DAMAS BULLICIOSAS

 

En nuestra última entrada sobre el alero de San Martín de Artaiz en Navarra, hemos destacado un detalle muy significativo: el trifronte que aparece adornado con una bulla al cuello junto a una metopa donde un obispo bendice, báculo en mano, de manera llamativa. La monstruosidad de la figura femenina adornada con la bulla enfatizan el sentido apotropaico del canecillo.

Trifronte femenino de Artaiz portando una bulla al cuello


Me preguntan sobre el significado y utilidad de la bulla, que viene de tiempos romanos y probablemente etruscos, (en la prehistoria eran simples cuentas de collares de piedras llamativas o piezas marinas por su exotismo) y recuerdo que tratamos ese tema en el foro de AdR pero no nos importa volver a ello, porque es uno de los elementos apotropaicos más populares y de extensión por todas las culturas. La bulla era un contenedor pequeño del tamaño entre una nuez y un huevo que se colgaba al cuello especialmente de niños y mujeres, los más fácilmente dañables por el mal de ojo. Realmente el objeto trataba de adoptar la forma y aspecto de un gran ojo. En su interior se  colocaban pequeños objetos protectores que, al moverse, producían ruido (bulla) que espantaban a los malos espíritus o aojadores. Se atraía la mirada malévola hacia eso que sonaba y se dejaban en paz los ojos y el cuerpo del infante. No olvidemos que, según cuentan los antropólogos, era costumbre habitual en todo el entorno del Mediterráneo dejar jugar a los niños en la calle cuanto más sucios mejor (no hay que esforzarse mucho en ello) con el fin de que su belleza y limpieza no atrajera la mirada de cualquier aojador que pasara. Se trata de pasar inadvertido. Ese era el problema de las iglesias: eran y son los edificios más bellos del entorno en el que están situados y atraen la mirada. Más aún si su entorno está rodeado de difuntos.

Niño romano de un sarcófago con una bulla al cuello (wiki)


Las bullas eran de cuero o tela para los menos pudientes y de metal para los ricos. Contenían desde trozos de cordón umbilical (muy eficaces porque es la vida en su más básica expresión) hasta dados, pequeños trozos de papiro con algo escrito (los cristianos, algo de los Evangelios), adivinanzas, nudos de Salomón, trozos de azabache, pedazos de coral rojo, etc. Que hicieran ruido y tuvieran propiedad protectora. Cuanto más indescifrable fuera lo escrito, más eficaz porque el diablo tratará de averiguar su contenido y así no actúa. Aún nos pasa con las camisetas, que nos parecen menos valiosas si el slogan que llevan escrito lo entendemos a la primera. Algo similar se hacía con los animales: el cascabel del gato dicen que es para asustar a los ratones, tontería que supone dejar sin comida a los felinos; realmente se trata de ahuyentar los malos espíritus, a veces en forma de sosias: el diablo se viste de gato en algunas ocasiones. Así se ponen cascabeles a los caballos, animales caros y muy apreciados, y se les adorna la cola con vistosos nudos y cintas. Muchos enterramientos muestran al difunto que aparece con una cuerda con un nudo por cinturón. No significa que eran muy pobres, sino que es preciso poner nudos a los difuntos para su protección: el diablo se emperrará en deshacer el nudo (siempre creyendo ser más hábil que los humanos) y no se llevará su alma y su cuerpo. Pensamos que el trifronte de Artaiz sea probablemente una mujer. Monstruosa, con tres caras, pero femenina. Se puede distinguir claramente la cinta que sujeta su bulla. Ponerse un escapulario de la Virgen supera esas supersticiones, faltaría más.

Dama de Elche con voluminosas bullas, cascabeles y
 objetos sonoros (MAN) (wiki)


Vengo de ver la exposición en el Centro Botín de Santander de la muestra donde se relaciona el trabajo de Picasso inspirado en la colección de figuras iberas de los diversos museos hispanos. Allí está la reproducción de la Dama de Elche, cargada de bullas y sonajeros de modo que aunque no caminara, simplemente el movimiento de su cabeza provocaría ruido suficiente para tenerla protegida. Deberíamos acostumbrarnos a descubrir en muchas figuras prehistóricas pequeñas piezas colgadas al cuello que cumplían esa misión. Ya lo hemos visto en la dama de los dados en Civray y también en Toulouse porque los constructores de estos templos románicos también usaban esos motivos con fines protectores, leve muestra de paganismo que era consentida por los religiosos porque al final tenían una buena intención: ahuyentar al diablo.

Dama de los dados de Civray (foto Joel Jalladeau de http://jalladeauj.fr)



En el blog al que nos referimos a continuación hay muy valiosos estudios y especialmente sobre las bullas, trabajado magníficamente por Angel Gómez-Morán, un arqueólogo de mente abierta.

http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2015/03/indice-de-articulos.html

En la entrada concreta de 22 de abril de 2012 estudia su origen egipcio y cómo fue pronto adoptada por la cultura romana. Aunque pensamos que muchos de los collares y “adornos” encontrados en enterramientos prehistóricos tenían esa misión. En nuestros museos, además de abundantes bullas romanas, tenemos excelentes esculturas portadoras de bullas, como la Dama de Elche, que hemos visto.

Pero lo sorprendente –al menos para este curioso buscador- es que hay otra dama, también famosa pero un poco menos, que es la dama de Baza. Si vemos la fotografía que aporta el MAN nos encontramos que la diosa (o matrona divinizada) aparece envuelta por un manto bellamente tallado. Y el motivo decorativo de ese manto protector es el taqueado jaqués. En una talla del siglo IV a.C.

Dama de Baza en el MAN (wiki)
      
Detalle de la dama de Baza con bullas, pendientes sonoros,collares y taqueado protector. MAN


No es difícil entender que manto y decoración envolviendo a la Dama tenían un sentido protector. No nos atrevemos a dar el salto hasta el arte románico para proponer que ese dibujo (aquí sólo pintado; en el románico, la mayoría de las veces, esculpido) pudiera aportar un sentido apotropaico a lo que envolviera. Y siempre con el mismo rojo ocre que debe ser tan eficaz, tanto como para usarlo para pintar las cruces de consagración. Ese color rojo evoca (para el judaismo) la sangre con la que los hebreos marcaron sus dinteles para evitar la acción del ángel exterminador en las plagas de Egipto, según algunos investigadores. 

Recientemente tratamos un trabajo delDr. Debiais que explicaba cómo oraciones esculpidas todo alrededor del templo, en la fachada exterior, pudiera tener un sentido protector, marcaba el recinto preservado de la actividad de los malos espíritus.

Disponemos de una tesis doctoral de la investigadora Ilaria Sgrigna (1) dedicada exclusivamente a la decoración del taqueado jaqués o billetes, que debiera aportarnos algo en el sentido apotropaico que buscamos, y aunque no lo presenta así (incluso contemplando la decoración con dientes de sierra) parece que no deja de verlo como elemento decorativo, sin otra función más trascendente, incluso como resultado de una degeneración en los elementos decorativos clásicos.No es plausible extraer la idea de que esta decoración fue elegida deliberadamente entre las demás posibilidades decorativas por conllevar alguna connotación simbólica o ritual",  concluye.

A nosotros nos supone al menos un interrogante la abrumadora presencia de esa “decoración” en cientos de templos cristianos de los siglos XI y XII, especialmente, pero no en exclusiva, a lo largo del camino de Santiago. Dice la Dra. Sgrigna : Una de las principales conclusiones de la presente tesis doctoral enfatiza el ajedrezado como decoración que predomina sobre cualquier otra por su repetitividad, abundancia y constante presencia en gran parte de los templos románicos de Europa centro-occidental, extendiéndose más allá de barreras geográficas o límites político-territoriales”. Pues eso debería hacernos reflexionar. ¿Para qué se ponían y se repetían?

También el hecho de reconocer varios focos de irradiación de este motivo ornamental debe hacer concluir que hay algo más que una copia de ornato y sí una intención al incluir ese concreto tema. Una de las características de cualquier acción protectora es la reiteración. Por eso se repite constantemente las jaculatorias, letanías, oraciones y cánticos. 

Dama de la bulla en St.Sernin de Toulouse


Jaca, Frómista, León y Santiago son cuatro puntos donde se utiliza el taqueado hasta la extenuación. No debe ser una moda. San Sernin de Toulouse se propone como origen y ese templo está pleno de referencias a la escultura clásica. En los marfiles de San Isidoro hace tiempo hemos mostrado la imagen de  un apóstol haciendo con la mano un gesto apotropaico (mano cornuta) enmarcado en un arco de herradura tallado con tacos. Es el mismo gesto que hace Melquisedec en Rávena, siglo VI. Este ejemplo es estudiado por la investigadora, pero parece haber encontrado tan “normal” el gesto apotropaico del apóstol, que no lo comenta :

Tesoro S.Isidoro León. En la arqueta de los santos Bautista y Pelayo resultan particularmente interesantes dos plaquitas que presentan una decoración geométrica constituida por tres filas de tacos que, al parecer, “es la primera vez que se encuentran en el románico español”. Dichos elementos geométricos se disponen exactamente como en la decoración en ajedrezado presente en los portales románicos. El paralelismo con la escultura es evidente y, a diferencia de lo que ocurre en los manuscritos, los elementos decorativos inseridos en la estructura arquitectónica se presentan en bajorrelieve constituyendo el verdadero antecedente de la tradición decorativa románica objeto del presente estudio.

 

Evangelista con la mano en gesto apotropaico



Apunta Sgrigna un posible origen de esa decoración: En la zona occidental, cabe mencionar los frescos etruscos de las tumbas de Tuscania (hacia el VI-V siglo a.C.): deudoras de la cultura figurativa helénica, algunas de ellas (las tumbas “dei Leopardi”, presentan decoraciones realizadas con colores muy vivos y de efecto muy plano entre las cuáles se halla el ajedrezado, situado en las techumbres de las tumbas “a  camera”.

Tumba de los leopardos (wiki)

 

                                                                                            Arqueta del Tesoro de S.Isidoro de León

Finalmente, ya en nuestra era, destacan los frescos de la pequeña capilla de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo, hacia el siglo VI)”.

Decoración con taqueado que protege el relato de Sta.Cristina de Bóveda (foto Sta.Mª.la Real)
            (https://www.canalpatrimonio.com/agua-ritos-secretos-santa-eulalia-de-boveda-lugo/)

Respecto al ámbito románico, “Bango Torviso supone que los primeros ejemplos de billetes se pueden encontrar en ámbito español y precisamente en la iglesia asturiana deSan Pedro de Teverga, cuya consagración es tradicionalmente fijada al 1023

Murciélagos durmiendo en la bóveda de Teverga

Taqueado sobre el recinto de Teverga con capitel apotropaico


Animal mostrando la lengua en el interior de Teverga



Escultura de murciélago en el interior de Teverga



Entendemos que la decoración de tacos o ajedrezada puede vincularse, como hemos señalado, al deseo de protección de un recinto, de alejar al diablo del lugar marcado. Ese entramado de tacos (en ocasiones, en vez de cuadrados, vemos rombos) parece sugerir una malla en la que la alternancia de relieve (positivo y negativo, on y off) impiden el paso de los espíritus malignos.


En Teverga abundan animales con cuernos.
La cabeza tonsurada también aleja al diablo

Momias protegidas en Teverga


Una breve búsqueda de la relación del ajedrez con el diablo (materia en la que la Dra. Aragonés tendrá mucho que contar) nos lleva a informaciones tan curiosas como la que señalamos. https://periodistas-es.com/ajedrez-usado-contra-el-diablo-118004

El protagonismo del clásico film de Bergman “El séptimo sello” lo lleva un tablero de ajedrez sobre el que juegan su partida el caballero y la muerte, tal como muestra la investigadora navarra en su libro por internet “Y líbranos del mal”.

Pintura medieval que inspiró a Bergman


La conclusión de que “el románico nació copiando” (Moralejo) no hace más que apoyar esta humilde propuesta de que la utilidad apotropaica del taqueado (evidentemente antes del jaqués) que protege a la dama de Baza (las otras han podido perderlo, aunque alguna tiene esculpidos dientes de sierra como pliegues del manto) fue ampliamente utilizado para decorar protegiendo los templos románicos. Como en otros muchos casos –lo hemos propuesto sobre los capiteles de porteadores- el motivo original ha ido perdiendo su utilidad y ha ido derivando en la finalidad decorativa por encima de la protectora, aunque la inercia de su uso ha tranquilizado a los usuarios al ver lo mismo de otros templos más valiosos. “La recuperación del contexto histórico se realizará en detrimento de la comprensión de las originarias funciones del objeto, desembocando en inevitables y contundentes cambios de significado, señala la autora.


Crismón de Centenero rodeado de taqueado (www.claustro.com)

En una reciente conferencia sobre los crismones pirenaicos, el Dr. Olañeta mostraba algunos enmarcados entre tacos o billetes, lo que, a nuestro entender, configura una fusión de los dos elementos primordiales de protección del templo, aparte de la iconografía obscena: el taqueado y el crismón. En el inventario de su web aparecen fotos de crismones localizados entre sillares que tienen tallados nudos de Salomón, entrelazos y otros tipos de “enredos” dispuestos en las fachadas para proteger el recinto. Es el caso de Barós. En otros templos, como en Centenero, vemos los billetes junto al crismón. Pensamos que hasta cuando algún vecino se ha llevado el crismón para ponerlo junto a su ventana no estaba más que obedeciendo a su intuición de que aquel signo evitaba males.

el crismón como una pieza apotropaica más en Barós (Huesca)
(de la web www.claustro.com)


Podemos verlo sobredimensionado en Santa Marta de Tera, con canecillos provocativos apoyados en unos muros totalmente enmarcados por el taqueado y sembrado de sepulturas a sus pies. Y la investigadora estudia especialmente Iguácel por su posible primacía sobre Jaca.

Santa Marta de Tera con fajas de taqueado sobre el cementerio


La aparición de este ornamento incluso en algunos cimacios románicos (Frómista) no despeja la posibilidad de que hubiera una intención protectora, ya que sabemos que muchos cimacios aclaran el sentido del relato del capitel. “si se aísla el ornamento de su  contexto éste pierde “sa signification plastique”, esto es, su justificación en el conjunto”, dice la ponente citando a Baltrusaitis y a Focillon.

Considerar el capitel de la Orestiada como una representación del sacrificio de Isaac no empaña el gran trabajo de clasificación del tema elegido por la investigadora, que realiza una aportación muy valiosa.

¿Han podido ser los sepulcros románicos los primeros en esculpir ese taqueado protector que luego se ha incorporado a muros, ventanas, cornisas e incluso capiteles del románico? Y dando un paso más en la audacia: ¿la alternancia de colores en los sillares de fachadas y arcos (Vezelay, Toulouse, etc)  tiene un sentido más allá de la mera decoración o se ha querido hacer con el color el mismo juego que se hace con el taqueado, de manera que con ello se “despiste” al diablo en su intento de acceder al templo?

Puerta de los Condes de St.Sernin de Toulouse con taqueado y canecillos obscenos y animales


El empleo de motivos profanos junto con elementos cristianos para lograr una mayor eficacia no está desterrado de la intención protectora de las personas, aún hoy en día. En ese sentido entendemos que funcionan los “amuletos” protectores que rematan los muros de los templos cristianos. 

En el curso Ars Medievalis de 2017 de la Fundación que patrocina este blog “Lo profano en el arte sagrado medieval” publicado en el nº 33 del Codex Aqvilarensis se incluye un artículo del Dr. Deniz Sever Georgousakis que trata de “Profane and Sacred in private: Images and inscriptions on late Antique and Middle Byzantine Amulets” en el que unos pequeños amuletos como monedas de cuero bizantinos llevan oraciones y signos inscritos para alejar el mal en los que no se puede separar lo religioso de lo pagano, salvo la intención de sus usarios para lograr una mayor eficacia para sanar o estar protegidos. “La cronología de estos objetos demuestra que ciertas imágenes y palabras que la Iglesia consideraba profanas sobrevivieron durante siglos y alcanzaron una presencia elocuente en objetos personales, en los que las declaraciones paganas se prodigaron junto a expresiones cristianas. Este fenómeno seguramente está enraizado en la emoción humana básica del miedo y la necesidad de protección”, dice el resumen. Nosotros creemos que la parte “pública” de esos elementos profilácticos contra el mal han pervivido en los canes y la decoración repetitiva de los templos cristianos.

“A pesar de la oposición de la Iglesia, el uso de ciertos objetos e imágenes continuó en el periodo bizantino durante siglos, indicando una variedad de usos en la sociedad bizantina. Los usuarios de amuletos pudieran no haber considerado necesariamente ciertas imágenes de amuletos como sagradas, pero es cierto que tampoco las consideraban como malignas. De hecho, los usuarios creían en su poder y naturaleza protectora. La existencia de amuletos de la Antigüedad tardía combinados con imaginería cristiana  e inscripciones mágicas bíblicas, como los amuletos hystera de los siglos X al XII portando imágenes mágicas con citas de las Sagradas Escrituras atestiguan este fenómeno social”.

Y así estudia una figura ecuestre de caballero victorioso como una de las más exitosas en la Edad Media, que llega a nuestros días como modelo de la victoria del bien sobre el mal. Los atributos del guerrero, como serpientes y cruces lo acercan a la finalidad de su uso para protegerse de la enfermedad y del mal, inicialmente Asclepio, y que en virtud de esa síntesis por encima de creencias acaba cristianizado más tarde en las figuras de Cosme y Damián. “Este objeto también demuestra que las imágenes eran consideradas sagradas o profanas dependiendo del tiempo y el espacio en que eran usadas”. Por ello estudia otro medallón con la imagen del sello de Salomón y un jinete (en este caso San Miguel, quien fue el encargado de entregar el sello en forma de anillo a Salomón por encargo divino). Las inscripciones adjuntas a esas figuras aluden a su finalidad: curar los males estomacales, para lo que aparece también un ibis, que forma parte del imaginario apotropaico para luchar contra el mal de ojo. Más tarde el autor analiza la relación de esa protección con la del útero femenino, puesto que en muchos casos se trataba de proteger los embarazos y problemas derivados.

Las inscripciones de esas medallas son también insertadas en las puertas de las casas y pasaban de ser de uso personal a familiar, y con frecuencia en enterramientos. “Parece que la gente quería la protección de Dios no solo en sus personas, como ilustran los amuletos, sino también en sus  casas e incluso en su lugar de descanso eterno". Las inscripciones rogando a Dios protección contra las tentaciones y el mal las mantenemos en la oración cristiana más utilizada, en la que, como hemos señalado más veces, invocamos a un dios poderoso, lo alabamos, nos sometemos, para luego “entrar en materia” pidiendo que no nos falte comida, que nos perdone si le hemos ofendido, para rematar pidiendo protección contra “el mal”. Amén.

 (1)  ”Los repertorios decorativos en la escultura medieval: el ajedrezado como instrumento para la definición de una geografía artística en el marco del románico europeo”, de Ilaria Sgrigna, dirigida por la Dra.Guardia Pons, de la Universidad  de Barcelona.

 

 

Comentarios

  1. Entre los muchos ejemplos de crismones acompañados de signos apotropaicos y enmarcados por taqueado jaqués figuran las que hemos citado del Valle de Arán a las que podemos añadir:
    Escunhau http://www.claustro.com/Crismones/Webpages/Catalogo_crismon.htm
    y Bossots http://www.claustro.com/Crismones/Webpages/Catalogo_crismon.htm
    del amplísimo catálogo de J.A.Olañeta.

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