo a los cuerpos e en el otro a las almas, do más avían de durar, asy conmo aquéllos que a sabiendas se perjuran en el nombre de Dios en vano. E, que señor Sant Viçeynt mostrase sobre ellos e sobre sus personas y bienes e fijos e mujeres todos los miraglos e maravillas que ha mostrado e muestra sobre aquellos que juran de su santo nombre en vano. E los sobredichos e cada uno dellos respondieron al dicho juramento e dixo cada uno dellos: sy juro, e amén.”

Tras disculparnos ante D. Carmelo por el corta y pega de su libro, nos llama la atención que, como ya habíamos visto, los juramentos en los templos se prolongaron muchos años después de eliminar las pruebas físicas en las iglesias. Es decir, las ordalías con espectaculares y manipulables pruebas físicas son las que se eliminaron en 1215 pero acudir al templo a poner a Dios por testigo se extendió mucho tiempo después, ya sin más penas que el riesgo de la ira divina o las condenas judiciales.

Las imágenes "revestidas"en el gótico sobre otras románicas que se ven bajo la cata de las rodillas


Comenta también el autor de la Historia de Avila que “además del sepulcro de San Vicente, hubo en la basílica otro para las santas Sabina y Cristeta, bastante más sencillo, posiblemente labrado también en el siglo XII, que estuvo arrimado a la pared de la entrada del crucero, a manera de vaso o lucillo, con antepechos y cubierta, que asentaba tres medias columnas estriadas, de las cuales salían dos medios arcos de yeso que en medio se remataban y unían, de menuda labor de oro y colores y sobrepuestas de medio relieve las imágenes de las santas y de su hermano Vicente, y que Rico Camps identifica con las tres efigies de piedra disfrazada de yeso, expuestas hoy en el transpeto meridional”. (Las vemos para verificar el interior del forro de yeso.) El mismo autor sitúa el sepulcro románico de las santas en algún punto del brazo meridional del transepto, arrimado a la pared occidental, cerca de la escalera de “la entrada del crucero” a unos “seis u ocho pasos” del cenotafio de San Vicente.




Capitel con reos condenados y encadenados. El pintor ha tenido una pulsión racista

Mujeres sentadas esperando ¿sentencia? Disculpas 
por la mala foto








No faltan capiteles en el templo que encajarían con la utilización confirmada como iglesia juradera, algunos no visibles pero descrito por Gómez Moreno y otros expertos, como los tres hombres en cuclillas y con los pies atados (capilla de la epístola), o las damas llorosas que se mesan los cabellos tras el retablo. Todos habituales en las ceremonias de juicios y ordalías.

Imponente Cristo Juez en el parteluz de San Vicente. Debajo, Daniel

 

Sin embargo, la figura más significativa relativa a los juicios la tenemos en el parteluz de la puerta principal, la Oeste, a los pies de Cristo, aunque está muy deteriorada. Por fortuna, el Dr.Olañeta la incluye en su tesis doctoral porque se trata de un Daniel y además, sin duda, ya que es acompañado de la figura de Habacuk.


Capitel de Daniel con los leones acompañado de Habacuck, sumamente deteriorado, pero en el que los estudiosos han visto tal episodio. Daniel tuvo protagonismo como Juez en el episodio de la Casta Susana injustamente acusada por dos viejos rijosos. Con ello en todas las ceremonias de entierros se recitaba la Commendatio Animae implorando al Dios la salvación de ese alma, lo mismo que Dios protegió a Moisés en el paso del Mar Rojo, a Daniel en el foso de los leones y a Susana del acoso de dos jueces libidinosos..



Volvemos a insistir la relación próxima de la figura del profeta, muchas veces como prefiguración de Cristo, que aparece en este caso en Majestad justo encima. Por tanto, la figura de Daniel se propone en esta solemne portada, a nuestro entender, como juez de los reos que se constata iban a prestar juramento ante el Pantocrator del cenotafio, poniendo la mano en el forazo. Como esta opinión no coincide con las de los expertos, deberá el paciente lector tomarlo con todas las precauciones adecuadas

Es muy difícil ver sus detalles, que reproducimos en las fotos, pero veamos la descripción de su tesis: “A pesar de que el deficiente estado de conservación dificulta notablemente su lectura, es posible apreciar que en la cara frontal del capitel situado a media altura del parteluz de la portada oeste hay un individuo sentado sobre un león. Viste túnica larga y cruza sus piernas. Está girado hacia su derecha para interactuar con otro personaje que es llevado por un ángel y que parece arrodillarse ante él. En la otra cara, a la espalda del personaje central, hay dos leones que han perdido la cabeza. Sobre ellos parece que podría haber los restos de otras dos cabezas de leones, que, junto con la fiera que sirve de asiento a la figura central, sumarían un total de cinco felinos. Toda la parte superior de la pieza presenta una estructura arquitectónica. En las mochetas de la portada se representa a dos leones despedazando a sendos individuos, uno de los cuales aparece con las vísceras fuera del abdomen.”

El largo comentario que dedica Olañeta en esta ficha coincide en parte con el estudio anterior que había hecho Rico Camps (cuyo texto sobre la iconografía de San Quirce de los Ausines hemos repasado en siete entradas de este blog referidas al templo burgalés del que proponemos una lectura alternativa, a partir del 17 de Junio de 2019).

Resaltan el sentido funerario de la presencia de Daniel, y Olañeta analiza las varias lecturas del capitel, evidentemente mostrado en la portada, como el alegórico (bajo el Cristo). Sin embargo, para adecuar otras lecturas (anagógica, por alusión al juicio Final) e incluso tropológico (necesidad de la caridad  y la confianza en Dios) ha de apelar al relieve del Pobre Lázaro que está en los tímpanos, encima de la puerta, de modo que la sola presencia de Daniel, que para este humilde aficionado, tiene una utilidad inmediata como juez, necesita para darle toda la amplia simbología que proponen los estudiosos, el apoyo de los tímpanos.

Uno que quiere ver esas imágenes con la mirada de los simples para los que se esculpían, piensa como aquellos parroquianos que se perderían entre tanta sutileza. Querían ver un juicio, con unos acusados que debían pasar unas pruebas, impresionados por las mayestáticas figuras que aún hoy impresionan y veían a Daniel como juez, la liturgia del interior, los capiteles con las mujeres llorosas y hasta los leones destripando a los que pretendieran perjurar.

Figura desconocida (quizás S-Vicente) en la portada sur. A su lado, dos personajes sedentes ¿Jueces?
Esta puerta sería por la que saldrían los reos (condenados o inocentes) al terminar el juicio.


No deja Olañeta de contemplar  que en algunos casos la figura de Daniel actuara como juez, y es una parte de su tesis que nos parece pendiente de desarrollar, así que no perdemos ocasión de llevar esa dirección en la lectura de capiteles danielinos, incluso en la Borgoña y a lo largo de las rutas francesas. Ahora sólo falta que nos escuche a los que tratamos de ver como creemos lo viera el idiotae medieval, que no sabía que hablaba en prosa.

En resumen, y respecto a esta iglesia juradera, entendemos que buena parte de su iconografía (empezando por el propio cenotafio) está esculpida en función de la utilidad judicial que se le atribuía y cuenta con elementos muy frecuentes en este sentido: Cristo en majestad, Daniel entre los leones, lugar para la ceremonia, alusiones a condenados, y algunos capiteles con personajes simplemente sentados –a veces, parecen mujeres- que pueden tener relación con los juicios. En la portada sur hay algo de ello. En la reciente entrada que hemos escrito referida a Echano  hemos encontrado esa temática y ya Olañeta había encontrado el Daniel escoltado por leones y no otras versiones cánidas del episodio..

Llegados aquí, queda pendiente seguir el plan inicial: proponer que en la portada sepulvedana de la Virgen de la Peña se muestra también bajo un Pantocrator una escena de ordalía y en el interior del templo encontramos de nuevo a Daniel, pero lo dejaremos para la segunda parte de esta apasionante búsqueda. En breve.


Comentarios

  1. Excepcional artículo Recientemente he estado en la Basílica y compruebo innumerables detalles que han pasado desapercibidos a mis ojos poco doctos

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