APOTEOSIS DE LA LITURGIA DEL EXULTET: LA ADORACION DE LOS MAGOS

Desde la negra oscuridad del Viernes Santo hasta la exultación de la luz en la madrugada del Sábado.

Detalle de la posible sibila del capitel de la Epifanía de Frómista
                            

Cuando hemos cerrado ahora (final de Junio de  2024) la única entrada del año 2023 de  10-Nov.

Virgilio en el románico castellano (y cluniacense)
Virgilio en el románico castellano (y cluniacense)


comentando la presencia de las sibilas en muchas obras del Renacimiento, y mostrando fotos del suelo fabuloso de la Catedral de Siena, era para reiterar la permanencia de las figuras utilizadas por el poeta romano mucho más allá de su época. Vamos desvelando, a medida que establecemos la utilidad de los capiteles tallados en San Martín de Frómista, unos por el cambio de rito en la Reforma y otros apoyando la intención del monarca de promover la nueva manera de aplicar la justicia en el reino, adecuada a la doctrina emanada desde Roma y superando la vieja justicia visigótica, cómo se tomaban para modelo de la sociedad  que había anunciado Virgilio en sus versos, que permitían a todos (paganos y creyentes) organizar una sociedad mejor, como las abejas.

Sospechamos que la culminación de esa propuesta positiva de los monjes franceses se plasmó en el capitel de la Epifanía y al ser mal entendido por sus destinatarios, inamovibles en su interpretación tradicional de la doctrina de la Resurrección de Cristo, llevó al rey y su familia a “condenar” el templo castellano al ostracismo y con evidente éxito, puesto que hoy aún permanece despreciado y ninguneado por los historiadores, a lo que contribuyó más aún con la nefasta restauración de 1901. Incluir una sibila en la escena de la Epifanía para "hacer presente" a Virgilio era demasiado y hubo que esperar muchos años a que el maestro Mateo los sacara al Ordo en Santiago.

El parón de varios meses de este blog ha sido en aras a lograr, como finalmente se ha hecho, la publicación del  artículo que hicimos para el  homenaje a Jaime Cobreros coordinado por el entusiasta Mario Agudo Villanueva, que nos reunió a un grupo de compañeros en un libro titulado ”Románico, El lenguaje de las piedras vivas” que tienen en la librería de la Fundación que patrocina este blog y cuyos derechos hemos cedido al Museo de Jaca, más como homenaje que por significativo valor, por amabilidad de la viuda del sabio guipuzcoano. Ese artículo aparece  ahora en la web en la que se aloja este blog, apartado “Actualidad” en “Noticias”, de fecha Junio 2024, que representa para nosotros una nueva atención de los gestores de este blog. Lo hemos pedido así para poder enlazar las nuevas entradas que sugiere el estudio de la poco valorada iglesia de San Martín de Frómista que intentamos seguir. Ahora tratamos de demostrar que nuevamente Virgilio inspira el último capitel que nos queda por analizar en su nave central: la Epifanía.

 En la búsqueda de información de lo tratado, hemos encontrado, entre otros,  dos trabajos bien documentados sobre las sibilas que se pueden descargar de internet, del  eficaz “Cuadernos de iconografía medieval” ; uno es el nº 18 de 2018 de la graduada de la UNED Helena Palacios “La sibila en la Edad Media”, que nos hace una buena aproximación general y el otro es de la profesora Ana Valtierra, historiadora del Arte de la Complutense y que desarrolla en concreto la evolución de la Sibila de Cumas, en el nº 22 de 2020 y que menciona al artículo de nuestro malogrado amigo Juan Ramón Ugarte que había publicado en 2018 en la revista Argensola : “Antigüedad clásica en Roda de Isábena: la Rama Dorada en un capitel Rotense: una lectura cristiana del Universo Virgiliano”, accesible también por internet.

Capitel original en el Museo de Palencia (foto en flirck de Jesús) del
que se ha hecho una copia exacta, que es la que vemos en San Martín

Por encima de todo ello, el estudio sobre las sibilas del doctor Castiñeiras: “El trasfondo mítico de la sibila y sus metamorfosis (siglos IV-XIII): Santa María la Mayor, Sant’Angelo in Formis, Belén y Santiago de Compostela (SIGLOS IV-XIII)”,  también accesible en internet.

Ahora, y no por culpa del Dr. Ugarte que al final algo me desilvestró, me veo haciendo una nueva propuesta muy tímida pero que apunta a la posible presencia de la saga sibilina en Frómista. Tendría todo el sentido, puesto que estamos proponiendo que bajo inspiración cluniacense se hubiera reflejado la poesía de Virgilio en ese templo, por una parte como apoyo litúrgico (Exultet) y por otra, como aporte para los cambios promovidos por la Reforma, entre los que se fomentaba la presencia de Cristo Resucitado como nuevo Adán.

Se trata del capitel de la Epifanía que hemos analizado en la nave central de San Martín de Frómista, como vínculo de la ceremonia del Exultet y la presencia apícola en sus capiteles.

La escena con los Magos no admite dudas, pero hay un personaje, que es la dama noble que acoge a la Virgen, a la que ya hemos atribuido dos posibles personalidades. No creo que se refiera a una partera, por la riqueza de sus ropajes, y nosotros mismos le hemos aplicado la personalidad de una dama noble: por ejemplo, la reina Sancha, madre de Alfonso VI que promovió con los cluniacenses el culto a la Virgen María (recordemos que en cercanos capiteles se hizo  esculpir la alabanza a las abejas y su partogénesis) y finalmente hemos citado a otra candidata, la francesa reina Constanza, familia de abades cluniacenses y defensora acérrima de la Reforma quien probablemente habría propuesto agrandar el pequeño templo que menciona en su herencia su suegra Sancha. La ausencia de documentación no puede hacernos ignorar que Sancha poseía un templo, por pequeño que fuera, y que lo cita en su testamento. Tampoco podemos ignorar que la mayoría de los capiteles interiores de Frómista conservan su formato original y sólo los duplicados (por deterioro o por agresiones, como el de la Venganza) están rehechos. Se entiende que el resto son originales. En concreto el capitel que vemos de la Epifanía es una copia exacta del original que se conserva en el museo de Palencia.

Pero el estudio de las representaciones de las sibilas me lleva a considerar esa alternativa en base a los trabajos que manejamos.

Capitel actual de la Epifanía en San Martín de Frómista (Palencia)

Veamos las fotos. Es el único capitel que tiene un texto escrito en latín (TRES MAGI VENIUNT DE ORIENTE IHC, según Olañeta en Claustro.com), que sugiere que bajo él recitaban los oficiantes lo escrito y que pudiera haber servido de apoyo para un canto litúrgico, quizás un Ordo, como intentamos ver. Ya decimos que el gesto de la “matrona” acogedora de María, con ropas nobles y velada, nos hace pensar en un tercer personaje que no habíamos considerado: que estemos ante una sibila. No la consideré como candidata por falta de documentación y en el siglo XI cuando se esculpe la escena no era tan normal su presencia, pero los datos que tenemos ahora nos hacen proponer esta lectura alternativa.

Llama la atención el contacto físico que hay entre la matrona y la Virgen, a la que toca con su mano. Las imágenes que muestran las historiadoras en que nos apoyamos, habitualmente muestran sibilas que no interactúan con los humanos. Se las identifica (la de Cumas, al menos) llevando un papiro o rollo en la mano con el contenido de sus confusas profecías y además del velo y la túnica no llevan más atributos. La de Cumas ha tenido mucho más protagonismo por su relación con Virgilio, pero más debido al viaje al Hades, aunque pretendemos que su mención en Frómista ha de ser por el anuncio del nacimiento del Salvador, en la Egloga IV cuyo ciclo vital como nuevo Adán se representa en el entorno. Las posibilidades de trascendencia de sus profecías manejadas en la poesía de Virgilio abarcando desde el Nacimiento del Mesías hasta la conducción de Eneas al inframundo (Eneida) la convierten en la más aludida de las sibilas. Si en el Pórtico de la Gloria aparece entre los profetas del fin del Mundo (cerca de otra sibila, identificada supuestamente como la reina de Saba) y con Jeremías, Isaías, etc. esa misma función premonitoria desempeña la sibila de Cumas en el capitel de la  adoración de Cristo en Frómista.

Muchas de las imágenes que manejan el Dr.Castiñeiras y las expertas provienen del Vergilius Vaticanus de principios del siglo V, pinturas muy deterioradas del texto de Geórgicas y Eneida pero al menos vemos que no interactúan con Virgilio ni otros personajes. En la que aparecen ante el templo de Apolo, la sibila porta la rama dorada, que servirá de paso al inframundo. Dialogan pero no hay contacto. También la estudiosa Palacios Jurado investiga en su trabajo el origen de las sibilas. “Curiosamente, las representaciones de sibilas se prodigaron sobre todo en la Edad Media, cuando se interpretaron sus predicciones en clave cristiana, queriendo ver en ellas el equivalente pagano a los profetas del Antiguo Testamento”. Ese es el posible motivo de la presencia de Virgilio en el románico, como visionario del Nacimiento del Mesías y del viaje de Eneas al inframundo, paso que también cumplió Cristo. Más tarde San Agustín y San Ambrosio se ocuparían de ensalzar en el mundo benedictino la validez de esos augurios.

La sibila de Cumas junto a Eneas ante el 
templo de Apolo 


Respecto a la de Cumas “La sibila que más trascendió entre los romanos fue la Sibila de Cumas (población cercana a Nápoles), que habitaba allí en una gruta. Su santuario estuvo en funcionamiento en torno a los siglos VI y V a.C. Según Virgilio, Eneas consultó a esta Sibila antes de su descenso al mundo inferior. Quien quisiera consultar a la Sibila debía acudir a la caverna y atravesar su recta galería, de 107 m. de longitud, cruzada por otras doce galerías más cortas a través de las cuales entraban los rayos de sol creando un vistoso efecto de alternancia entre luz y oscuridad. Al final había un vestíbulo en el que el visitante esperaba a que se le comunicase el veredicto de la Sibila. Según cuenta Virgilio en la Eneida, ésta transmitía su oráculo a través de aquellas aberturas laterales mediante cien voces distintas.”

Es significativo - añadimos nosotros a la descripción de la estudiosa que hemos resaltado- que siempre que se pretende acceder a conocimientos ocultos o entornos enigmáticos se rodea de elementos alternativos, una especie de ying y yang cuya variación constante produce un sentido de atracción y el preciso ambiente onírico para escuchar una profecía. Con la alternancia de luz y oscuridad producida en la cueva de Cumas en esos 107 metros se puede rememorar las fachadas con taqueado, alternancia de positivo-negativo en su decoración o simplemente los sillares de distinto color que adornan muchas portadas, tanto en cultura musulmana como cristiana. La musulmana mezquita de Córdoba tiene los bellos arcos de tonalidades alternativas para algo más que embellecer el espacio. En Cumas además las voces de ultratumba crearían la atmósfera adecuada. Tal podía ocurrir ante el Pórtico de la Gloria, con los sahumerios elevándose desde las bocas de los leones que sujeta Daniel, los cánticos de los peregrinos que subían desde la cripta, el humo del botafumeiro y la luz que llegaba desde las vidrieras. La atmósfera es parte valiosa del mensaje.

“Los dichos de sibilas y oráculos eran notoriamente abiertos a la interpretación y obviamente fueron constantemente utilizados para la propaganda civil y religiosa, tanto en Roma como en época medieval,”   señala Palacios. Algo parecido y desde luego más degradado (ya que el negocio de las predicciones y augurios está en declive) supone pretender sacar partido de las predicciones de Nostradamus, lo suficientemente confusas para validar cualquier lectura. Eso sí, como pasaba en la Antigüedad, para acertar a toro pasado.

Entre las sibilas famosas estaba la Tiburtina, añadida ya por los romanos, identificada a veces como la Reina de Saba (presente también en el Pórtico de la Gloria, quizás con doble posibilidad intencionada) y que repite presencia en la iconografía de la portada ya gótica de la catedral de Orense donde es escoltada nada menos que por el rey Salomón (su “correspondiente”) y por el bufón Marcolfo que tanto estudiamos con gente interesada.

 (https://elpasiego.foroactivo.com/t118-marcolfo-salomon-y-la-reina-de-saba)

Portada Catedral Orense en la que el rey Salomón en postura espinaria (regia)
interpela a la reina de Saba que gesticula para plantearle un enigma.
Bajo Salomón (sobre la firma del mal fotógrafo, vemos al enano Marcolfo


Discurre la investigación de la erudita hacia la dramatización litúrgica en la Edad Media para representar los ordos, y el más famoso Ordo Prophetarum, tan valorado desde que Moralejo identificó sus personajes en las esculturas del Pórtico de la Gloria, junto con el Canto de la Sibila, más conocido en la zona mediterránea.

El “Canto de la Sibila” –añade la estudiosa- es un drama litúrgico de origen medieval, de melodía gregoriana, que aúna tradiciones paganas y cristianas. Se difundió por todo el sur de Europa, pero fue en la Península Ibérica donde tuvo un especial arraigo, sobre todo a partir de la Baja Edad Media en la zona levantina, aunque también se representó en Castilla. El “Canto” hace referencia a las profecías del fin del mundo de la Sibila Eritrea, que el cristianismo asimiló a las profecías de origen cristiano que hablaban de la llegada de Cristo y el Juicio Final”. Y es precisamente en la “Ciudad de Dios” de San Agustín (Iudicii signum), que seguían los cluniacenses con fervor, en que se basa este misterio.

Quodvultdeus, obispo de Cartago en el año 439, incluyó estos Iudicii signum traducidos por San Agustín en su sermón Contra Iudeos, Paganos et Arrianos, un fragmento del cual se leía durante el oficio de Nochebuena. En este sermón, escrito con el ánimo de convertir a los judíos, Quodvultdeus “convoca” a personajes tanto de la tradición bíblica como de la clásica -los profetas del Antiguo Testamento, Virgilio y la Sibila Eritrea- para que den su testimonio profético sobre la venida de Cristo. La Sibila profiere en este sermón de Quodvultdeus los Iudicii signum, esto es, la profecía sibilina sobre el Juicio Final, base de la transmisión literaria del “Canto de la Sibila”, explica Palacios.

En los mosaicos de la basílica romana de Santa María la Mayor, encontramos encima del arco del ábside principal, una escena de la Epifanía donde Cristo-niño aparece sentado en un trono entre dos figuras femeninas sedentes: a su derecha, una mujer enjoyada, identificada como la Virgen María; a la izquierda del niño vemos a una mujer vestida con un manto que le cubre la cabeza, tiene un puño en el mentón en actitud pensativa y en su otra mano lleva un rollo, que puede aludir a su condición de pitonisa. En Frómista, la dama que estudiamos no lleva nada en su mano visible.

Mosaico de Sta.Maria la Mayor de Roma con la Epifania en la que se representa a la Virgen como una matrona rica y a la izquierda de Cristo, cubierta con velo y túnica azul a la sibila con gesto meditativo y con texto en la mano (art.Helena Palacios)

Aunque se produce una división en la mediación de esta sibila (por un lado, vaticina la llegada del Mesias, y por otro, anuncia el fin de los tiempos) la intervención de los interesados en la polivalencia de la dama vieron justificada la presencia de la Virgen María para ese final de los tiempos, ya que aparece como mediadora ante el Dios justiciero del Juicio Final.

Se confunde en la Edad Media a la reina de Saba con la sibila Tiburtana ; Phillipe de Thaon se refiere a la Sibila Tiburtina como la reina que disputó intelectualmente con el rey Salomón, señala Helena Palacios. La asimilación y utilización interesada de la Iglesia para convencer a los paganos de que  sus autoridades  intelectuales veían el mundo pidiendo la protección del cristianismo dieron como resultado una puesta en valor de sus figuras clásicas.

Epifania de Piasca. A la derecha los caballos de los Magos 
Capitel inspirado en el Beato del Burgo de Osma.


 


Capitel  Epifania de Piasca. En el lateral un oficiante 
sale de la escena quitándose la vestimenta. Parte de 
su "disfraz" son las alas. Puede ser la representación
de un Ordo.







Pero debemos centrarnos en el completo estudio del Dr.Castiñeiras, que tenemos disponible en Academia, titulado EL TRASFONDO MÍTICO DE LA SIBILA Y SUS METAMORFOSIS (SIGLOS IV-XIII): SANTA MARÍA DE LA MAYOR, SANT’ANGELO IN FORMIS, BELÉN Y SANTIAGO DE COMPOSTELA.



Como venimos proponiendo, la Reforma Gregoriana supuso una  exaltación de la humanidad de Cristo y la maternidad virginal de María de manera que se fue imponiendo la figura del Nacimiento, la Adoración de los Magos y la presencia alternativa de Cristo como nuevo Adán en la liturgia, que libra a la Humanidad del Pecado y la Muerte.

El Dr.Castiñeiras destaca el origen pagano-religioso de lo que pronto se convirtió en una performance en el texto que hemos citado del Iudicii signum “¿Por qué lugares como Montecassino, Belén o Santiago de Compostela se convirtieron en líderes de la emergencia monumental de este personaje mítico?” se pregunta el sabio, entre otras cuestiones, al estudiar a la sibila.

El trabajo magnífico del erudito cita una tradición de textos en rollos  ilustrados que se incorporan a los códices. En la “Ciudad de Dios” de San Agustín se dice («De la Sibila Eritrea, la cual entre todas las sibilas, se sabe que profetizó muchas cosas evidentes acerca de Jesucristo»). En el canto VI del Virgilio Vaticano se escribe I,la Sibila Cumana —que viste larga túnica y se cubre con una amplia estola que cae sobre su hombro izquierdo para enrollarse en su cintura” que nos remite a la figura esculpida en Frómista. “No es un mal destino para Virgilio a quien se consideraba al inicio de la iconografía medieval “Anima naturaliter christiana o un verdadero poeta o profeta de Cristo”. En el año 431 se había proclamado a María como Madre de Dios en el Concilio de Efeso. Son muchos siglos entre esa fecha y la iconografía de San Martín, pero los cluniacenses, como hemos visto, siguiendo a San Agustin y San Ambrosio habían encontrado en Virgilio la conexión entre ambas culturas.  En este contexto, una figuración de la Sibila en la escena de la Epifanía de Santa María la Mayor haría patente, pues, la fe de los gentiles ante el trono del Niño Dios”, que es lo que tenemos esculpido en San Martín en el siglo XI para la representación del canto de la Sibila en la inmediata Navidad o como punto culminante de la liturgia del sábado de Gloria.

Más interés, si cabe, tiene para nosotros el apartado del estudio del Dr.Castiñeras titulado La resurgencia de la Sibila en Campania: Virgilio, el Canto de la Sibila y el Exultetpues podemos cerrar el círculo en torno al desarrollo que hemos hecho de la aplicación de la liturgia en la iconografía de San Martín, aún hoy no comprendida cuando no menospreciada por las reformas y desapariciones de su imaginario pero pendiente de un estudio no interesado para establecer sin reticencias cuanto nos ha llegado hoy.

Más adelante (pag.187) el Dr.Castiñeiras tras recordar el canto de la Sibila en las liturgias de la Navidad  acompañado de notación musical, como estudió Dorothy Glass, el autor matiza que “el Canto podía, por lo tanto, ser interpretado durante la Pascua, y, en concreto, durante las celebraciones nocturnas del Sábado Santo lo que nos conecta con el resto del programa iconográfico de la nave central de San Martín de Frómista. La Epifanía de San Martín remata el ciclo completo iniciado en el crucero donde Cristo es presentando como nuevo Adán (nada que ver con el Pecado Original y la Expulsión  como hemos explicado) y la liturgia del Exultet  en esa noche,  para alcanzar la “exultación” ante la Resurrección del Hijo de Dios.

Siempre tendremos en contra la ausencia de documentación y de referencias que no sean los propios capiteles de San Martín que nos explican unas ceremonias que solo se entienden si unimos la escultura con la liturgia. Dice Castiñeiras: en el caso de Montecassino, Sant’Angelo in Formis y de las diócesis campanas, su interpretación durante la Pascua comportaría una estrechísima relación entre la Canto de la Sibila y el del Exultet. No por casualidad, en el introito del Ordo Prophetarum de San Marcial de Limoges, el cantor, en un verso dirigido a los paganos, les invita, de manera explícita, a ahuyentar la oscuridad (pellite caliginem). ¿Un eco quizás del canto del Exultet, el cual se iniciaba con una mención a la creación de la luz —totius orbis se sentiat amisisse caliginem (‘se sienta de ser liberada de las tinieblas en toda su extensión’), como metáfora de la alegría de la tierra por la resurrección de Cristo?

Ya hemos relacionado la escultura de Frómista con momentos de la liturgia de la Pascua en capítulos pasados, como la presencia de Tellus que asignamos a una de sus figuras en los capiteles.

¿Pudiera ser la pagana diosa Tellus a la que alude Virgilio en su poesía la representada en los capiteles de Frómista frente al ciclo del Exuiltet?

Pero aún hay más datos. La presencia de los Cruzados en Tierra Santa llevando iconografía que había nacido en Europa permite al Dr.Castiñeiras estudiar un mosaico en la iglesia de la Natividad de Belén, varios decenios después de lo que proponemos. “Los cruzados fueron capaces de trasladar a Tierra Santa los ritos de la liturgia latina, en concreto, los usos galo-romanos” y precisamente eso es lo que estamos comprobando en Frómista. En esta dirección se puede leer una explicación sobre ese mosaico desaparecido:

https://www.saxum.org/es/los-reyes-magos-en-la-basilica-de-la-natividad-de-belen/

Es notable la diferencia de utilidad de esas representaciones sibilinas: en San Martín aparece ratificando el vaticinio de la llegada de un Niño rey que superará todo lo adorado hasta entonces, ensalzando su concepción virginal,  mientras en otros lugares (especialmente por el Ordo Prophetarum) como en Santiago aparecen como apoyo del espectáculo ante el canto del final de los tiempos. Lo que parece claro es que tenemos que buscar una motivación en base a los cambios de la Reforma en la iconografía a partir del siglo XI, caso del drama litúrgico que se representaría (de nuevo sin documentos de archivo, pero con evidentes imágenes, como el que vemos en Piasca ya en el siglo XII en el capitel de la Epifanía donde hasta vemos desvestirse de los trajes ceremoniales a los protagonistas, una vez terminada la liturgia, inspirado en imágenes del Beato de Liébana.

Terminamos el estudio del gran artículo de Castiñeiras “:  Por otra parte, tal y como ha demostrado recientemente I. Cervelli, en la tradición medieval hubo una tendencia a identificar o confundir la reina de Saba con la Sibila Tiburtina, pues esta última, antes de llegar a Roma, habría estado en Jerusalén. Así, Philippe de Thaon, en su Livre de Sibile (vv. 45-54), se refiere a la Sibila Tiburtina como la reina que tuvo su disputa con el rey Salomón, a quien puso a prueba a través de una serie de enigmas", como hemos visto en Orense.

Y termina “Ahora bien, las recientes apostillas de Valdez del Álamo llaman también la atención sobre la columna con el Árbol de Jesé que conforma el parteluz del arco central del Pórtico de la Gloria  Allí, acompañando la figura de la Virgen María se encuentran dos figuras femeninas arrodilladas, habitualmente identificadas como las parteras de la Virgen, pero que podrían ser perfectamente la figuración de dos sibilas.

Imagen recortada del parteluz de Santiago donde aparece Maria con 
una mujer a cada lado, que velan sus manos pero no sus cabezas
  
 Más nos ayudarán las siempre valiosas fotos de Omedes, en las que insistimos las damas llevan solo veladas las manos. Eso apuntaría, si fuera una sola, a una partera, pero dos, y a ese nivel de importancia y sin velo en la cabeza, hace dudar si son sibilas; no hay más que ver cómo aparecen  cubiertas las sibilas de cuerpo entero del entorno, abajo entre los profetas, pero ese debate no toca ahora.

Simplemente disfrutemos de la belleza abrumadora de las tallas (y de las fotos de Omedes)


http://www.arquivoltas.com/21-lacoruna/01-Santiago-14.htm



                                                            


                                                            


 


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